Washington, Estados Unidos, 9 de abril. Los fabricantes tienen problemas para hacer planes a largo plazo. Los agricultores enfrentan represalias de compradores chinos. Los hogares de Estados Unidos cargan con precios más altos.
Los senadores republicanos confrontan al gobierno del presidente Donald Trump con esas preocupaciones y muchas más, inquietos por el impacto económico de la amplia estrategia arancelaria del presidente, la cual entró en vigor este miércoles.
En una audiencia del Senado y en entrevistas con periodistas realizadas esta semana, el escepticismo republicano hacia las políticas de Trump fue inusualmente alto. Aunque los legisladores republicanos se aseguraron de dirigir su preocupación a los asesores y consejeros del presidente, en particular al Representante de Comercio de Estados Unidos, Jamieson Greer, quien compareció ayer ante la Comisión de Finanzas del Senado, esto representó una infrecuente ruptura republicana con un presidente al que han defendido en otras ocasiones.
Los legisladores tenían razones para preocuparse: el mercado de valores ha estado en una volátil caída durante días y los economistas advierten que los planes podrían llevar a una recesión.
"¿A quién puedo culpar si esto resulta ser un error?” le dijo a Greer el senador republicano Thom Tillis mientras presionaba para obtener una respuesta sobre qué asesor de Trump sería responsable si se produce una recesión económica.
La frustración de Tillis iba dirigida a la amplia estrategia general que podría perjudicar a los fabricantes en Estados Unidos que actualmente dependen de materiales como el aluminio y el acero de China. Su estado natal, Carolina del Norte, donde se postula para ser reelecto el próximo año, ha atraído a miles de empresas extranjeras que buscan invertir en las industrias de fabricación del estado.
Siempre cautelosos de enfrentarse a Trump, los republicanos navegan en un delicado juego de criticar el lanzamiento de los aranceles y luego pasar a elogiar la visión económica del presidente. Por la tarde, en un discurso ante el Senado, Tillis señaló que el “presidente tiene razón al desafiar a otras naciones que, durante décadas, han abusado de su relación con Estados Unidos”, pero luego cuestionó quién en la Casa Blanca se encargaba de considerar detalladamente los efectos económicos a largo plazo de los aranceles.
En un evento de recaudación de fondos realizado ayer por la noche, Trump se jactó de que los aranceles “van a ser legendarios”.
Tillis incluso admitió que la estrategia comercial de Trump podría resultar efectiva, pero apuntó que existe un plazo muy corto para demostrar que el aumento de precios y los despidos que afectarán a los trabajadores valen la pena.
Por su parte, Greer enfatizó ante el comité que Estados Unidos participa en negociaciones con otros países, pero que “el déficit comercial se ha gestado durante décadas y no se va a resolver de la noche a la mañana”.
Sin embargo, los senadores republicanos instaron a Trump a actuar rápidamente con la esperanza de poner fin a la agitación económica, incluso en una entrevista grupal realizada ayer con Sean Hannity, el presentador de Fox News Channel. El senador John Kennedy indicó que Trump es como el “pitbull que atrapó el coche” mientras otros países ofrecen acuerdos comerciales con Estados Unidos. Añadió: “Espero que acepte el acuerdo”.
Los líderes republicanos del Congreso, así como una parte considerable de los legisladores, han enfatizado que Trump necesita tiempo para implementar su estrategia. En su mayoría, han rechazado la idea de incorporar un control sobre el poder del mandatario para imponer aranceles, pero está claro que hay cada vez más nerviosismo entre los republicanos de base sobre lo que está por venir.
El senador republicano de Oklahoma, James Lankford, manifestó que hay una empresa en su estado que había gastado “millones de dólares” en trasladar su producción de piezas de China a Vietnam. Pero ahora que Vietnam enfrenta elevados aranceles, dicha empresa no puede avanzar en la negociación de precios con los minoristas.