El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene muy claro lo que representa el periódico Reforma: “Además de boletín del conservadurismo” que está en contra de los grupos y sectores progresistas, “es un pasquín inmundo que se dedica a atacar sin fundamento”.
Asimismo, el primer mandatario lamenta que este periódico ataque a las familias: “Se meten con la familia, con los hijos, y yo nunca me he metido con la familia de Alejandro Junco. Pero sí considero que es un pasquín inmundo, abominable del conservadurismo, el más nefasto y corrupto de los últimos tiempos”.
Además de los ataques al presidente de la República el diario Reforma ha dirigido sus calumnias hacia otros grupos o personas: recientemente lanzó una campaña en contra de Banco Azteca.
Por ello, al igual que el presidente de la República, otras personas y grupos le dicen a esa publicación y a su dueño: “¡Ya basta de calumnias y de esconderse en la libertad de expresión para desinformar y distorsionar los hechos!”
En cambio, muchos consideran que el dueño de Reforma, Alejandro Junco de la Vega, debería contar a sus lectores cómo despojó a su propio padre, don Rodolfo Junco, del periódico El Norte.
Otra historia que Alejandro Junco de la Vega debería relatar es que su hija Rosa Laura fue acusada de “enganchar” jovencitas para satisfacer las perversiones sexuales del líder de la secta NXIVM, Keith Raniere.
De dichos casos existen testimonios públicos e incluso denuncias penales. De sus difamaciones, nada. Y justo por ello la opinión pública afirma: “Reforma miente”.
Despojo
Difamar, mentir, manipular y desinformar es fácil y lucrativo para los oscuros intereses que se protegen, pero dar explicaciones sobre actos reprobables y presumiblemente ilegales no lo es.
Justo por eso Vértigo entrevistó en su momento a don Rodolfo Junco de la Vega (fallecido en el otoño de 2020), padre del dueño de Reforma, quien relató la manera en la que sus hijos lo despojaron del periódico El Norte de Monterrey: “Un buen día me hablan de San Antonio para decirme que había un contrato que tenía que firmar al día siguiente, que era imperativo que estuviera ahí. Despegamos de Monterrey rumbo a San Antonio para firmar”.
Al día siguiente, “de regreso en Monterrey, el licenciado Abelardo A. Leal me habló y dijo: ‘Señor, le sacaron todas las acciones de las cajas fuertes de la empresa’. Colgué el teléfono con Abelardo y recibí la llamada de Enrique Gómez Junco (que trabajaba en el diario El Norte), quien me preguntó: ‘¿Sabes lo que aconteció?’ Sí, le dije, me acaba de hablar el licenciado Abelardo”.
Recordó que Gómez Junco también le dijo: “Yo me encontré con este muchachito, tu hijo mayor, en el elevador, festejando que ya te habían...”
Así continuó el relato de don Rodolfo Junco de la Vega en aquella entrevista: “En vista de todo esto decido volver a Monterrey a recoger ropa a la casa donde había vivido y para esto le pedí a Enrique Gómez Junco, que todavía trabaja en el periódico, que me hiciera favor de acompañarme. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vamos entrando en la casa de 126 Poniente y vemos que estaba saqueada. Tiraron cortinas, había fotografías de su madre y mías, de ellos, tiradas por todas partes. No había muebles: llamaron a un cerrajero, abrieron la caja fuerte, sacaron las alhajas, cosas que había ahí, en fin, fue un golpe para mí muy duro. Nunca me hubiera esperado que mis hijos me hicieran eso”.
Don Rodolfo agregó que “hay un dicho que dice: cría cuervos y te sacarán los ojos. Y ese dicho se convirtió en realidad”.
Experiencia en calumniar
Como bien lo señaló el presidente López Obrador, así como otras de sus víctimas, el dueño del periódico Reforma se dedica a calumniar y mentir.
En aquella entrevista con este semanario don Rodolfo Junco de la Vega también nos relató la manera en que sus hijos mentían: “Desde 1960 existía una escuela de periodismo en los periódicos y ahora el nuevo presidente dice que él la fundó en 1970. De un plumazo trataron de borrar 31 años de esfuerzos que dediqué a los periódicos”.
—¿Qué diferencias encuentra entre el periodismo que practicaron su padre, su abuelo y usted mismo, y el periodismo que practican sus hijos Alejandro y Rodolfo?
—En muchas cosas no estoy de acuerdo. Siempre sostuve en aquella época que nuestro deber y obligación era informar, no casarnos con un partido político o el otro. Inclusive en las páginas editoriales, si el editorialista era gente del periódico no le daba derecho a apoyar a uno u otro partido, a menos que lo firmara. El periódico no tenía en sí, para cuestiones políticas, una opinión: esa la tenían los individuos.
Por otro lado, recordó que fue sujeto de una campaña de desprestigio por parte de sus hijos: “No nada más han mentido: se me ha calumniado. Han calumniado a mi esposa, se han fabricado tantas falsedades, ya sean impresas o por internet, que no cabe en una gente con la mente sana comprender cómo se puede llegar a tal bajeza”.
Y las “bajezas”’ fueron más lejos, recordó entonces el finado don Rodolfo: “Un buen día dejaron de depositar en el banco la pensión que se me había otorgado en el arreglo que firmamos el 17 de marzo de 1973. Le dirigí una carta a Alejandro, advirtiéndole que si incumplían con lo pactado me vería obligado a recurrir al sistema legal. Cuando intercepté a María Teresa —su hija— yo sabía que iba a haber consecuencias, pero nunca creí que la venganza de parte de ellos llegara a esas alturas”.
Pasaron unos cuantos días: “Héctor M. Ortiz, alto funcionario de Frost Bank, llama a mi oficina en San Antonio y me dice que tiene urgencia de verme. Acudí a su oficina y me dice: ‘Acabo de recibir una llamada de Alejandro, quien dice además que no reconoce el adeudo que ellos asumieron en el arreglo de 1973’”.
La secta
El 8 de abril de 2021 el periódico La Jornada, a través de su editorial Rayuela, retó al diario Reforma a informar sobre la secta NXIVM.
De acuerdo con información publicada por diversos medios la hija del dueño del Reforma, Rosa Laura Junco, se encontraba vinculada a ella.
Se publicó además que Rosa Laura era de las personas que “formaban parte del círculo cercano al líder de NXIVM, Keith Raniere”.
Dicha secta cobró relevancia luego de que varios de sus integrantes decidieron abandonar la organización y comenzaron a relatar cómo se obligaba a las mujeres a fuertes dietas, además de ser abusadas, sometidas y hasta marcadas con hierros calientes.
En mayo de 2019 Keith Raniere fue declarado culpable en una corte de Estados Unidos por los delitos de extorsión, tráfico sexual, pornografía infantil y explotación sexual de un menor.
Al respecto, en el referido editorial de La Jornada, Rayuela, se hizo alusión de forma sarcástica a que en el periódico Reforma “tienen información exclusiva” respecto de la secta.
Este mensaje editorial se divulgó después de que Reforma publicó un texto titulado: “Paga la 4T a La Jornada 440 millones de pesos”.
Lo que es un hecho es que durante el juicio contra Keith Raniere realizado en la corte federal del distrito este de Nueva York se exhibió un correo electrónico de Rosa Laura Junco para Keith Raniere, en el que le ofrece a su hija de 15 años al líder del culto, para que fuera su “sucesora virgen”.
Asimismo, durante el juicio se conoció el testimonio de Lauren Salzman, una de las encargadas de reclutar “100 esclavas”. Ella reveló que la hija de Alejandro Junco compró una casa en Halfmoon, suburbio de Albany, en el estado de Nueva York, el cual tenía el estatus de “sorority house”, es decir, “residencia exclusiva para mujeres”.
La panza del Fobaproa
El periódico Reforma se ha convertido hoy en un instrumento de poder, un instrumento de extorsión, que utiliza Alejandro Junco de la Vega como manto de impunidad y protección. Son muchos los casos —todos analizados en diversos círculos periodísticos— que dan cuenta de los actos de presión, chantaje y manipulación en los que ha incurrido Alejandro Junco de la Vega y que han terminado por trastocar severamente la credibilidad de su diario.
Una de estas historias —que ha sido debidamente documentada en diversos medios— fue el beneficio ilegal e inmoral que Alejandro Junco de la Vega obtuvo como parte del escandaloso fraude financiero llamado Fobaproa.
En efecto, Junco de la Vega, siendo consejero de la extinta Banca Confía, recibió 15.7 millones de pesos de dicha institución bancaria, crédito clasificado como “no autorizado” por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Debe recordarse que Banca Confía fue intervenida por el gobierno en 1998 debido a que fue en ese banco donde se fraguó una de las operaciones fraudulentas más escandalosas de la década pasada.
Como es sabido, el banco fue declarado en quiebra y, en consecuencia, absorbido por el Fobaproa, incluyendo por supuesto los créditos irregulares otorgados a sus consejeros, entre quienes se encontraban los hermanos Junco de la Vega.
Posteriormente vino su adquisición por parte de Citigroup, como queriendo con ello sentenciar el cierre de un capítulo que debió permanecer abierto, por salud pública, a fin de que saliera a flote toda la verdad. Y quienes podrían desempeñar un papel central en el logro de este propósito fueron, precisamente, los medios de comunicación.
No deja de ser paradójico por ello que Reforma, en su calidad de tal, lejos de comprometerse con la objetividad y la transparencia buscara a toda costa dar carpetazo final a este caso.
¡Ya basta!
Durante más de dos décadas el periódico Reforma y su dueño Alejandro Junco de la Vega se han visto envueltos en escándalos que algunas veces tienen que ver con su falta de ética profesional en el periodismo que practican al difundir información imprecisa o francamente falsa, mientras que en otras ocasiones se le relaciona con fraudes financieros.
Hoy se denuncia que lo mismo difama y calumnia e intenta destruir al presidente de la República, que a grupos o personajes de la vida pública.
Por el contrario, calla en temas que impactaron a la opinión pública, como por ejemplo, la historia de cómo Alejandro Junco despojó a su padre del periódico El Norte, ni tampoco informa sobre las acusaciones en contra de su hija Rosa Laura en el sentido de que “enganchaba” jovencitas para reclutarlas en la secta NXIVM de Keith Raniere.
Así va Alejandro Junco de la Vega por la vida: difamando con total impunidad. Pero hoy, al igual que ha sucedido antes, las víctimas de su deleznable periodismo le dicen al periódico Reforma: ¡Ya basta de mentir!