El plan agregaría alrededor de 260 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera durante los próximos 30 años.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio a conocer la aprobación del proyecto Willow, un plan que genera gran polémica porque busca iniciar la explotación de petróleo y gas en territorio de Alaska y de acuerdo con expertos y organizaciones medioambientales esto podría significar un gran riesgo para el aire y agua de la zona, además de impactar profundamente en los patrones migratorios de los animales.
Al mismo tiempo, el plan se debate también bajo la óptica de la estrategia política, ya que es contrario a las promesas que hizo Biden de reducir los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y promover energías limpias.
Lucha por territorio
El proyecto se ubicará dentro de la Reserva Nacional de Petróleo de Alaska, en tierras públicas del gobierno federal, a más de 300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, en lo que se cataloga como unos de los lugares más ricos en biodiversidad y uno de los menos explorados de EU.
La reserva contiene un excelente nivel de recursos naturales y aloja osos polares, que figuran como especies amenazadas en virtud de la ley de especies en peligro de extinción, además de bueyes almizcleros, caribúes y cientos de miles de aves migratorias y de rapiña, grandes concentraciones de beluga y otros mamíferos marinos; paisajes silvestres de ensueño; ríos salvajes y sitios de gran riqueza geológica, científica, arqueológica y paleontológica.
De hecho, no es el primer intento por extraer recursos de ese lugar, puesto que en 2006 el gobierno de George W. Bush intentó abrir el área al desarrollo de la industria de gas y petróleo, algo que de acuerdo con los ecologistas hubiera destruido este frágil ecosistema. Ese intento fue detenido por una campaña entre conservacionistas y personalidades del mundo del deporte, además de una denuncia judicial presentada por la organización ambientalista Audubon.
En diciembre de 2012 la Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) publicó su primer plan de administración para la reserva. De esta manera, en teoría, la mayor parte del área quedaría fuera del alcance de las perforaciones y la explotación petrolera.
Estira y afloja
Con todo, el Departamento del Interior de EU (DOI) aprobó el 13 de marzo una versión reducida del proyecto Willow de ConocoPhillips, empresa internacional de energía cuya sede está en Houston, Texas.
Este nuevo plan da luz verde para un desarrollo de tres plataformas, mientras que el original proponía hasta cinco sitios de perforación.
La aprobación del proyecto se produce después de años de demoras y con diversas modificaciones a otro plan inicial del proyecto presentado en 2018, el cual también preveía hasta 50 pozos en cada plataforma e infraestructura de apoyo.
Este nuevo ROD (registro de decisión) reemplaza al recibido en octubre de 2020, que luego bloqueó el Tribunal de Distrito de Alaska en agosto de 2021 al anular las evaluaciones ambientales previamente aprobadas por la BLM y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EU.
El tribunal ordenó entonces a ambas agencias reevaluar el efecto del proyecto sobre las emisiones de GEI, junto con su impacto sobre la vida silvestre. El borrador de declaración de impacto ambiental complementario ordenado se publicó en julio de 2022. En respuesta la BLM declaró en febrero de 2023 que había encontrado el desarrollo reducido de tres plataformas, conocido como Alternativa E, como su mejor opción.
Apoyos y rechazos
Los legisladores del estado de Alaska afirman que el proyecto creará empleos, impulsará la producción nacional de energía y reducirá la dependencia del país respecto del petróleo extranjero, puesto que la zona donde está previsto el proyecto contiene hasta 600 millones de barriles de petróleo.
También algunos grupos nativos de la zona (conocida como North Slope) apoyan el proyecto afirmando que podría ser una nueva fuente de ingresos, necesaria para la región y para financiar servicios educativos y de salud.
En cambio, en una carta dirigida a diversos funcionarios municipales del North Slope, miembros de la tribu nativa de Nuiqsut afirmaron que el pueblo se llevaría la peor parte de las repercusiones sanitarias y medioambientales de Willow.
“Otros pueblos obtienen algunos beneficios económicos de la actividad petrolera y del gas, pero experimentan muchos menos impactos que Nuiqsut”, señala la misiva. “Estamos en la zona cero de la industrialización del Ártico”, indica.
De acuerdo con la organización Earthjustice, que presentó una demanda para detener el proyecto, Willow causaría un daño irreparable al medio ambiente, la vida silvestre del Ártico y las personas cercanas que dependen de la tierra para subsistir.
La demanda legal acusa a la administración Biden por no considerar alternativas que podrían haber reducido significativamente las emisiones de GEI y los impactos sobre el terreno.
La demanda también acusa a la Casa Blanca de no evaluar el impacto climático completo del proyecto al no considerar la contaminación climática adicional del desarrollo futuro, que solo puede ocurrir una vez que la infraestructura de Willow esté instalada.
“La zona registra hasta 600 millones de barriles de crudo”
Peligro
¿Hasta qué punto Willow contribuiría al cambio climático? Según las estimaciones del propio gobierno de EU el proyecto agregará alrededor de 260 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono a la atmósfera durante los próximos 30 años, “que equivalen a dos millones de automóviles adicionales en nuestras carreteras cada año en un espacio de tres décadas”.
Durante su campaña presidencial de 2020 Biden prometió poner fin a las nuevas perforaciones de petróleo y gas en tierras y aguas públicas, lo que inicialmente llevó a cabo como parte de un decreto presidencial.
Sin embargo, la pausa en la perforación fue anulada por un juez federal en 2021 y desde entonces la administración norteamericana ha abierto varias áreas para nuevas perforaciones. Algunas de esas nuevas zonas de perforación de petróleo y gas son impugnadas ante los tribunales por grupos ecologistas.