TRES AÑOS DE UNA INVASIÓN EN LA QUE PUTIN SE SALDRÁ CON LA SUYA

“Durante poco más de tres años ha visto morir a sus jóvenes”.

Internacional
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Putin

Estados Unidos pretende tener el derecho máximo y privilegiado de ser el reconstructor, aunque a ciencia cierta 90% de la destrucción está causada en los territorios que ocupan los rusos.

La guerra contra el invasor ruso librada por Ucrania desde hace poco más de tres años terminará reconfigurando las zonas de influencia mediante un reequilibrio de poder estratégico impulsado por Vladimir Putin.

Ya en 2008 el ejército ruso invadió Georgia y le quitó 20% de su territorio; en 2014 impulsó la autoproclamación de independencia de Crimea, que es territorio ucraniano; y el 24 de febrero de 2022 decidió invadir (otra vez) a Ucrania: hoy está a punto de quedarse con 20% del territorio ocupado.

Y, además, de hacerlo avalado por el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha manifestado ya abiertamente que busca un pacto para un alto el fuego negociado directamente con Putin, como también ha orillado al mandatario ucraniano a signar un convenio redactado por Washington para explotar económicamente una serie de recursos valiosos como el gas, el petróleo y las tierras raras, así como tener preferencia para la reconstrucción de Ucrania.

Este acuerdo, que en principio era una factura cifrada por Trump en 500 mil millones de dólares que Ucrania debía pagarle sí o sí, se ha transformado en un convenio de cooperación económica en el que Estados Unidos y sus multinacionales tienen preferencia en áreas tales como la explotación de las tierras raras.

En declaraciones del presidente Volodímir Zelenski, las condiciones se han mejorado en comparación con el borrador que el titular del Tesoro, Scott Bessent, le entregó en Kiev hace unas semanas.

“Un punto importante es que ya no se refiere a Ucrania como a una nación deudora… no figura ninguna cantidad adeudada: ni 350 o 500 mil millones de dólares”, explicó el líder ucraniano.

En cambio, aborda la creación de un fondo al que Ucrania aportará 50% de los ingresos derivados de la futura monetización de sus recursos como metales raros o petróleo, pero solo de aquellos que aún no estén siendo explotados. Tampoco figura otra cláusula relacionada con la exigencia de que el país invadido pague el doble por inversiones de reconstrucción realizadas por multinacionales estadunidenses.

Un gran negocio

Zelenski, quien insistió constantemente en ceder esa explotación de las tierras raras, del gas y del petróleo a cambio de que Washington asumiese el compromiso de velar por su seguridad, no ha conseguido que Trump diese su brazo a torcer. “Si alguien debe hacerse cargo de la seguridad de Ucrania es Europa, no nosotros”, declaró Trump desde la Oficina Oval.

En la visión del magnate republicano la sola presencia de compañías y trabajadores norteamericanos en suelo ucraniano extrayendo metales o gas y petróleo proporcionaría una “seguridad automática” para los ucranianos y evitaría que fuesen atacados otra vez. “Vamos a hacer un gran, gran negocio”.

De acuerdo con la BBC, Ucrania es un país rico en recursos naturales. Kiev estima que alrededor de 5% de las materias primas críticas del mundo están en su suelo. Sobre todo, tiene mucho litio utilizado en las industrias aeroespacial, de defensa y nuclear.

Sin embargo, acceder a estos recursos no será del todo sencillo. Algunos de los yacimientos minerales están en las regiones ocupadas. Según Yulia Svyrydenko, ministra de Economía de Ucrania, en los territorios invadidos por los rusos hay recursos por un valor aproximado a los 350 mil millones de dólares.

En una maniobra inteligente el Kremlin anunció estar dispuesto a llegar a un convenio económico con EU para darle acceso a la explotación de minerales raros dentro de los territorios de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.

Tampoco su explotación será rápida. James Gregory informó a la BBC que al menos una cuarta parte del territorio ucraniano está lleno de minas terrestres, fundamentalmente el este del país.

Muy probablemente el tema de estas posibles alianzas económicas estará en las negociaciones Moscú-Washington, cuyo contacto volvió a activarse en la primera reunión en Riad entre el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, y su contraparte rusa, Serguéi Lavrov.

Han vuelto a reunirse las delegaciones diplomáticas en Estambul el 27 de febrero pasado para reanudar los contactos y relaciones diplomáticas entre las embajadas en Moscú y en Washington, respectivamente.

Donald Trump

Una derrota con dignidad

La invasión debió evitarse desde 2014, cuando Putin maniobró para la autoproclamación de independencia de Crimea y ni Europa ni Estados Unidos hicieron alguna maniobra para defender entonces a Ucrania. Se limitaron a expulsar a Rusia del Grupo de los Siete (G7).

Al cumplirse el tercer año de la guerra las cifras proporcionadas por el gobierno ucraniano, al 16 de febrero pasado, señalan que el ejército ruso ha matado a 46 mil soldados ucranianos y herido a otros 390 mil. Y habrían muerto casi 100 mil soldados rusos.

No hay cifras fiables de cuántas bajas militares han acontecido de uno y de otro lado —esto forma parte del teatro bélico. Por ejemplo, Washington estima entre 60 mil a 70 mil las bajas militares ucranianas y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ventila que Rusia habría matado a doce mil civiles, pero permanecen desaparecidas casi 60 mil personas.

En vísperas de que acontezca un alto el fuego el periódico Le Monde recién abordó cómo ha cambiado el ánimo de la población europea tres años después de iniciada la invasión: vemos una Europa que sigue debilitándose, amenazada por una serie de movimientos antisistema y de extrema derecha.

En un artículo firmado por Jean-Baptiste Chastand, Emmanuel Grynszpan, Marie Jégo, Benjamin Quénelle y Faustine Vincent se llega a la conclusión de que el empantanamiento del conflicto, la fatiga de la opinión pública y el miedo a la escalada juegan a favor de Moscú, en detrimento de Europa. “Se está abriendo una línea divisoria en el continente entre los Estados decididos a protegerse a sí mismos y los que abogan por el apaciguamiento”.

En medio de este escenario orbita el final de la guerra en Ucrania: hay temor de que un mal acuerdo no solo arruine e hipoteque la vida de los ucranianos sino que además orille a los europeos a poner sobre la mesa la imperiosa necesidad de reclutar jóvenes, volver al servicio militar obligatorio, aumentar la capacidad de sus ejércitos, gastar más en defensa y poner tropas europeas de paz en Ucrania.

Putin y Trump quieren que Zelenski anuncie la capitulación. Las consecuencias jurídicas y económicas de hacerlo serían para el país que se dice rendido muy graves ante el invasor: primero, el reconocimiento de la pérdida del territorio invadido; segundo, la obligatoriedad de resarcir económicamente al invasor por los daños que estime pertinentes; tercero, asestaría un golpe anímico considerable para la población ucraniana, que durante poco más de tres años ha visto morir a sus jóvenes defendiendo a su patria; y, cuarto, dejaría a Zelenski en una franca situación de debilidad y de credibilidad ante los ucranianos. Trump ya se ha adelantado cobrándose la ayuda prestada con el acuerdo recién signado.

Por esa razón es que el presidente Emmanuel Macron, en su encuentro en Washington con su homólogo norteamericano, le trasladó que no se obligue a Ucrania a signar su rendición y que, en cambio, se firme una tregua con Rusia y un acuerdo de seguridad para pacificar la zona.

“Ucrania es un país rico en recursos naturales”.

Ucrania

Un convenio jurídico que sería mucho más digno para los ucranianos y que, una vez pierdan Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, no les obligue encima a resarcir económicamente a los rusos por tres años de guerra. Un convenio que les permita el intercambio de prisioneros, el retorno de los niños sustraídos por Rusia y establecer una serie de líneas rojas de común acuerdo.

Putin ha dicho sus condiciones con antelación: una Ucrania neutral, sin entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni ingresar en la UE y sin ejército; mientras Zelenski tiene las suyas propias: ingresar en la OTAN y en la UE y la permanencia en territorio ucraniano de una misión militar de paz conformada por Europa y Estados Unidos.

Reconstrucción en el horizonte

El Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, señala que las fuerzas rusas avanzaron a un ritmo promedio de 27.94 kilómetros cuadrados por día en noviembre de 2024; de 18.1 kilómetros cuadrados por día en diciembre de 2024; y de 16.1 kilómetros cuadrados por día en enero pasado.

Además, puntualiza que la mayoría de las ciudades más grandes de Ucrania, incluidas Kiev, Leópolis, Dnipro y Odesa, han evitado la destrucción y siguen funcionando.

“Rusia ha arrasado algunas ciudades ucranianas a medida que las ha atacado y ocupado, como Mariúpol. Las ciudades de 80% de Ucrania que las fuerzas rusas no han ocupado han permanecido en gran medida intactas durante la invasión rusa, aparte de los ataques rusos deliberados contra infraestructuras críticas y civiles”, señala este organismo.

Trump quiere que sus multinacionales estén in situ reconstruyendo la infraestructura destruida y levantando grandes complejos inmobiliarios. Reclama derecho de preferencia por ser, según lo ha declarado, el país que más dinero ha dado a Kiev en ayudas económicas y militares.

Eso para Europa es un dato incorrecto, como lo es asimismo para Kiev. El propio Instituto para el Estudio de la Guerra aclara que Europa (incluidos los miembros de la Unión Europea y Reino Unido) ha superado a Estados Unidos en términos de asignaciones acumuladas de ayuda directa, militar y no militar a Ucrania.

“Europa ha proporcionado a Ucrania un total de 166 mil millones de dólares en ayuda acumulada y ha prometido 34 mil 700 millones de dólares adicionales que se asignarán hasta 2030. Europa ha proporcionado y prometido aproximadamente 204 mil 100 millones de dólares en total: más de 174 mil millones de dólares de la UE; unos 13 mil 900 millones de dólares de Noruega y 16 mil 200 millones de dólares de Reino Unido, en comparación con los 183 mil millones de dólares de Estados Unidos”, puntualizó este reconocido think tank.

Estas cifras no incluyen los compromisos de la UE y el G7 de conceder préstamos a Ucrania financiados con los ingresos generados por los activos rusos congelados, de los que la UE tiene aproximadamente 220 mil 500 millones de dólares; de estos, ya ha puesto a disposición de Ucrania mil 600 millones de dólares y ha desembolsado tres mil 200 millones de dólares en préstamos el pasado mes de enero.

Putin

El Instituto para el Estudio de la Guerra puntualiza que Ucrania no ha hecho mal uso del dinero, ni tampoco ha desviado la ayuda proporcionada por diversas instituciones norteamericanas.

Sin embargo, Trump se aferra a ejercer una extorsión a Kiev. Y pretende tener el derecho máximo y privilegiado de ser el reconstructor, aunque a ciencia cierta 90% de la destrucción está causada en los territorios que ocupan los rusos. ¿Reconstruirá EU en dichos territorios ocupados? Eso tendría que formar parte de una negociación con Putin.

Por supuesto, al mandatario ruso no le está haciendo nada de gracia que Trump quiera poner los dos pies económicos de EU en Ucrania. El mensaje es claro para Putin: no solo Rusia hará negocio.

Elecciones en Alemania

También en Alemania se han sentido los coletazos de los tres años de guerra en Ucrania, con una polarización manifiesta en las urnas y que ha dado a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) un triunfo muy relevante, porque prácticamente es la preferencia política en las regiones que antes formaban el llamado Telón de Acero dominado por la Unión Soviética. AfD ha quedado en segundo lugar con 20.8 por ciento.

El ganador de las elecciones es Friedrich Merz, de la fuerza conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), el mismo partido que lideraba la entonces canciller Angela Merkel.

En las elecciones alemanas del pasado 23 de febrero se registró una participación récord de 82.5%, con 59 millones de personas registradas para votar, según la Comisión Federal Electoral. La alta participación es un indicador de la mayor preocupación del electorado sobre las perspectivas políticas y económicas actuales del país después de que el gobierno cesó en noviembre.

El ganador Merz ha descartado una coalición con los fascistas de AfD, lo que deja una coalición bidireccional con el SPD como la opción más probable y todo apunta a que será la nueva coalición.

Reino Unido intenta convencer a su aliado

No se llevan nada bien, pero Keir Starmer quiere convencer a Donald Trump de que no puede dejar caer a Ucrania. El primer ministro británico adelantó que en su reunión en la Casa Blanca con su homólogo norteamericano intentará disuadirlo de ver a Ucrania como un mero asunto económico y cambiar el enfoque por uno geopolítico.

Sin las garantías de seguridad por parte de EU, el político británico ha dicho que Putin volvería a invadir a Ucrania en cualquier momento, porque además nunca ha escondido su intención de poner un gobierno títere prorruso, como ya lo intenta el Kremlin en Georgia o en Rumania.

Con el futuro de la seguridad ucraniana pendiendo de un hilo, Stamer instó a Trump a comprometer una salvaguarda estadunidense para una fuerza de paz liderada por británicos y franceses, diciendo que es la única forma de evitar que Rusia vuelva a sumir a Europa en la guerra.