LA ONU SE RÍE DE TRUMP

Consenso generalizado: defender y sostener el multilateralismo a costa de lo que sea.

Redacción
Laura Jarriel
UN

No son pocos los líderes del mundo que han dejado sentir su profunda preocupación respecto del derrotero que van tomando las actuales relaciones internacionales y así lo dejaron sentir en la 73 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que se acerca a sus tres cuartos de siglo de existencia con la paz global prendida con alfileres en más de una ocasión.

A la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, asistieron 193 delegaciones (no todas con sus respectivos líderes) para compartir su visión acerca de la amplia diversidad de desafíos presentes. Llamaron la atención tanto la ausencia del presidente chino Xi Jinping, como la del mandatario ruso Vladimir Putin.

Dos ausencias que dieron mucho de qué hablar por los más recientes roces entre EU y China debido a la batahola de aranceles comerciales en los últimos seis meses y que la Casa Blanca reparte como naipes contra las importaciones chinas.

Ha contribuido al malestar con los chinos que previo a la inauguración de los trabajos anuales en la ONU (del 25 septiembre al 1 de octubre) el Pentágono anunció una nueva venta de armamento militar a la isla de Taiwán por una factura de 330 millones de dólares para adquirir aviones Fighters F-5, F-16 y C-130. Se trata de la segunda venta de armamento a Taiwán desde que Donald Trump asumió la Presidencia de EU y que viola las peticiones de Beijing de “respeto a una sola China”.

Tampoco los rusos están contentos. Desde la reunión de Helsinki el 16 de julio pasado quedó patente el nulo feeling entre Trump y Putin. El líder del Kremlin no se fía de la palabra del pelirrubio, quien ya en dos ocasiones este año ha ordenado al Departamento del Tesoro anunciar sanciones contra Rusia: en marzo, bajo la justificación de intento de manipulación electoral, se sancionó a cinco entidades y a 19 personas, congelando el acceso a sus propiedades y cuentas en EU; después, en agosto, por el caso del envenenamiento con Novichok en Salisbury en el que Reino Unido acusó a dos supuestos espías rusos, la Unión Americana prohibió exportar material sensible para la seguridad y amagó con vetar los vuelos de Rusia a territorio norteamericano.

Visiones

A la más reciente cumbre de la ONU se llegó por primera vez con un consenso generalizado: defender y sostener el multilateralismo a costa de lo que sea como impronta para luchar “contra el caos” y el diálogo como voluntad de entendimiento entre las partes.

Solo el anfitrión esgrimió su visión unilateral como respeto a “su soberanía”. Fue un todos contra Trump, quien subió al atril con su corbata roja fetiche para los grandes encuentros… para que le dé valor.

“Hace un año ante ustedes por vez primera hablé de las amenazas que sufre nuestro mundo; puedo decir ahora que hemos hecho progresos extraordinarios”, dijo sobrado de aliento.

Añadió categórico: “En mi país en menos de dos años hemos logrado más que cualquier otra administración anterior”, palabras a las que el pleno respondió con una sonora carcajada: “No esperaba esta reacción, pero está bien”, expresó Trump del color de su corbata.

Las risotadas no fueron gratuitas: todos conocen su falta de seriedad para los consensos internacionales, el respeto al orden institucional y a los acuerdos multilaterales.

Como buen mercader de ilusiones el presidente estadunidense vendió a la Asamblea los elevados progresos económicos de su país “de casi tres trillones de dólares, con reformas aprobadas, una mayor fortaleza y menos desempleo”, que hacen una nación más rica y más fuerte, y en la que además “ya iniciamos la construcción del muro fronterizo”.

La posición de EU en el entramado internacional sigue orbitando bajo su visión unicelular del America first en la que primero está “nuestra soberanía”.

Es decir, el patriotismo por encima de la globalización, sin obviar sus intenciones por derruir absolutamente todo el entramado de las relaciones internacionales junto con sus organizaciones y organismos para reedificarlo andamio por andamio al gusto del inquilino de la Casa Blanca: “Estamos estudiando una propuesta para el futuro de las aportaciones de la ONU”.

De sus dardos envenenados, si hace un año entre ceja y ceja del magnate estaba el dictador norcoreano al que abiertamente amenazó con “destruir totalmente”, en la edición actual de la reunión de la ONU Irán sonó en cada rincón como adversario por ser “el principal patrocinador del terrorismo en el mundo”.

La “dictadura corrupta” de Irán “siembra muerte y destrucción; no respetan los límites ni las fronteras ni a sus vecinos; simplemente se llevan los recursos de sus vecinos y el pueblo iraní está horrorizado de que sus líderes se apropien de millones de dólares de su hacienda”, denunció Trump, mientras el presidente iraní, Hassan Rouhani, le escuchaba y tragaba saliva en compañía de los integrantes de su delegación.

Y regresó de nueva cuenta a su retórica de los últimos meses para justificar (lo injustificable) la salida arbitraria de EU del Acuerdo Nuclear con Irán, en el que mediaron Francia, Alemania, China, Rusia y la Unión Europea en su conjunto.

La vuelta a las sanciones económicas, financieras y diplomáticas contra la nación persa busca evitar igualmente que se compre petróleo iraní; en suma, asfixiar al régimen junto con los millones de iraníes: “Es una amenaza contra Israel: no podemos permitir que haya ojivas nucleares que lleguen a cualquier parte del mundo”, agregó Trump.

También reafirmó su decisión de trasladar la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén en “reconocimiento por ser capital de Israel” y defendió que la paz entre Israel y los palestinos sucederá cuando “se termine aceptando los hechos como son” —al tiempo que las cámaras en el hemiciclo enfocaban a un envejecido e impotente Mahmud Abás.

Además de su visión unilateral tampoco obvió su política proteccionista esgrimiéndola como una necesidad para reducir su abultado déficit comercial “de más de 800 mil millones de dólares”, que para él “no es tolerable”.

Y argumentó: “Estamos renegociando acuerdos comerciales. Hemos firmado uno con México y recientemente uno con Corea del Sur… No vamos a permitir más que haya robos de propiedad intelectual y de tecnología. Nosotros perdimos tres millones de empleos desde que China ingresó a la OMC”.

México y Brasil: despedida

Este año varios latinoamericanos ocuparon importantes puestos de representación en la ONU: la ecuatoriana María Fernanda Espinosa es la presidenta de la Asamblea General y Michelle Bachelet, ex presidenta de Chile, es la Alta Comisionada para los Derechos Humanos del organismo internacional.

A cargo de la bienvenida a la reunión anual António Guterres, secretario general de la ONU, instó a los mandatarios congregados en Nueva York a construir una confianza mutua y utilizar al organismo “como plataforma para discutir nuestro futuro digital y sus riesgos”.

Reconoció que el diálogo construirá siempre puentes de entendimiento, en momentos de tantos desafíos, desde “los refugiados, la inmigración, la pobreza, la discriminación, hasta el clima y el terrorismo”.

En la inauguración de los trabajos, el día martes 25 de septiembre pasado, dos presidentes latinoamericanos todavía en funciones pero listos para dejar su cargo, como son por México Enrique Peña Nieto y por Brasil Michel Temer, tuvieron su última participación en la Asamblea.

Para el presidente Peña Nieto México está consciente de sus responsabilidades, lo que ha logrado consolidar al país “como un Estado democrático y plural”.

De los grandes retos para la comunidad internacional el mandatario mexicano abordó la búsqueda de la promoción del desarrollo sostenible, el respeto a los derechos humanos como “valores universales” para superar los desafíos de la sociedad.

“Estamos entre los diez países más poblados del mundo y dentro de las 15 economías más grandes; somos y seremos un actor global responsable; mi país ha hecho de la responsabilidad su divisa exterior; y por eso hemos establecido una arquitectura institucional para impulsar la Agenda 20-30 para el Desarrollo Sostenible”, aseveró Peña Nieto.

En su discurso, claro y sentido, el dignatario rememoró que México es una nación de respeto al derecho internacional, con vocación de paz y de suma de esfuerzos y un interlocutor siempre abierto al diálogo, pero fundamentalmente respetuoso ante el consenso global y el multilateralismo.

Prueba de ello su participación irrestricta en el Acuerdo de París, así como la búsqueda de un pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular.

“México trabajó muy de cerca con Suiza en los últimos dos años, y con otros Estados y otros organismos internacionales para establecer un principio rector de ese pacto al respeto de los derechos humanos de todos los migrantes; se presentará en Marrakech en diciembre próximo como un éxito para la gobernanza internacional para la migración”, adelantó el político.

Recordó que en años recientes la nación azteca ha contribuido en operaciones en África, Oriente Medio, América Latina y el Caribe tras un largo periodo de no participar en misiones de paz.

Dentro de las propuestas Peña Nieto llamó a los presentes a apoyar “una reforma integral del Consejo de Seguridad” que no admita nuevos integrantes permanentes y que tenga periodos de participación más largos para los no permanentes.

También propuso que la Agenda 20-30 se convierta en una guía eficaz para que “nadie se quede atrás” y fortalecer en todo el mundo el régimen de derechos humanos, “así como cumplir las resoluciones del Consejo de Seguridad para salvaguardar la paz internacional y que se pueda cumplir con la desnuclearización de la República Democrática de Corea”.

Si Trump puso sobre la mesa la palabra “soberanía” como el pretexto para su particular ostracismo, Peña Nieto aprovechó la ocasión para recalcar que en el escenario internacional hay la vuelta de tendencias que parecían superadas, como “la invocación de nacionalismos excluyentes, el proteccionismo con la erosión del multilateralismo que promueve la exclusión de las minorías y de los menos favorecidos”.

Para México, apuntó el presidente saliente, es importante creer en el multilateralismo y la cooperación internacional. “La experiencia demuestra que es la mejor manera de defender la soberanía de cada Estado”.

Otro líder que abanderó los valores universales fue el francés Emmanuel Macron; de hecho, al final de su intervención se llevó los mayores aplausos, los más sonoros en la máxima tribuna.

De buen talante y orador grandilocuente el mandatario galo se dedicó a refutar punto por punto la postura pueril de Trump, no sin advertir que “el unilateralismo nos conducirá a replegarnos y provocará conflicto de unos contra otros, luego de todos contra todos y al final los más fuertes se pelearán unos contra otros”.

No es la ley del más fuerte, comentó Macron, “la que terminará el conflicto en Siria o la situación en Irán: para eso hay un Acuerdo que firmamos en Viena en 2015; de lo que se trata es de no exacerbar las tensiones regionales: debemos buscar un gran acuerdo con diálogo en el marco del multilateralismo”.

Tampoco, agregó encendido, los desequilibrios comerciales se arreglarán con tratamientos unilaterales. Son muchos los temas que obligan al diálogo y al consenso. Hay que salir de posiciones dogmáticas. “Yo no creo en la ley del más fuerte”.

En contrapartida al speech de Trump el presidente francés invitó a los presentes a no rubricar acuerdos comerciales con países que no estén, por ejemplo, incluidos en el Acuerdo de París; esto es, que no cumplan con compromisos vitales como la reducción de los Gases de Efecto Invernadero ni coadyuven a mitigar los efectos negativos del cambio climático.

Y si un hombre tiene la pretensión de echarlo todo abajo, para Macron hay que reformar a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para hacerla más lineal e igualmente meterle mano al G-7 para incluir en este selecto grupo non plus ultra de países ricos a la contracara: a África, para que sea escuchada.

Al borde de otra conflagración

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló en su intervención en la ONU que existe el Acuerdo de Sochi signado entre Irán, Siria y Rusia para buscar una senda política-pacífica para Siria, en la que es prioritario desterrar a los terroristas.

Conminó además a castigar y a sancionar igualmente a todos aquellos países y empresas que venden y dan armas, dinero y tecnología a los terroristas “porque después lo terminarán lamentando”.

Erdogan remarcó que Turquía cree en la globalización, en el libre comercio, en la libre movilidad de las personas y en el multilateralismo. “Nadie quiere una nueva ruptura económica”. Hay que recordar, remarcó, que las guerras comerciales han dañado a la humanidad “y estamos ahora en un nuevo capítulo que puede provocar daños”.

El mandatario turco propuso la creación de un organismo de Naciones Unidas para la juventud que tenga sede en Estambul y también unir esfuerzos conjuntos internacionales para la atención de las personas mayores.

Entre las voces árabes aquejadas por conflictos regionales la del rey Abdalá II Hussein de Jordania recordó la delicada tesitura actual hablando de una tercera guerra mundial que, reflexionó, puede llegar provocada inclusive por la imposibilidad de comerciar.

“No podemos arrojar la toalla, tenemos el conflicto palestino, no puede seguir sucediendo esta larga negación del Estado Palestino: hay que reconocerlo con paz y dignidad porque servirá para darle esperanzas a los palestinos”, acotó.

De hecho trajo a colación que el propio EU se ha comprometido en los últimos 16 años a contribuir en la paz entre israelíes y palestinos bajo la solución de los dos Estados que reconoce a Jerusalén como capital palestina.

Después llegó el esperado turno de Hassan Rouhani, presidente de Irán, quien abordó la tribuna serio pero sereno, sabiéndose el eje del conflicto actual como favorito de la animadversión de Washington.

Para el líder persa el mantra global transcurre en medio de “la temeridad y la indiferencia” de algunos Estados frente a los valores internacionales y hacia la cooperación de los países, atentando contra sus intereses.

En una pésima traducción al castellano por parte de la intérprete, dejando espacios sin mencionar nada, como si fuese una especie de boicot contra el discurso de Rouhani, entrecortado, se escuchó al dirigente hablar de un retorno del nazismo: “El mundo actual está interconectado y es complejo; la negligencia e ineficacia pueden poner en peligro la paz mundial; el gobierno de EU, su administración, está decidido a que todas las instituciones internacionales sean ineficaces”.

Y habló de la actitud contradictoria de Trump, quien desconoce el Acuerdo Nuclear, levanta de nueva cuenta las sanciones contra Irán y al mismo tiempo pretende presionar y acorralar para otra negociación nuclear.

“Es irónico que EU no trate de ocultar su plan para derrocar a nuestro gobierno violando las normas del Derecho Internacional. Lo que tenemos es que Trump quiere resolver una crisis artificial”, añadió.

Así pidió a todos que sigan apoyando a Irán para que se mantenga el Acuerdo, del que recientemente doce informes de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) “avalaron que estamos cumpliendo con lo pactado”.

También condenó las sanciones por ser una forma de “terrorismo económico” y dijo que no solo el pueblo iraní es el blanco sino que tiene repercusiones y trastornos para todo el comercio internacional. “EU tiene una visión autoritaria y opresora; las uvas de la ira luego se recogerán por los opresores; hay que poner fin a las amenazas y sanciones injustas”.

Como si fuera el último aliento en los estertores del régimen, Rouhani conminó a EU a trabajar juntos por la paz, a sentarse “aquí en la ONU y dialogar” porque, agregó, “si usted lo que quiere es la paz en Irán encontrará un gran amigo”.

La otra retórica

Algo ha transmutado en la sábana multipolar y así se dejó sentir en la más reciente Asamblea de la ONU. Quedaron enterradas las añejas retóricas contra el imperialismo yanqui de los no alineados que dieron vida a discursos apasionados en oradores como Fidel Castro o Ernesto Che Guevara.

Patria o muerte, expresó Guevara el 11 de diciembre de 1964 poniendo de pie a muchos de los mandatarios del mundo allí reunidos.

Mientras Fidel Castro ha pasado a la historia de la ONU por su mítico discurso del 26 de septiembre de 1960, que duró cuatro horas y 29 minutos, en los que desenvainó su mejor oratoria en pro de la dignidad humana “y la dignidad de la humanidad” en una era marcada por la espiral entre los poseedores y los desposeídos.

En el momento actual el espectro ya no es el imperialismo ni la órbita del centro y la periferia: es evitar que se desplomen la globalización y el multilateralismo socavados por una guerra comercial innecesaria y el muro del proteccionismo.

En América Latina la preocupación no es Cuba sino la debacle venezolana.

Precisamente cinco países de la región (Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú) remitieron una carta a la Corte Penal Internacional —también avalada por Canadá— para que se dé inicio a una investigación por supuestos crímenes de lesa humanidad en Venezuela, contra su régimen opresor que provocó un éxodo de 2.3 millones de venezolanos en los últimos doce meses.

Por cierto que, preguntado respecto del país bolivariano, Trump dijo en un ínter en la ONU que “lo que pasa con Venezuela es un desastre”: estamos viendo que la gente está sufriendo muchísimo y por eso “vamos a encargarnos de Venezuela” si es necesario para salvar vidas.