LA UE QUIERE UNA EUROPA VERDE

Compromete a los 27 países miembros a cumplir un calendario de reducción de emisiones contaminantes en el transporte y la construcción.

Claudia Luna Palencia
Internacional
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La Unión Europea (UE) es ambiciosa, al menos en cuanto a políticas verdes: pretende ser el primer continente climáticamente limpio y neutro para 2050, todo un desafío para los tiempos que corren.

Se percibe además cierta premura en aras de acelerar que las metas vayan cumpliéndose. Por ejemplo, en Francia desde el 23 de mayo no vuelan más aviones para enlazar ciudades con trayectos cortos menores a las dos horas y media de duración. Se lo dejan al tren.

Así han quedado cancelados los vuelos que antes cubrían las rutas entre París y ciudades como Nantes, Lyon o Burdeos. Dichas medidas se relacionan con la Ley del Clima (de agosto de 2021) orientada a la descarbonización de la economía. El tren se reubica nuevamente como una solución, máxime si es de alta velocidad y permite al viajero encontrar esa opción para llegar al mismo destino.

El presidente francés, Emmanuel Macron, viene resistiendo una serie de embates contra su gobierno y sus medidas que la banlieue termina protestándole de forma encendida en las calles. Que ahora se cancelen los vuelos cortos afecta a una clase media que encuentra precios más baratos en las aerolíneas que en los billetes del tren.

Tal parece que en los próximos años el tren se convertirá, no solo en Francia sino en otros países también, en una masiva opción de transporte que tenderá a sustituir a los aviones en las rutas más cercanas.

Hay plazos por cumplir en toda la UE. El primero que se avizora será en 2030. La UE se ha planteado como meta una reducción de las emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por al menos 55% en comparación con los niveles de 1999; esto como antesala a la añorada neutralidad climática que significa cero emisiones en 2050.

Reconversión

Para eso existe el Pacto Verde Europeo, orientado a transformar a la UE en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos, más transparente y más competitiva.

Esta reconversión no está siendo fácil ni barata. La Comisión Europea, junto con el Parlamento Europeo, sacaron adelante un Plan de Recuperación NextGeneration del que al menos un tercio de las inversiones de 1.8 billones de euros, junto con el presupuesto de siete años de la UE, estarán destinados a financiar el Pacto Verde Europeo.

Se trata de un plan de cambio que compromete a los 27 países miembros de la UE a cumplir un calendario de reducción de emisiones contaminantes en el transporte, así como en la construcción, que deberán ser sostenibles.

En el transporte la hoja de ruta pasa por uno “limpio, accesible y asequible” incluso en las localidades más lejanas. Para conseguirlo van dándose pasos para acelerar la reconversión eléctrica y a favor del hidrógeno verde en cuanto al uso de combustibles.

La industria aeronáutica está dejando atrás sus mejores décadas; en parte su flota se ve amenazada por las propias políticas verdes, terminará desplazada en los destinos cortos y persistirá solo para las distancias largas.

La propia Agencia Europea del Medio Ambiente señala que en cuanto a emisiones de los medios de transporte y su capacidad contaminante en Europa la aviación genera 0.4% de las emisiones de CO2; en cambio, los trenes solo 0.1% y el transporte mediante automóviles es responsable de 20.5 por ciento.

A nivel mundial la industria de la aviación emite 5% de la contaminación: “El avión es el medio de transporte que más contamina con 285 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero. Un avión que recorra la distancia de ida y vuelta de Madrid a Nueva York emite entre dos y tres toneladas de CO2 por pasajero. En un día se producen millones de desplazamientos en avión en el mundo, por lo que las grandes cantidades de emisiones de un avión se multiplican por millones”.

El futuro inmediato en la UE pasa por continuar la senda de Francia en cuanto a suspender los vuelos cortos para privilegiar las rutas cortas por tren; antes de diez años, el territorio europeo podría quedar vertebrado totalmente por vía férrea con trenes convencionales y de alta velocidad. Francia y España están por resucitar sus conexiones ferroviarias desde Madrid hasta París, haciendo varias escalas.

La Comisión Europea también propone una tarificación del carbono para el sector de la aviación, que hasta ahora se beneficiaba de una excepción. También propone promover combustibles de aviación sostenibles, con la obligación de que los aviones adopten combustibles mezclados sostenibles para todas las salidas de los aeropuertos de la UE.

Por el lado de los vehículos terrestres la Comisión Europea tiene objetivos más ambiciosos para reducir las emisiones de CO2 de los turismos y furgonetas nuevos: 55% de reducción de las emisiones de automóviles para 2030 y de las furgonetas. “Promueve el crecimiento del mercado de vehículos de cero y bajas emisiones. En particular busca garantizar que los ciudadanos tengan la infraestructura que necesitan para cargar estos vehículos, para viajes cortos y largos”, de acuerdo con Hans Bruyninckx, titular de la Agencia Europea del Medio Ambiente.

A partir de 2026 el transporte por carretera estará cubierto por el comercio de emisiones, poniendo un precio a la contaminación, estimulando un uso más limpio de combustibles y reinvirtiendo en tecnologías limpias.

Menos hormigón, más árboles

En Europa la transición verde presenta una gran oportunidad para la industria europea al crear mercados para tecnologías y productos limpios. Estas nuevas propuestas tendrán impacto en todas las cadenas de valor en sectores como la energía, el transporte, así como en la construcción.

Ya en numerosas ocasiones Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha insistido en que Europa tiene que ser “resiliente, verde y digital”. Para lograrlo las políticas europeas han venido ajustándose alrededor precisamente del Pacto Verde Europeo.

En el mismo sentido Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, recordó que el cambio climático es otra de las prioridades para los ciudadanos. A la pregunta de los medios de comunicación sobre si la UE hace lo necesario para alcanzar sus objetivos climáticos, respondió que “nunca es suficiente” porque se trata de una cuestión urgente.

“No podemos esperar más y decir que la lucha contra el cambio climático es algo con lo que puedan lidiar las próximas generaciones; el Parlamento ha sido y seguirá siendo muy ambicioso respecto de la acción climática y continuará presionando a las demás instituciones para que vayan más allá en los objetivos climáticos, pero ahora es el momento de aplicar lo acordado”, según la presidenta de la Eurocámara.

Las ciudades y sus edificaciones, así como los espacios públicos, representan otro de los grandes retos para hacer una Europa más verde. La intención es que haya menos hormigón y más árboles, así como edificios sostenibles.

La UE anticipa que habrá una nueva generación de arquitectos, ingenieros, desarrolladores urbanos con materiales ecológicos y sostenibles que moldearán la nueva arquitectura urbana. “Se podrán crear empleos verdes adicionales en el sector de la construcción”.

¿Qué tan verde es Europa? La propia Comisión de Urbanismo de la Comisión Europea indica que, en término medio, alrededor de 40% de la superficie de las ciudades europeas se compone de infraestructura verde urbana, con alrededor de 18.2 metros cuadrados de espacios verdes de acceso público por habitante; 44% de la población urbana de Europa vive a menos de 300 metros de un parque público.

Sin embargo, la presencia de áreas verdes, tanto públicas como privadas, en las ciudades varía mucho: mientras que algunos centros urbanos como Viena y Friburgo, en Alemania, tienen incluso áreas boscosas dentro de sus centros urbanos, otros carecen de áreas verdes, sobre todo en las regiones mediterráneas que están padeciendo temperaturas récord.

“El verdor de las ciudades europeas aumentó 38% en los últimos 25 años, mientras que a nivel mundial ha crecido 12% durante el mismo periodo”, señalan desde Urbanismo.

La Comisión Europea propone que todos sus países miembros renueven anualmente al menos 3% de la superficie total de todos los edificios públicos; establecer un punto de referencia de 49% de energías renovables en edificios para 2030; que todos los países miembros aumenten el uso de energías renovables en calefacción y refrigeración en 1.1 puntos porcentuales cada año, hasta 2030.

“La naturaleza es un aliado importante en la lucha contra el cambio climático; por eso debe restaurarse la naturaleza y permitir que la biodiversidad vuelva a prosperar; hay que ofrecer una solución rápida y barata para absorber y almacenar carbono”, remarcó Metsola.

La Comisión Europea propone a los eurodiputados restaurar los bosques, suelos, humedales y turberas de Europa. “Esto aumentará la absorción de CO2 y hará que nuestro medio ambiente sea más resistente al cambio climático”.

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Energía renovable

Si en algo los 27 países miembros de la UE no terminan bien a bien de ponerse de acuerdo es sobre la viabilidad de la energía nuclear como una fuente de energía limpia.

Alemania cerró todas sus centrales nucleares; dio el portazo el 15 de abril en las últimas centrales nucleares que todavía quedaban en funcionamiento: la planta de Emsland, en Baja Sajonia; la de Isar 2, en Baviera; y la de Neckarwestheim 2, en Baden Wurtemberg, fueron definitivamente desconectadas. Si bien ya no tiene ninguna central nuclear operando, hasta finales de este siglo será completado totalmente el desmantelamiento de todas sus plantas nucleares.

“El abandono de la energía nuclear hace que nuestro país sea más seguro; los riesgos de la energía nuclear son en última instancia incontrolables, como ya se ha visto en otros países”, señaló Steffi Lemke, ministra alemana de Medio Ambiente y Seguridad Nuclear.

Básicamente se trató de un plan concebido desde los tiempos de gobierno de la canciller Angela Merkel, que se aceleró tras el desastre de Fukushima, en Japón, en 2011. Más de 16 centrales nucleares fueron clausuradas.

En cambio, en Francia, su política energética descansa fundamentalmente en 56 reactores nucleares, todos operativos; es decir, 70% de su electricidad es de origen nuclear. Ucrania ocupa el segundo sitio en centrales nucleares que le permiten obtener 55% de su electricidad a través de esta forma de producción.

Así es que la posición de la UE respecto de emitir una recomendación sobre el uso de la energía nuclear está dividida y muy polarizada, considerando que son Alemania y Francia los líderes con mayor peso decisivo en la Comisión Europea.

En el caso de España, en total funcionan cinco centrales nucleares; pero dos de ellas tienen dos reactores; en total, el país ibérico tiene siete reactores de agua ligera.

Con energía nuclear o sin ella la UE presiona a todos los países para reducir las emisiones de GEI en al menos 55% para 2030 y requiere mayores cuotas de energía renovable y una mayor eficiencia energética.

Quiere aumentar el objetivo vinculante de fuentes renovables en la combinación energética de la UE a 40%. Las propuestas promueven la adopción de combustibles renovables, como el hidrógeno verde en la industria y el transporte, con objetivos adicionales.

A través del Pacto Verde Europeo la bioenergía adquiere un rol fundamental en la sustitución de los combustibles fósiles y facilita así la descarbonización de la UE.

La Agencia Europea del Medio Ambiente remarca que si los seres humanos siguen contaminando y explotando los recursos como en la forma habitual, para 2050 la humanidad necesitará los recursos de tres Tierras.

Europa quiere ser el primer continente neutro… y poner el ejemplo.

Cero emisiones

Los estados miembros de la Unión Europea (UE) dieron su aprobación a un plan que requeriría que todos los autos nuevos vendidos en la región sean vehículos de cero emisiones a partir de 2035.

Una cuarta parte de las emisiones del bloque provienen del sector del transporte y 70% de eso es tráfico rodado.

“La dirección del viaje es clara: en 2035 los automóviles y furgonetas nuevos deben tener cero emisiones. Las nuevas normas sobre las emisiones de CO2 de los automóviles y furgonetas son una parte clave del Pacto Verde Europeo y serán una gran contribución a nuestro objetivo de ser climáticamente neutros para 2050”, anunció Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea.

El plan también requiere que para 2030 las emisiones promedio de los automóviles nuevos disminuyan 55% y las emisiones promedio de las furgonetas nuevas otro 50% en comparación con las emisiones de los vehículos en 2021.