Su triunfo en la elección presidencial abre una nueva era para Estados Unidos y el mundo: anuncia una agenda conservadora y populista que genera zozobra entre aliados, rivales y los mercados internacionales.
Donald Trump regresa a la Casa Blanca y gobernará con todo el poder, pues su Partido Republicano recuperó la mayoría en el Senado y conservó su liderazgo en la Cámara de Representantes.
Cuatro años después de haber provocado una insurrección en el Capitolio, símbolo de la democracia estadunidense; ser declarado convicto criminal al ser encontrado culpable de delitos graves; y haber sufrido dos atentados contra su vida durante la campaña, Trump derrotó a la candidata demócrata Kamala Harris al lograr 277 votos electorales y con ello superar los 270 que se requieren para ganar la presidencia en la Unión Americana.
Al igual que en 2016, cuando ganó por primera vez la elección presidencial, en esta ocasión volvió a recurrir a temas que calan hondo entre la mayoría de la sociedad estadunidense, como son la inmigración y una mayor seguridad en la frontera con México, el proteccionismo comercial, el combate al crimen organizado y a los cárteles de las drogas, y la promesa de aplicar aranceles a las importaciones.
En política exterior volvió a amenazar a los países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), aliados de Estados Unidos; aseguró que dejaría a Rusia hacer lo que le dé la gana; se comprometió a terminar con la guerra en Ucrania, y reiteró que continuará su guerra comercial con China.
Trabajo con diálogo y respeto
Confirmado su triunfo, la comunidad internacional felicitó al abanderado republicano.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, manifestó “mi más sincera felicitación a Donald Trump, quien resultó ganador de la elección presidencial de Estados Unidos”.
En sus redes sociales agregó que “en nombre de México, nuestro reconocimiento al pueblo estadunidense por el ejercicio democrático en su jornada electoral. Estoy cierta de que vamos a continuar trabajando juntos de manera coordinada, con diálogo y respeto a nuestras soberanías, para avanzar en la amplia agenda bilateral que nos enlaza”.
Previamente, durante su conferencia matutina, aseguró que habrá una buena relación con el próximo gobierno de EU y mandó el mensaje a los mexicanos de que no hay ningún motivo de preocupación, ni para nuestros paisanos y sus familiares que se encuentra en el país, ni para los empresarios mexicanos.
“México siempre sale adelante, somos un país libre, independiente y soberano, y va a haber buena relación con Estados Unidos, estoy convencida de ello”, recalcó la mandataria.
En tanto, presidentes, jefes de Estado y primeros ministros de Gran Bretaña, Canadá, Francia, Israel, Japón, China, España, Brasil, Argentina y Ucrania, entre otros, manifestaron su deseo de seguir trabajando con quien ocupará la Casa Blanca por segunda ocasión a partir del 20 de enero de 2025.
“Edad dorada”
Al declararse ganador de la contienda, Trump afirmó que “esta será la edad de oro de Estados Unidos”.
Una vez que se confirmó su triunfo, acompañado por su familia y el futuro vicepresidente JD Vance, Trump se mostró alegre pero moderado en sus manifestaciones de júbilo y afirmó que buscará “conciliar” las divisiones en el país.
“Nunca ha habido una victoria así en este país. Y ahora va a alcanzar un nuevo nivel de importancia, porque vamos a ayudar a nuestra nación a sanar”, destacó en medio del júbilo de sus seguidores.
Calificó a su movimiento como el más grande jamás visto en su país. Destacó que ser presidente es el trabajo más importante del mundo. Aseguró que reducirá la deuda estadunidense al igual que los impuestos, además de dirigir su gobierno bajo el lema “Promesas hechas, promesas cumplidas”.
Horas más tarde la vicepresidenta Kamala Harris llamó por teléfono al expresidente Donald Trump para felicitarlo por su victoria en la elección presidencial. La candidata demócrata subrayó la importancia de que haya una transición pacífica de poderes y que ejerza como presidente “para todos los estadunidenses”.
Estados decisivos
La expectación acerca de quién sería el próximo presidente de la gran potencia comercial y militar mantuvo al mundo atento a la elección presidencial del 5 de noviembre.
Considerado como el proceso electoral más importante del presente siglo, el expresidente republicano y la candidata demócrata llegaban al día de la elección en un cerrado empate técnico, de acuerdo con las encuestas de las semanas recientes que mostraban pequeñas ventajas para uno u otro bando.
Para los expertos y analistas la clave para lograr la victoria se encontraba en los llamados estados “bisagra” o “columpio”, que en las elecciones anteriores se habían decantado por los demócratas o republicanos de manera indistinta.
Esos estados son Arizona, Nevada, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia, que en total otorgan 93 votos electorales.
De acuerdo con los resultados esos estados resultaron finalmente determinantes para el triunfo de Trump. En Wisconsin se llevó los diez votos electorales al obtener 49.7% de la votación contra 48.8% de Harris. En Michigan el republicano se llevó los 15 votos electorales con 49.7% contra 48.3% de su oponente.
En Pensilvania, estado con una fuerte tradición demócrata, también ganó Trump con 50.6% de los votos contra 48.4% de la abanderada demócrata. Carolina del Norte también fue para el expresidente con 51.1% contra 47.7% de Harris. Y en Georgia Trump se llevó los 16 votos electorales al lograr 50.8% de los votos contra 48.5% de Harris.
En Arizona y Nevada, los otros dos estados “bisagra” que al cierre de esta edición todavía no terminaban el conteo total de los votos, Trump se mantenía arriba en el conteo.
De convicto a la Casa Blanca
La victoria del republicano, que lo convertirá en el presidente 47 de Estados Unidos, se vuelve a dar en el contexto de una profunda división en la sociedad norteamericana.
Como lo hiciera en 2016, cuando derrotó a la candidata demócrata Hillary Clinton, de nueva cuenta Trump recurrió a la agresividad para enfatizar sus puntos de vista acerca de lo que a su parecer está mal en su país.
Junto con los ataques personales al presidente Joe Biden y a la vicepresidenta Harris, realizó su campaña en medio de procesos penales en los que enfrenta casi un centenar de cargos.
En medio de la expectación pública por verlo acudir a los tribunales de Nueva York para enfrentar las acusaciones en su contra, Trump proseguía sus recorridos en los que, como en su primera campaña presidencial, describía la crisis que vivía EU por la llegada de miles de migrantes indocumentados, el tráfico de drogas y la inseguridad en la frontera con México.
Con su retórica violenta y misógina, y con su lema de “hacer grande otra vez” a EU (Make America Great Again) volvió a entusiasmar a sus simpatizantes, que lo han seguido fielmente durante los últimos ocho años y creen de manera incondicional sus afirmaciones acerca de la complicada situación en que se encuentra EU y las ventajas que obtienen países de Europa y China, principalmente.
Uno de los momentos culminantes en la búsqueda de la presidencia por parte de Trump fue en mayo del presente año durante el juicio histórico en su contra, cuando fue encontrado culpable de intentar callar el pago que hizo del encuentro sexual que tuvo con la actriz porno Stormy Daniels en 2006, lo que afectaba su candidatura presidencial de 2016.
Un jurado popular de Nueva York lo declaró culpable de 34 delitos, lo que lo convirtió en el primer presidente o expresidente de EU en ser condenado en un juicio penal y convertirse en un criminal convicto.
En 2023 la justicia también le dio la razón a la escritora E. Jean Carrol, quien lo acusó de “abuso sexual” —dicha acusación no incluía el delito de violación—, además de haberla difamado.
Además de estos crímenes por los que ya fue condenado, a Trump se le investiga por la instigación al golpe de Estado del 6 de enero de 2021, al incitar a una turba a ingresar al Congreso después de afirmar que había perdido las elecciones con Biden por un fraude, que jamás probó, y un jurado en Atlanta Georgia le acusó de asociación ilícita.
Sin embargo, nada de eso influyó a lo largo de su tercera campaña presidencial, que le dio el triunfo al derrotar por segunda vez a una candidata demócrata e hizo historia al volver el Ejecutivo federal estadunidense luego de ocupar la Casa Blanca tras un primer periodo, perder la reelección y ganar en un tercer intento, lo que no ocurría en ese país en más de 100 años.
Agenda conservadora y populista
Durante su campaña presidencial Trump prometió realizar cambios profundos en economía, inmigración y seguridad, los principales ejes de sus compromisos de campaña, por lo que los expertos prevén que eche abajo las políticas y medidas aplicadas por Biden en los últimos cuatros años.
Sin que se conozca bien a bien cómo serán los cambios que aplicará el candidato republicano ganador, los analistas en ese país estiman que impulsará una agenda que combinará enfoques conservadores en impuestos y regulación, con una populista en el sector comercial y un cambio en el papel internacional de EU.
En materia de migración, uno de los temas en los que más insistió durante sus discursos, se comprometió a construir un muro en la frontera con México, iniciado durante su primer mandato presidencial, el cual fue suspendido por Biden al inicio de su gobierno.
Además, dijo que realizaría la deportación masiva más grande de la historia de ese país, lo que a decir de los observadores podría crear una crisis en varios sectores de la economía estadunidense, que requiere de esa mano de obra indocumentada.
“Vamos a continuar trabajando juntos de manera coordinada”.
Propuso usar a la Guardia Nacional y dar poder a las fuerzas policiales domésticas en ese esfuerzo. Hasta hoy se desconocen los detalles de este plan y de cómo se aseguraría que solo esté dirigido a personas que han entrado de manera ilegal a ese país.
En aranceles y comercio es sabido que Trump desconfía de los mercados mundiales, pues asegura que son perjudiciales para los intereses estadunidenses. Ha insistido en que propondrá aranceles de 10 a 20% sobre bienes extranjeros, aunque en algunas ocasiones ha mencionado porcentajes más altos.
Además, prometió bloquear la adquisición de cualquier infraestructura vital en EU por parte de compradores chinos.
En impuestos las políticas fiscales de Trump se inclinan en gran medida hacia las corporaciones y los estadunidenses más ricos. Ello se debe principalmente a su promesa de extender su reforma fiscal de 2017 con cambios que incluyen la reducción de la tasa de impuesto sobre la renta corporativa a 15% desde el actual 21 por ciento.
Lo anterior también implica revertir los aumentos de Impuestos Sobre la Renta del presidente Biden a los estadunidenses más ricos y eliminar los gravámenes de la Ley de Reducción de la Inflación, que financian medidas energéticas destinadas a combatir el cambio climático.
Respecto del aborto, Trump ha minimizado el tema como una prioridad para un segundo mandato y no pidió una prohibición nacional del aborto. Expuso que vetaría una prohibición federal al respecto si tal medida llega a su escritorio.
Aislamiento y proteccionismo
Por lo que hace al gobierno federal buscará reducir el papel de los burócratas y las regulaciones en los sectores económicos. Prometió disminución en las facturas de servicios públicos de los hogares estadunidenses al eliminar obstáculos para la producción de combustibles fósiles, incluida la apertura de todas las tierras federales para la exploración, aunque la producción de energía de EU está en niveles récord.
Trump afirma que el cambio climático es un “engaño” y criticó el gasto de Biden en energía más limpia diseñada para reducir la dependencia de EU respecto de los combustibles fósiles. Propone una política energética y gasto en infraestructura de transporte anclada a los combustibles fósiles: carreteras, puentes y vehículos de motor de combustión.
Por lo que hace a la defensa nacional y el papel de EU en el mundo el enfoque político de Trump en los asuntos mundiales es más aislacionista, no intervencionista militarmente y más proteccionista económicamente de lo que su país ha sido desde la Segunda Guerra Mundial.
Promete la expansión del ejército y proteger el gasto del Pentágono de los esfuerzos de austeridad y propone un nuevo escudo de defensa de misiles. Ha insistido en que puede poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania y a la guerra entre Israel y Hamás, sin explicar cómo.
Elogia a mandatarios autoritarios como Viktor Orbán de Hungría y Vladimir Putin de Rusia.
Así, una vez que concluya la votación total en las elecciones en EU, que llevaría varios días toda vez que además de la presidencia estuvieron en disputa lugares en la Cámara de Representantes y el Senado, además de la aprobación o rechazo de una gran cantidad de leyes estatales y locales, iniciará el proceso de transición en el gobierno federal de ese país.
A lo largo de casi tres meses y previo a la toma de posesión de Trump el 20 de enero del próximo año, el candidato ganador tendrá un periodo de 75 días para conformar su equipo de gobierno.
En su primer mandato Trump armó un gabinete que incluía a algunos republicanos más convencionales y líderes empresariales que finalmente lo decepcionaron o rompieron públicamente con él, o ambos, pero durante la campaña prometió valorar la lealtad tanto como sea posible.
Reacciones
Los mandatarios de las principales economías del planeta, socios comerciales, aliados militares, vecinos e incluso adversarios de Estados Unidos reaccionaron al triunfo de Donald Trump.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, felicitó al candidato republicano: “La amistad entre Canadá y EU es la envidia del mundo. Sé que el presidente Trump y yo trabajaremos juntos para crear más oportunidades, prosperidad y seguridad para ambas naciones”.
En América Latina se pronunció el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien afirmó que “la democracia es la voz del pueblo y siempre debe ser respetada” y dijo que el mundo necesita diálogo y trabajar juntos por una mayor paz, desarrollo y prosperidad.
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, felicitó al presidente electo de Estados Unidos y le deseó que “Dios te bendiga y te guíe”.
El mandatario de Argentina, Javier Milei, destacó la “formidable victoria electoral”, en tanto que el mandatario de Uruguay, Luis Lacalle, prometió trabajar con los estadunidenses “para seguir fortaleciendo la relación entre ambos países”.
En Europa, el primer ministro de Gran Bretaña, Keir Starmer, destacó que la “relación especial entre ambos países seguirá prosperando. Como nuestros aliados más cercanos, estamos uno al lado del otro en defensa de nuestros valores compartidos de libertad, democracia y libre empresa”.
El primer ministro francés, Emmanuel Macron, afirmó: “Con sus convicciones y con las mías. Con respeto y ambición. Por más paz y prosperidad”.
Pedro Sánchez, presidente de España, aseveró que “trabajaremos en nuestras relaciones estratégicas bilaterales y en una asociación transatlántica fuerte”.
Con un interés particular por la situación bélica que enfrentan, Ucrania e Israel recibieron con agrado los resultados. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, aseveró que “en los asuntos internacionales aprecio el enfoque del presidente Trump de ‘paz a través de la fuerza’, mientras que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, mostró su satisfacción: “Su histórico regreso a la Casa Blanca ofrece un nuevo comienzo para EU y un poderoso compromiso renovado con la gran alianza entre Israel y Estados Unidos”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que espera trabajar con Trump en una “agenda transatlántica fuerte”, en tanto que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, afirmó que el regreso de Trump ayudará a la alianza a “mantenerse fuerte”.
António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), felicitó a Trump y destacó que la cooperación con EU “es un pilar esencial en las relaciones internacionales”.
China, adversario en varios terrenos, también se pronunció a través de la portavoz del gobierno, Mao Ning: “Nuestra política hacia EU es coherente. Seguiremos viendo y manejando las relaciones China-Estados Unidos de acuerdo con los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación en la que todas las partes ganen”.
El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, deseó que con Trump la alianza entre ambos países alcance “nuevas cimas” y el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, hizo votos por que la alianza entre ambas naciones “brille aún más fuerte”.
En Rusia, el gobierno informó que el presidente Vladimir Putin “no prevé felicitar a Trump” y que juzgará su presidencia “según sus actos”.
Mayoría republicana
El 5 de noviembre se disputaron los 435 lugares de la Cámara de Representantes y 34 escaños del Senado. De acuerdo con los resultados preliminares los republicanos seguirán como mayoría en la cámara baja al contabilizar 201 lugares contra 184 de los demócratas, en tanto que en el Senado no está definido, pero todo apunta a que también tendrán mayoría.
En la cámara baja los demócratas lograron un par de escaños en Nueva York, pero no fue suficiente para arrebatar el control al Partido Republicano, que actualmente tiene una mayoría por cuatro escaños.
Al cierre de esta edición aún faltaban cerca de 53 escaños por definirse y el conteo provisional otorgaba 201 lugares para los republicanos en la cámara baja y 181 para los demócratas.
El resultado de estas elecciones determina el equilibrio de poder en el Congreso, lo que afecta a la agenda legislativa, incluidas cuestiones importantes como la sanidad, la política económica, la acción por el clima y la reforma de la inmigración.
En estas elecciones se eligió a 34 de los 100 senadores. Hasta ahora la correlación de fuerzas favorecía a los demócratas por una estrecha mayoría de 51 puestos (contando independientes) frente a 49 republicanos.
Por ello, de los 34 senadores en juego 23 pertenecían a los demócratas y sus aliados, mientras que solo once estaban en manos republicanas.
Sin embargo, los republicanos aseguraron el martes pasado el control del Senado al obtener al menos 51 de los 100 escaños, lo que consolida su posición en la cámara alta.
Para expertos, el resultado implica que Trump obtendrá un enorme apoyo para impulsar su agenda o nombrar jueces en la Corte Suprema.