LOS ÁNGELES, enero 14.- Un contingente de bomberos reforzado se desplegó en Los Ángeles para combatir los fuegos nuevos o reavivados y los residentes ansiosos se prepararon para lo peor, ya que se esperaba que los vientos peligrosos aumentaran el martes, una semana después de que dos enormes incendios destruyeran miles de hogares y dejaran al menos 24 muertos.
Tabitha Trosen empacó las cosas significativas de su vida y sintió que estaba “en la cuerda floja”, con el miedo constante de que su vecindario pudiera ser el próximo en peligro.
“Nuestros gatos están listos para irse, tenemos sus transportines junto a la puerta preparados con sus pequeños peluches y cosas así”, dijo Trosen. “Todo se resume a más o menos esto: ¿cómo me cuido a mí misma y cuáles son las cosas que me mantendrán arraigada como ser humano y me recordarán mi origen, mi vida y mi familia?”.
El lunes, los aviones rociaron casas y laderas con sustancias químicas color rosa brillante para retardar el fuego, mientras que las cuadrillas y los camiones de bomberos se ubicaron cerca de puntos particularmente vulnerables con vegetación seca. Docenas de camiones de agua arribaron para reponer suministros después de que las bocas contra incendios se secaran la semana pasada cuando se desataron los dos incendios más grandes.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, y otros funcionarios —quienes han enfrentado críticas por su respuesta inicial a los incendios que comenzaron la semana pasada— expresaron confianza el lunes en que la región estaba lista para enfrentar la nueva amenaza con bomberos adicionales traídos de todo Estados Unidos, así como de Canadá y México.