Siria y Turquía lloran a sus miles de muertos. El lunes 6 dos terremotos devastadores, uno de 7.8 y otro de 7.5 grados, arrojaron caos, destrucción y muerte al sacudirse la placa de Anatolia en la que convergen las placas euroasiática, africana y árabe, que dotan a esta zona de características altamente sísmicas.
Los sismólogos llevaban años advirtiendo de un reacomodo de placas con consecuencias devastadoras; de hecho, hay pronósticos de un terremoto de mayor magnitud y desde Estados Unidos el Servicio Geológico monitorea y recopila información respecto de los riesgos de las fallas tectónicas en diversas partes del mundo.
Ambos terremotos fueron destructores en potencia. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló su magnitud comparándolos con el terremoto de diciembre de 1939 que dejó 30 mil muertos y con el de agosto de 1999 en el que murieron 17 mil personas.
Turquía
En los últimos 25 años la nación turca ha experimentado una serie de terremotos con una magnitud superior a los 7 grados, pero ninguno había dejado las escenas dantescas de estos días: más de seis mil 500 edificios de todos los tamaños derrumbados.
Con epicentro en Nurda (a 17.9 kilómetros de profundidad en la falla de Anatolia), el terremoto sacudió las provincias ubicadas en la franja sur-sureste turca que hacen frontera con el norte de Siria, también afectadísima.
Hay diez provincias otomanas con distintos niveles de destrucción: Adiyaman, Adana, Kahramanmaras, Diyarbakir, Gaziantep, Kilis, Ekinozú, Malatya, Osmaniye y Hatay; y por el lado sirio las de Alepo, Idlib, Latakia, Hama, Tartús y Damasco.
El primer terremoto tuvo lugar en la madrugada, en el sur de Turquía, lugar de grandes centros urbanos como Gaziantep o Adana y ciudades como Hatay, Malatya, Kilis, Diyarbakir y Adiyaman que concentran una población de unos doce millones de personas, incluyendo dos millones de refugiados sirios por su cercanía fronteriza con Siria y que han salido huyendo de los combates en Alepo o Idlib.
Las sacudidas telúricas han sido tan fuertes, que otros 14 países reportaron también temblores importantes: Arabia Saudita, Irán, Irak, Egipto, Jordania, Ucrania, Rusia, Azerbaiyán, Georgia, Armenia, Chipre, Israel, Líbano y Palestina.
El presidente Erdogan ha demorado dos días en recorrer el mapa del desastre, para finalmente activar el estado de emergencia durante tres meses para las provincias dañadas. También pidió “paciencia” a la población y declaró luto nacional de una semana.
“Hacemos frente a uno de los mayores desastres no solo en la historia de la República, sino también de la región y del mundo. Nuestro mayor consuelo es que más de ocho mil ciudadanos han sido rescatados hasta ahora de entre los escombros”, señaló Erdogan.
Criticado por su demora, por la lentitud de la ayuda para socorrer a los atrapados y a los miles que han quedado sin hogar, el mandatario turco prometió reconstruir todas las viviendas “en un año” y ofreció una ayuda de 500 euros por damnificado.
Advirtió además que en dichas provincias nadie está seguro en edificios con una altura superior a las cuatro plantas. Los inspectores deberán realizar una labor ingente para revisar todas las infraestructuras en las ciudades colapsadas.
La gente en las zonas devastadas está irritada con el gobierno turco porque en los primeros dos días después de los terremotos pasaron largas horas en la intemperie, entre nevadas, heladas, fríos y lluvias, en medio del caos y la desorganización; más los gritos de socorro de personas atrapadas entre los escombros.
De acuerdo con el mandatario turco su gobierno envió 54 mil tiendas de campaña y 102 mil camas —entre otros materiales— para alojar a la gente que se había quedado sin nada y reubicarla en mezquitas, escuelas o estadios.
“Nuestro Estado ha empezado a trabajar en las zonas de desastre en coordinación con todas sus instituciones, personal, intermediarios y espíritu de movilización”, declaró Erdogan con el rostro compungido.
En cuanto a los fallecidos, el propio presidente turco señaló durante su visita a Antioquía, en Hatay, que en las primeras 48 horas del desastre el número de muertos superaba ya las ocho mil 500 víctimas, más de 50 mil heridos, seis mil 500 edificios derrumbados y 13 millones de personas afectadas.
Siria
Por el lado de Siria el gobierno del presidente Bashar el-Assad difundió mediante sus canales oficiales la cifra de mil 262 fallecidos y dos mil 285 heridos, pero sin incluir la situación en las ciudades ocupadas y controladas por los rebeldes, precisamente Idlib y Alepo.
De acuerdo con un parte de Defensa Civil de Siria en ambas ciudades controladas por los rebeldes al régimen se habrían contabilizado en los primeros dos días de la catástrofe otros mil 280 muertos y dos mil 600 heridos.
La nación persa atraviesa muchas dificultades para rescatar a las personas atrapadas porque la ayuda internacional ha sido mucho menor respecto de la enviada a Turquía.
Precisamente, en Damasco, Faisal Mekdad, ministro de Exteriores, habló de la compleja situación de la población afectada. Y es que el país arrastra más de diez años de una guerra civil interna que busca derrocar al presidente El-Assad y en la que se han inmiscuido diversas potencias con sus propios intereses regionales y estratégicos.
El-Assad se ha sostenido en el poder gracias al apoyo logístico, financiero, armamentístico y militar proporcionado por el mandatario ruso, Vladimir Putin.
A la fecha la guerra sigue y hay bastiones controlados por los rebeldes, como son los casos de Idlib y Alepo, ciudades con importantes derrumbes, muertos y heridos.
La versión de los llamados Cascos Blancos es que al menos hay cuatro mil muertos y seis mil heridos en dicha zona. La imagen de un bebé rescatado y todavía con el cordón umbilical desdibuja el drama humano que dejan estos acontecimientos provocados por la naturaleza.
En Damasco, el gobierno ha pedido a la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios que socorra a todas las zonas devastadas, estén o no estén en manos del gobierno o de los rebeldes, porque las condiciones son críticas.
La Unión Europea (UE) anunció el envío de ayuda humanitaria a Turquía y Siria por 6.5 millones de euros para comprar lo más inmediato; son 3.5 millones para el gobierno sirio para coadyuvar en labores de rescate.
En los salvamentos a Siria le ayudan muy contados países, como Rusia, su principal aliado. Aunque la noticia inesperada es que el gobierno sirio pidió ayuda urgente a sus vecinos, en especial uno con el que registra décadas en conflicto: Israel.
Dos enemigos que en medio de la tragedia deciden hacer a un lado sus históricas diferencias desde 1948: el primer ministro Benjamín Netanyahu ordenó que 150 soldados israelíes capacitados en rescate y desastres acudan a Siria para coadyuvar en la localización de personas atrapadas y curar a los heridos.
El caso de Turquía es diferente: la salva que es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde 1952 y está cobijada por los otros 28 integrantes, que se movilizaron rápidamente para enviar a rescatistas especializados, bomberos, personal calificado del ejército y personal civil para solidarizarse con su aliado turco. Todas las banderas de la OTAN ondean a media asta.
Aviones cargados de perros entrenados, personas calificadas en rescates y material médico y técnico necesario para ayudar a la gente aterrizan en el aeropuerto turco de Adana, cercano a la zona afectada. Desde ahí la única forma de llegar a Siria es cruzando por vía terrestre, por territorios controlados por los opositores y rebeldes al régimen, que son escenario constante de escaramuzas y batallas.
El paso fronterizo para enviar la ayuda humanitaria desde Bab al-Hawa no es seguro. La situación de la población siria es muy delicada. No solo vive precariamente a raíz del largo conflicto, sino que al haber una parte fragmentada en manos de rebeldes se dificulta la llegada de ayuda.
Turquía en cambio recibe equipos especializados. La UE activó inmediatamente el mecanismo de protección civil para facilitar el auxilio económico, técnico, humanitario y el desplazamiento de los equipos de rescate.
Salvar vidas
Hasta el momento la UE desplegó en la zona del sureste turco más de mil expertos socorristas y miembros de protección civil.
España es uno de los primeros países en desplegar a la Unidad Militar de Emergencia (UME), mientras que la Comunidad de Madrid envió a los expertos de la Unidad Especial de Emergencia y Respuesta Inmediata (ERICAM), diestros en catástrofes.
También está México, solidario. Precisamente Vértigo habló en exclusiva vía telefónica con el embajador en Turquía, José Luis Martínez y Hernández, quien explicó que la comunidad mexicana que vive allá se encuentra bien; se ha contactado a todos; y también a los turistas mexicanos: “Hubo dos casos que atender. Una mexicana resultó afectada porque se cayó su casa en un poblado cerca de Adana; afortunadamente está bien, ya que no se encontraba en la vivienda. Y tenemos un turista mexicano que estaba en la zona afectada y perdió el avión. Los estamos ayudando a ambos y en breve se les repatriará a México”.
Señaló el diplomático que en Ankara solo hubo unos pequeños movimientos “ligeros” como consecuencia del segundo temblor. Destacó el arribo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana con un cargamento de primeros auxilios y rescatistas de la Marina, el Ejército y la Cruz Roja, con sus perros entrenados para localizar a personas atrapadas.
“El grupo de rescatistas está en Adiyaman; en total son 150 personas y 16 canes; en cuanto a los topos, son diez y están en Hatay. Todos hacen magníficas labores de rescate. El ejército rescató a una persona con vida en Adiyaman y la Marina a una persona fallecida. Puedo decir que realizan un rápido esfuerzo, porque conforme pasan las horas disminuye la posibilidad de supervivencia”, comentó preocupado.
En voz del diplomático, en Ankara solo hubo unos pequeños movimientos “ligeros” como consecuencia del segundo temblor; al tiempo que destacó el arribo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, con cargamento de primeros auxilios y con rescatistas de la Marina, el Ejército y la Cruz Roja con sus perros entrenados para localizar personas atrapadas.
—¿Sabe si el gobierno de México enviará ayuda humanitaria?
—En el propio avión de la Fuerza Aérea venían víveres, casas de campaña, equipo, calefacción, lámparas; y además la embajada de Turquía en México hace acopio de ropa, víveres, equipo para dormir y acampar. Y para el invierno: tenemos un duro invierno, a menos de cero grados. En Adana están a dos grados bajo cero y en las demás zonas como a menos seis. El frío está muy fuerte y estas donaciones en la embajada turca son transportadas gratuitamente por Turkish Airlines.
De la situación interna, el embajador Martínez y Hernández, comentó que en Ankara la situación es normal, todo está funcionando en las otras regiones, incluido el servicio de internet. De hecho, va a celebrarse con normalidad una feria del vidrio en Estambul, a la que asistirán distintos expositores; por el lado mexicano estarán directivos de Vitro.
Respecto de cómo se organizan para este ingente rescate, con miles de edificios derrumbados, el diplomático comentó que en Turquía tienen una agencia especializada en desastres “bastante bien organizada” y además reciben cuantiosa ayuda internacional.
El embajador mexicano recordó que en el caso de Europa fue España el primero en enviar unidades de rescate militar, bomberos y mucha gente de protección civil. Y destacó que México también reaccionó muy rápido enviando a sus equipos de expertos a tal grado, que si los terremotos sucedieron en la madrugada del domingo al lunes, el miércoles ya estaban salvando gente, considerando que además es un vuelo de más de doce horas.
“No sé decirle cuánto tiempo se quedará este equipo mexicano en Turquía, porque además hay que ayudar levantando campamentos y luego vendrá mucha labor humanitaria y de remoción de escombros”, comentó el diplomático.
—¿Sabe cómo está la situación en Siria?
—Lo desconozco porque no me corresponde, eso lo está viendo la embajada de México en El Cairo; es otra complejidad muy diferente. Siria es un país en guerra y es mucho más difícil la llegada de ayuda. Seguramente el embajador en Egipto lo sabe…
Respecto del ánimo de la población, el embajador recorrió la zona cero de los terremotos y atestiguó de primera mano que “están muy tristes. Realmente la gente está volcándose en ayudar y donar a la embajada y otros organismos de la sociedad civil. Incluso países con los que Turquía tiene una relación difícil, como Grecia, han enviado brigadas. Hay una foto de un brigadista griego salvando a un niño turco de los escombros”, refirió.
En los primeros momentos de una emergencia originada por movimientos sísmicos es fundamental la rapidez de los equipos de rescate con el objetivo de salvar el mayor número de personas atrapadas bajo los escombros; más todavía si las desgracias suceden en la noche, con la población durmiendo.
Martínez y Hernández corroboró que soldados de la OTAN participan en las labores de rescate y de socorro a la población.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los decesos podrían superar los 25 mil nada más en Turquía y los heridos llegar a 100 mil. A la devastación se suma el otro dolor profundo: el de la pérdida del ser amado, de la vivienda y de los medios de subsistencia.
Turquía y Siria necesitarán mucho dinero para reconstruirse y renacer de las cenizas.
Erdogan: entre elecciones y caos
En el caso del presidente turco, Recep Tayipp Erdogan, esta catástrofe es un balde de agua fría para sus expectativas personales y electorales, porque a sus 68 años volverá a presentarse en las elecciones presidenciales el próximo 14 de mayo y pretende ganar otra vez. Erdogan dirige los destinos de su nación desde marzo de 2003, inicialmente como primer ministro hasta agosto de 2014; y desde entonces, como presidente. Ahora quiere otro periodo. En estos momentos Turquía está en estado de emergencia por los próximos tres meses y al Ejecutivo le llueven críticas porque los afectados creen que no gestiona rápidamente la ayuda que la gente demanda. La economía turca había mostrado un sólido desempeño en medio de la pandemia: creció por encima de 5% el año pasado y el FMI pronostica un crecimiento de 3.5% para 2023. Este escenario no existe más después de la devastación que dejan los terremotos, con más de seis mil 500 edificios derrumbados según datos preliminares, aunque cifras no oficiales hablan de once mil edificios colapsados en total. El mandatario turco necesitará mucho dinero para la reconstrucción y atender las necesidades sociales de millones de damnificados. ¿Derrotarán los terremotos a Erdogan?
UNESCO
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) señaló que está dispuesta a proteger los patrimonios culturales, tanto de Turquía como de Siria, dañados por los terremotos del 6 de febrero. El organismo se ofreció para realizar una inspección in situ y evaluar el estado de los edificios considerados como Patrimonio de la Humanidad a fin de hacer primero un inventario de daños, para en segundo término proceder a estabilizarlos y protegerlos. El derrumbe del histórico castillo de Gaziantep provocó que la comunidad internacional se movilizara a favor de su reconstrucción. Se trata de un edificio erigido entre los siglos II y III por el Imperio Hitita y que luego sería usado por los romanos. En la actualidad acogía al Museo Panorámico de Defensa y Heroísmo de Gaziantep, pero con los terremotos quedó casi derruido.