REDUCIR EL DESPERDICIO DE ALIMENTOS: DESAFÍO PARA LA SALUD DEL PLANETA

“Requiere la colaboración y el compromiso de todos”.

Martha Mejía
Internacional
DESPERDICIO DE ALIMENTOS

Los Bancos de Alimentos se encargan de rescatar productos alimenticios a lo largo de toda la cadena de suministro y distribuirlos entre las personas que más lo necesitan.

Cada año se pierde o desperdicia hasta 40% de los alimentos (unas mil 300 toneladas) que se producen a nivel internacional, lo que representa una paradoja ética y social en un mundo donde 258 millones de personas viven en inseguridad alimentaria, la cifra más alta en los últimos años según el reciente informe presentado por la Red Global contra las Crisis Alimentarias.

El desperdicio de alimentos afecta no solamente la seguridad alimentaria, pues implica además una pérdida considerable de recursos valiosos como el agua, la tierra y la energía, con lo que contribuye también de forma negativa al cambio climático al generar emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Estimaciones señalan que la descomposición de alimentos es responsable de entre 8 y 10% de las emisiones de GEI en el mundo; en otras palabras, si las emisiones generadas por el desperdicio fueran una nación, serían el tercer país más contaminante del planeta.

Tan solo en México, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estima que se desperdician cada año en toda la cadena de suministro, desde el campo hasta los hogares, alrededor de 30 millones de toneladas de alimentos aptos para consumo humano.

“Se pueden perder en la fase de producción, cosecha, poscosecha y traslado”, señala a Vértigo Mariana Jiménez, directora nacional de la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX).

Indica que algunas de las razones de este monumental desperdicio son la falta de un precio justo para los alimentos; la práctica de intermediación; la falta de tecnología, insumos e incentivos a los pequeños y medianos productores; los malos hábitos de consumo de las personas, que compramos un excedente de alimentos; los juicios estéticos que hacemos sobre los alimentos, principalmente las frutas y verduras, entre otros.

Para tener un panorama más completo, el Índice de Desperdicios de Alimentos 2021 publicado por el PNUMA estima que 61% del desperdicio de alimentos de 931 millones de toneladas provino de hogares, 26% del servicio de alimentos y 13% restante del comercio minorista, como supermercados o pequeños almacenes.

La líder de BAMX agrega que la distribución de los alimentos rescatados por la red comprende otro punto crítico, ya que en México la inseguridad en las carreteras, así como caminos intransitables e infraestructura inadecuada para el transporte de alimentos desde el campo hasta los mercados mayoristas, hace que sea difícil que los vehículos lleguen a su destino final.

Rescatar alimentos

Los Bancos de Alimentos se encargan de rescatar productos alimenticios a lo largo de toda la cadena de suministro y distribuirlos entre las personas que más lo necesitan. Su misión es reducir el hambre, la desnutrición y la desigualdad, al tiempo que ayudan a disminuir el impacto al medio ambiente que el desperdicio de alimentos provoca.

BAMX es una red que opera a través de 55 bancos de alimentos repartidos en todo el país; a través de ella se consigue rescatar anualmente más de 135 mil toneladas de alimentos”, dice Jiménez.

Desde hace 30 años, agrega, “trabajamos para rescatar una buena parte de esa comida que muchas veces se va a la basura, ya sea porque ha perdido su valor comercial, ya sea por aproximarse a la fecha de caducidad, por mal aspecto estético o por ser un excedente de producción; este alimento puede provenir del campo, centros de abasto, industrias o restaurantes”.

Toda esta comida es distribuida por esos 55 bancos que conforman la red principalmente a orfanatos, refugios, comedores comunitarios y comunidades en situación de carencia alimentaria.

Una de estas instituciones es Alimento Para Todos (APT), un banco de alimentos que opera desde el corazón de la Central de Abasto de la Ciudad de México.

“La distribución que hacemos de los productos se hace por medio de asociaciones civiles que trabajan directamente con las comunidades beneficiadas”, explica Anabel Díaz, directora de desarrollo institucional de APT, durante un recorrido por las instalaciones en la Central de Abasto.

Con motivo del arranque de la campaña Aportación Voluntaria 2023, explica que los grupos alimenticios que menos reciben son el arroz y los frijoles, ambos ricos como fuentes de proteína. “De estos alimentos casi no recibimos donaciones, porque se pueden conservar durante mucho tiempo; estos sí los tenemos que comprar, al igual que con los cárnicos: las donaciones de estos son prácticamente inexistentes. Estos últimos debido a que se descompone muy rápido cuando salen de refrigeración”.

Los alimentos que se rescatan y que posteriormente se entregan no se regalan, ya que la ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) autoriza a los bancos a que soliciten cuotas de recuperación para poder sufragar sus operaciones: ningún banco opera con ayuda gubernamental.

“Cada comestible tiene un valor en el mercado, del cual se obtiene un promedio y el banco de alimentos los entrega a los beneficiarios a cambio de una cuota de recuperación de máximo 10% del precio. Esos ingresos se utilizan para sostener los gastos de operación de APT (pago a los trabajadores, transporte, adquisición de más comida)”, indica Díaz.

De acuerdo con BAMX, para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos es necesario adoptar medidas que involucren a todos los actores de la cadena alimentaria: productores, procesadores, distribuidores, empresas, comerciantes, consumidores y autoridades.

“La Red de Bancos de Alimentos cuenta con un programa llamado Pacto por la Comida, que se enfoca en la problemática de la pérdida y desperdicio de alimentos (PDA), buscando promover cambios en los sistemas de producción y consumo de alimentos y bebidas al interior de empresas y aliados para lograr que sean más sostenibles y así evitar la pérdida y el desperdicio de alimentos”, puntualiza Jiménez.

Se trata de un programa de acuerdo voluntario a través del cual las empresas participantes, previa asesoría técnica del equipo de Pacto por la Comida, inician la medición, definición de metas e implementación de acciones en los procesos de producción para eficientizar la gestión de los alimentos en la cadena de valor.

Pacto por la Comida tiene como meta reducir la PDA en 50% en los próximos diez años. Sin embargo, indica la líder de BAMX, disminuir la pérdida y el desperdicio de alimentos es un desafío que requiere la colaboración y el compromiso de todos, pues solo así se podrá lograr un sistema alimentario más sostenible.

Concienciación

El 29 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con el objetivo de sensibilizar a la población acerca del impacto negativo que esta problemática tiene en el medio ambiente, la economía y la seguridad alimentaria.