POR UN PLANETA LIMPIO: ADIÓS A LOS “QUÍMICOS PARA SIEMPRE”

“Llegan a suministros de agua e incluso a la sangre”.

Arturo Moncada
Internacional
QUÍMICOS EN LA SANGRE

La contaminación es un fenómeno generalizado en el mundo. Si bien se reconocen diferentes tipos, estos básicamente se pueden dividir en contaminación del aire, de suelos y del agua.

Entre los mayores contaminantes del planeta destacan los microplásticos y las sustancias químicas, que han convertido los océanos en vertederos y el aire en un agente de daño importante para los pulmones.

No obstante, existen dos químicos de especial relevancia: el perfluoroalquilo y el polifluoroalquilo. Estas sustancias forman parte de lo que familiarmente se conoce como “químicos para siempre”, es decir, compuestos no degradables que contaminan el entorno.

Pero lo que más los distingue frente al resto de sustancias es su capacidad para impactar en la salud de las personas y en la de sus futuros descendientes.

PFAS

El perfluoroalquilo y el polifluoroalquilo son también conocidos como PFAS, es decir, químicos fluorados tensoactivos. Básicamente se componen de cadenas de átomos de carbono y flúor.

Las dos sustancias han estado en uso durante 70 años como agentes antiadherentes e impermeabilizantes. Se encuentran comúnmente en utensilios de cocina antiadherentes, cosméticos a prueba de agua, espumas contra incendios, telas repelentes al agua, cremas y cosméticos, textiles para muebles, ropa especial para exteriores, pinturas y fotografías, cromado, pesticidas, productos farmacéuticos. etcétera.

Gracias a sus enlaces carbono-flúor los PFAS pueden repeler fácilmente el agua y el aceite, lo que las vuelve sustancias muy codiciadas en la industria de la moda. Pero a su vez esto ocasiona que sean mucho más resistentes a las condiciones ambientales y por ello pueden tardar siglos en descomponerse a la intemperie.

Se estima que los PFAS se encuentran presentes en un grupo de más de cuatro mil 700 sustancias producidas por el hombre que se utilizan en una amplia variedad de artículos de consumo.

Daño

Recientemente un equipo de investigadores de la Universidad Brown en Estados Unidos confirmó que los PFAS pueden ocasionar obesidad y resistencia a la insulina, el precursor de la diabetes tipo 2. En esencia porque alteran la epigenética del sistema metabólico.

Asimismo, estos químicos pueden afectar para siempre la lactancia materna, reduciendo el tejido mamario y la cantidad de leche que expulsa la mujer.

Joseph Braun, epidemiólogo en la Universidad Brown, señala que con base en la epigenética se realizaron evaluaciones detalladas de la salud de los niños, desde comportamiento, aprendizaje, memoria y habilidades motoras, hasta las tasas metabólicas. El resultado, indica, es que “encontramos modificaciones hereditarias que podrían verse influenciadas por productos químicos”.

Actualmente prácticamente todo mundo ha estado expuesto a estos químicos a través del aire o el agua, por lo que aun cuando se viviera en una burbuja no sería posible evitar sus efectos tóxicos.

Los PFAS han logrado además salir de los bienes de consumo y llegar a suministros de agua e incluso a la sangre.

Al mismo tiempo la exposición a PFAS está fuertemente relacionada con la disminución de la fertilidad, mayores riesgos de contraer cáncer, inmunidad reducida a las infecciones y niveles elevados de colesterol. Esto a través del uso diario de tales sustancias en las prendas o de su consumo en el agua potable y los alimentos contaminados. Porque sí: al igual que los microplásticos, estas sustancias pueden llegar a la sangre a través de peces contaminados.

Esperanza

Si bien los esfuerzos de la comunidad para filtrar las PFAS del agua han tenido cierto éxito, existen pocas soluciones sobre cómo desecharlos una vez que se eliminan.

Las pocas opciones que existen involucran la destrucción de PFAS a altas temperaturas y presiones u otros métodos que requieren grandes aportes de energía. Sin embargo, estos métodos liberan algunos de estos compuestos químicos al aire. Otra estrategia fallida ha sido enterrar los compuestos en vertederos. Cuando se hace eso, básicamente solo se garantiza que el problema saldrá a la luz en 30 años, porque se filtrará lentamente.

No obstante, químicos de la Universidad Northwestern anuncian un logro que parecía imposible: la creación de una técnica que hace que las dos clases clave de compuestos PFAS se descompongan, dejando solo productos finales benignos. El método requiere bajas temperaturas y reactivos comunes y baratos.

William Dichtel, de Northwestern y quien dirigió el estudio, indica que el secreto de la indestructibilidad de PFAS radica en sus enlaces químicos.

Los PFAS contienen muchos enlaces carbono-flúor, que son los enlaces más fuertes en química orgánica. Mediante su estudio, el equipo de Dichtel encontró una debilidad: los PFAS contienen una cola larga de enlaces de carbono-flúor inflexibles, pero en un extremo de la molécula hay un grupo que a menudo contiene átomos de oxígeno cargados.

Los investigadores se centraron en este grupo de cabeza calentando el PFAS en sulfóxido de dimetilo, un solvente inusual para la destrucción de PFAS, con hidróxido de sodio, un reactivo común. El proceso decapitó al grupo de cabeza, dejando atrás una cola reactiva.

“Eso desencadenó todas estas reacciones y comenzó a expulsar átomos de flúor de estos compuestos para formar fluoruro, que es la forma más segura de flúor”, indicó Dichtel. “Aunque los enlaces carbono-flúor son superfuertes, ese grupo de cabeza cargado es el talón de Aquiles”, afirmó.

Esta nueva técnica se basa en condiciones más suaves y en un reactivo simple y económico, lo que hace que la solución sea potencialmente más práctica para un uso generalizado.

Después de descubrir las condiciones de degradación de PFAS, Dichtel y su equipo descubrieron también que los contaminantes fluorados se desmoronan por procesos diferentes a los que generalmente se suponen. Usando poderosos métodos computacionales simularon la degradación de PFAS y los cálculos confirmaron que solo quedan productos benignos.

Este nuevo conocimiento también podría ayudar a guiar mejoras adicionales al método.

Efectos negativos de PFAS

El aumento de la evidencia científica relacionado la exposición a PFAS con una serie de impactos graves para la salud, como los siguientes.

Bajo peso y tamaño al nacer.

Alteración de los niveles hormonales y retraso de la pubertad.

Disminución de la respuesta inmune a las vacunas.

Enfermedad de tiroides.

Daño hepático.

Cáncer de riñón y testicular.

Se acumulan y persisten en nuestro entorno, con la capacidad de transportarse a larga distancia lejos de los puntos de emisión.

Son muy persistentes, se acumulan en nuestros cuerpos y se suman a nuestra exposición química diaria total.

Se detectan habitualmente en la leche materna humana, aire, suelo, plantas y animales.

Su producción y uso ha sido la principal fuente de contaminación ambiental.

Fuente: Universidad Brown