TRUMP ABRE CAMINO A NUEVOS LÍDERES CLIMÁTICOS

“La transición energética es un maratón, no un sprint, y Estados Unidos está perdiendo la ventaja”.

Martha Mejía
Internacional
Compartir
Líderes climáticos

Se prevé menor apoyo en términos de financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades en torno de la lucha climática.

El 21 de enero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva por la cual su país se retira del Acuerdo de París sobre cambio climático, marcando así la segunda ocasión que toma esta decisión: la primera fue en 2017, pero bajo la administración de Joe Biden EU se reincorporó al pacto.

La medida causa preocupación internacional por sus repercusiones inmediatas y a largo plazo en la cooperación global climática y la transición hacia un futuro más sostenible.

No obstante, abre la posibilidad de que actores como la Unión Europea (UE) y China asuman un rol más protagónico en la lucha contra el cambio climático y la transición energética.

Isabel Studer, presidenta de Sostenibilidad Global, dice a Vértigo que esta nueva salida de EU bajo la administración de Trump representa un retroceso significativo en la lucha contra el cambio climático.

A pesar de este revés, recuerda que los compromisos climáticos de EU han sido irregulares, con episodios como la retirada de George W. Bush en la década de 2000 de las negociaciones climáticas, influenciado por los intereses del sector de los combustibles fósiles, clave en la economía de su país.

Sin embargo, la especialista en transición energética asegura que si bien esta salida es un golpe para la causa climática global no todo está perdido, ya que estados como California y Nueva York siguen liderando la agenda climática a nivel subnacional.

Impacto global

El impacto de esta retirada va más allá de las fronteras de Estados Unidos. Óscar Calderón Bustamante, académico del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, explica en entrevista que los países en desarrollo, que dependen de la cooperación internacional para avanzar en la transición energética, se verán directamente afectados.

“Habrá menos apoyo en términos de financiamiento, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades”, advierte.

La falta de liderazgo de Estados Unidos también podría limitar la disponibilidad de datos climáticos y el apoyo a investigaciones clave para mitigar el cambio climático.

Además, subraya que las políticas de Trump podrían aumentar las emisiones de CO2 de EU en hasta cuatro mil millones de toneladas para 2030 debido a su enfoque en los combustibles fósiles en lugar de energías renovables o vehículos eléctricos.

Según Calderón, esta postura no solo obstaculiza los compromisos climáticos de EU, sino que también puede tener un impacto global, dejando un vacío que podría ser aprovechado por otros países. “China, por ejemplo, tiene el capital y el impulso para convertirse en líder en energías renovables, especialmente en mercados de alta rentabilidad como los vehículos eléctricos y las baterías de larga duración”, explica.

La Unión Europea, por su parte, ha mostrado un fuerte compromiso con la transición energética, lo que fortalecería aún más su rol global ante la ausencia de Estados Unidos. Calderón también destaca que esta retirada podría generar una movilización más fuerte en los países en desarrollo, más vulnerables al cambio climático.

Cooperación financiera

Desde la perspectiva de Daniela González Iza, directora de Programas de Relaciones Internacionales en el Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe, la salida de EU del Acuerdo de París tendría un impacto negativo en la cooperación financiera global contra el cambio climático.

“Estados Unidos es un pilar clave en este esfuerzo y su salida generaría incertidumbre sobre su papel en el ámbito internacional”, explica a Vértigo. Este cambio podría aislar aún más a EU, colocándolo junto a países como Irán, Yemen y Corea del Norte, que no son parte del acuerdo. No obstante, la situación ofrece una oportunidad para que otras naciones o regiones, como la UE y China, lideren las negociaciones internacionales.

Aunque la salida de EU presenta un desafío, González Iza plantea que no todo está perdido. La UE, con su política verde interna y capacidad para liderar iniciativas globales, podría fortalecer su batuta en este ámbito, intensificando su compromiso con la política climática y aumentando el financiamiento para los países en desarrollo.

Es importante destacar, apunta Studer, que la acción climática no depende únicamente de los gobiernos nacionales: el sector privado y la sociedad civil tienen un papel crucial en la transición hacia un futuro sostenible. “A medida que más empresas y ciudadanos se involucren en la lucha contra el cambio climático, será cada vez más difícil para los gobiernos ignorar este desafío”.

En este contexto, aunque el gobierno federal estadunidense pueda retirarse de los acuerdos California y otros 14 estados (que forman parte de la Under2 Coalition o Coalición de Gobiernos Subnacionales de Estados Unidos, la cual tiene como objetivo lograr la mitigación de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero), seguirán implementando políticas para mitigar y adaptarse al cambio climático, amortiguando el impacto a nivel nacional y manteniendo la acción climática dentro del país.

¿Quién gana y quién pierde?

El futuro del Acuerdo de París y la lucha global contra el cambio climático dependerá en última instancia de la voluntad colectiva de los países para avanzar en la agenda climática a pesar de los obstáculos y retrocesos, coinciden los especialistas.

“A medida que nos acercamos a la COP-30 en Brasil (noviembre 2025) es posible que la salida de Estados Unidos incremente la presión sobre otros países para actuar de manera más decidida y urgente”, comenta Studer.

Agrega que las decisiones de Trump podrían posponer y perjudicar los propios intereses de EU, que aun cuando siga utilizando combustibles fósiles se enfrenta a altos riesgos climáticos como la escasez o exceso de agua y la seguridad alimentaria. Estos sectores tendrán que ser considerados a futuro aunque, como señala Studer, “la transición energética es un maratón, no un sprint, y Estados Unidos está perdiendo la ventaja”.

En este contexto, la cooperación internacional sigue siendo fundamental para evitar los peores efectos del cambio climático. A pesar de que actores clave como EU puedan alejarse momentáneamente del Acuerdo de París, la acción de otros países y de los sectores locales continuará siendo un motor poderoso para el cambio.