Melbourne, Australia, 8 de noviembre. Los estados y territorios de Australia respaldaron de forma unánime un plan nacional que exigirá que la mayoría de las redes sociales prohíban el acceso a menores de 16 años.
Los líderes de las ocho provincias mantuvieron una reunión virtual con el primer ministro, Anthony Albanese, para discutir lo que él denomina un enfoque nacional pionero en el mundo que haría que plataformas como X, TikTok, Instagram y Facebook sean las responsables de hacer cumplir el límite de edad.
“Las redes sociales están causando un daño social a nuestros jóvenes australianos”, manifestó Albanese a reporteros. “La seguridad y la salud mental de nuestros jóvenes debe ser una prioridad”.
Los líderes gubernamentales discutieron durante meses acerca de la imposición de una limitación, y considerando opciones entre los 14 y los 16 años.
Aunque Tasmania hubiera preferido los 14 años, el estado estaba dispuesto a apoyar los 16 para lograr una uniformidad nacional, apuntó Albanese.
La legislación se presentará en el Parlamento en dos semanas y la prohibición entraría en vigor un año después de que se convierta en ley para dar tiempo a las plataformas a averiguar cómo excluir a los niños. El gobierno aún no ha ofrecido una solución técnica.
La demora busca también dar tiempo para abordar preocupaciones de privacidad en torno a la verificación de la edad.
El principal partido de la oposición respaldó el límite de edad de 16 años desde que se anunció ayer y sugirió que la norma será aprobada por el Senado.
El partido minoritario de los Verdes, por su parte, se mostró crítico y alegó que la medida impediría la aparición de futuros activistas ambientales infantiles como la sueca Greta Thunberg.
Más de 140 académicos con experiencia en campos relacionados con la tecnología y el bienestar infantil firmaron una carta abierta a Albanese el mes pasado oponiéndose a un límite de edad en redes sociales, calificándolo como “un instrumento demasiado brusco para abordar los riesgos de manera efectiva”.
Los críticos sostienen que la mayoría de los adolescentes tienen conocimientos tecnológicos suficientes como para eludir la normativa. Algunos temen que la prohibición cree conflictos dentro de las familias y lleve los problemas de las redes sociales a la clandestinidad.