MIL DÍAS DE ASEDIO RUSO A UCRANIA

Claudia Luna Palencia
Internacional
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Conflicto Rusia-Ucrania

Un ataque por parte de un Estado sin armas nucleares, pero con el apoyo de uno que sí cuenta con ellas, sería considerado por Moscú como un ataque conjunto contra Rusia.

Se ha cumplido el plazo de mil días de asedio del ejército ruso en territorio ucraniano y la guerra que comenzó con la invasión de las tropas rusas el 24 de febrero de 2022 no muestra indicios de terminar pronto. Es más, recientemente el Kremlin ordenó recrudecer los bombardeos sobre Kiev y otras ciudades ucranianas.

La guerra, que ha atravesado por diversas fases, va camino de cumplir tres años y los europeos ya se acostumbraron a saber que en el traspatio de Europa del este hay ataques con drones y misiles que todos los días dejan muertos y heridos.

En las primeras semanas de la invasión el temor dentro de la Unión Europea (UE) tenía que ver con la posibilidad de que Rusia usara armas tácticas nucleares en Ucrania. Después esa inquietud se disipó y en las semanas más recientes ha vuelto a intranquilizar que el curso de los ataques termine metiendo a los europeos en la guerra.

La autorización del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que el ejército ucraniano utilice los misiles de largo alcance ATACMS (Army Tactical Missile System) para bombardear a los rusos dentro de la Federación Rusa ha sido interpretada por el Kremlin como una escalada en el conflicto.

Este sistema de misiles tácticos, de superficie a superficie, fabricados por Lockheed Martin, tiene un alcance de 300 kilómetros; funciona propulsado por un cohete de propelente sólido de una sola etapa, mide cuatro metros de longitud y 610 milímetros de diámetro.

Nueva fase

El primer uso de los ATACMS sucedió durante la operación Tormenta del Desierto. Entonces EU lanzó 32 misiles contra territorio iraquí. Cada misil tiene un precio de 1.5 millones de dólares.

Ucrania no solo está utilizando los ATACMS, sino que también Reino Unido ha dado luz verde para utilizar sus misiles Storm Shadow, un arma fabricada por la empresa MBDA. Estos misiles tienen un radio de alcance de 560 kilómetros y cada uno cuesta 3.2 millones de dólares.

“Moscú considerará el lanzamiento de los misiles de largo alcance guiados por expertos militares estadunidenses como una nueva fase cualitativa de la guerra”, declaró Serguéi Lavrov, titular de Exteriores ruso, durante su participación en el G20 en Río de Janeiro.

En el estertor de su gobierno Biden ha dado un paso adelante y ha concedido al gobierno de Kiev el envío de miles de minas antipersonales, a fin de reforzar las líneas defensivas en su territorio en un momento clave para el ejército ruso, que sigue consiguiendo avances dentro de la región de Donetsk.

Durante las primeras semanas del inicio de la guerra la Casa Blanca proporcionó minas antitanque a Kiev para que pudiese destruir los vehículos blindados rusos, pero se negaba a entregarles minas antipersonales. Ahora cambia esa posición.

Luego de perder los demócratas las elecciones y ante la promesa del virtual presidente republicano, Donald Trump, de poner punto final a la guerra en Ucrania con un plan de paz unilateral que sería contrario a los intereses de los ucranianos, el gobierno de Biden hace una serie de concesiones militares al presidente Volodímir Zelenski. Y el Kremlin afirma que EU está traspasando una serie de líneas rojas.

Los primeros bombardeos con ATACMS utilizados por el ejército ucraniano fueron dirigidos contra la localidad rusa de Bryansk, una ciudad que se encuentra a 380 kilómetros al suroeste de Moscú y a 100 kilómetros de la frontera con Ucrania.

El ataque fue confirmado por el Ministerio de Defensa ruso, que en un comunicado señaló que no hubo bajas civiles y que la batería de misiles lanzada por Ucrania iba dirigida a un depósito de municiones. “Fueron seis misiles balísticos de los que cinco fueron derribados, otro destruido y sus fragmentos provocaron un incendio en una instalación militar”.

Tras este ataque el Kremlin considera que EU pretende escalar la tensión de la guerra y llevarla a otro nivel, en el que Occidente terminará implicado.

El ejército ucraniano también ha lanzado misiles Storm Shadow contra la región rusa de Kursk, que hace frontera con Ucrania, sin confirmar bajas civiles ni puntualizar cuántos misiles fueron lanzados.

Reacción

Ante el suministro de estos misiles por parte de EU y Reino Unido el presidente ruso, Vladimir Putin, aprobó una serie de modificaciones en la doctrina nuclear que establece “las nuevas circunstancias” bajo las que el Kremlin consideraría utilizar su arsenal nuclear.

“La nueva doctrina establece que un ataque con misiles convencionales, drones o aviones por parte de un Estado sin armas nucleares, pero con el apoyo de uno que sí cuenta con ellas, sería considerado por Moscú como un ataque conjunto contra Rusia o contra Bielorrusia. Ante una amenaza crítica, la respuesta sería nuclear”, de acuerdo con dichas modificaciones.

No es la primera vez que Putin o su equipo más cercano, como el propio Lavrov o su portavoz, Dmitry Peskov, amenazan con utilizar parte de su arsenal nuclear.

La OTAN también ha llegado a considerar esta respuesta por parte de Rusia. ¿Qué estrategia nuclear podría seguir Putin? Hay dos formas: 1) Armas nucleares tácticas con pequeñas ojivas nucleares con un sistema de lanzamiento destinado a un ataque limitado; pueden ser cargas de un kilotón (mil toneladas de explosivo TNT); en Hiroshima fue lanzada una bomba de 15 kilotones con un radio de destrucción potente y que dejó más de 200 mil muertos en el momento del impacto, pero miles de víctimas en los años posteriores; y, 2) armas nucleares estratégicas que son de largo alcance, con cargas potentes en misiles balísticos intercontinentales.

Un país destruido

Mil días han pasado desde la invasión y el inicio de la catástrofe humanitaria. El Centro Regional de Información para Europa Occidental de Naciones Unidas señala que seis millones 168 mil refugiados ucranianos están en diversos países europeos, según estadísticas del mes de julio pasado.

Otros 571 mil ucranianos están exiliados fuera de Europa, lo que eleva el total global de esta comunidad a 6.74 millones de personas que han abandonado sus hogares debido a la invasión rusa.

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Dentro del territorio ucraniano hay 3.7 millones de personas que se han desplazado de las regiones invadidas, foco de la mayoría de los combates, hacia otras zonas de su país que consideran más seguras.

En 2021 Ucrania tenía una población de 43.5 millones de habitantes y en la actualidad se ha reducido a 37.9 millones. Muchos están en el exilio, pero también hay bajas civiles y muertes de miles de militares en combate.

De acuerdo con la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) el conflicto ha cobrado la vida de once mil 662 civiles entre el 24 de febrero de 2022 y mediados de agosto de 2024. Entre las víctimas hay 639 niños; además, 24 mil 207 civiles han resultado heridos y entre ellos mil 577 niños.

Zelenski sigue reclamando ante las instancias internacionales, como la ONU, que se exija a Moscú el retorno de 200 mil menores de edad que Rusia habría trasladado de forma ilegal a su territorio. La ACNUR confirma además que al menos 1.3 millones de ucranianos estarían en Rusia y se ignora su situación legal, económica y humana.

“Además, la guerra ha destrozado la economía ucraniana, haciendo retroceder los avances en materia de desarrollo logrados en los últimos años y sumiendo a casi 25% de la población en la pobreza”, según el último Informe Anual de las Naciones Unidas.

En cuanto a las bajas militares, Zelenski es muy celoso en dar a conocer la verdadera cifra de muertos en combate, como una estrategia para no minar la moral de los soldados. Las cifras que proporciona el gobierno de Kiev hablan de entre 31 mil a 35 mil soldados ucranianos fallecidos en combate desde el inicio de la guerra.

“Ni 300 mil, ni 150 mil soldados ucranianos muertos en combate, ni lo que diga Putin y su círculo mentiroso. Pero cada una de estas pérdidas es una gran pérdida para nosotros”, refuta Zelenski.

En agosto pasado el Pentágono abordó el número de soldados ucranianos muertos en los casi tres años de invasión y estimó bajas de 70 mil soldados y hasta 120 mil heridos.

Por su parte, Downing Street estima en 350 mil los soldados rusos entre muertos y heridos, un dato que también niegan desde el Kremlin señalando que las bajas ucranianas son muy superiores.

Temor en Europa

El curso de la guerra en Ucrania sigue siendo incierto y en Europa se teme que en las semanas venideras, previas a que Trump asuma su nuevo mandato en la Casa Blanca, el fragor de los combates recrudezca y el escenario empeore rápidamente.

Trump señala que lo primero que hará será pacificar a la región, pero eso solo se lograría si Putin deja de atacar a Ucrania y retira a sus tropas de los territorios invadidos. Eso es lo que quiere Zelenski, pero no es lo que quiere Putin; y Trump nunca ha dicho que pedirá a Putin devolver los territorios invadidos. Es un complicado intríngulis.

En la UE esperan además que Trump dé un paso atrás en la OTAN, lo que dejaría a los aliados europeos sin el paraguas protector del ejército norteamericano.

El propio presidente francés, Emmanuel Macron, viene insistiendo en que los europeos tendrán que defenderse a sí mismos y que llegará un punto en el que no podrán dejar caer a Ucrania en manos de Putin.

A finales de febrero pasado Macron afirmó que hará todo lo necesario para que Rusia no pueda ganar la guerra y llegó a decir que ni Francia ni la UE podrían descartar enviar tropas a Ucrania.

“En este momento no hay consenso para enviar de manera oficial tropas sobre el terreno. Pero en términos de opciones no se puede descartar nada, porque Rusia no puede apropiarse de Ucrania: para nosotros es una amenaza”, señaló entonces.

En un artículo de Foreign Affairs escrito por Alex Crowther, Jahara Matisek y Phillips P. O’Brien, se aborda cómo se ha roto “el tabú” en Europa de entrar (otra vez) en un conflicto bélico.

“Macron dijo el 26 de febrero que no se podía descartar el despliegue de fuerzas europeas en Ucrania. Desde entonces otros funcionarios europeos se han unido en este sentido: el ministro de Defensa finlandés y el ministro de Relaciones Exteriores polaco han sugerido que las fuerzas de sus países podrían terminar desplegadas en Ucrania. Estos comentarios, combinados con el apoyo existente a tales medidas en los Estados bálticos, muestran que hay un bloque cada vez mayor de países abiertos de enviar a sus soldados para ayudar a Ucrania”, de acuerdo con dicha publicación.

Se habla, sobre todo, de tropas europeas, no de tropas de la OTAN (aunque 30 países europeos son miembros de la Alianza Trasatlántica), porque se descarta cualquier participación de EU bajo la administración Trump.

La denuncia de Kiev sobre soldados norcoreanos luchando en las filas rusas también es otra alerta significativa que solo habla de una guerra que se intensificará.

Al respecto, Reuters revela que en los últimos días un contingente de diez mil 900 soldados norcoreanos ha sido desplegado en Kursk. Desde agosto pasado un grupo de soldados ucranianos invadió Rusia con la finalidad de tomar diversas localidades, incluyendo Kursk.

La estrategia de Kiev pasa por atacar varias ciudades rusas cercanas a su frontera, como Bryansk, Kursk y Belgorod. El Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur denuncia que Corea del Norte, además de suministrar a Putin soldados dispuestos a morir por la causa rusa, también le suministra obuses autopropulsados y lanzacohetes múltiples.

En este escenario, dejar a Ucrania sin ayuda militar y financiera es para la UE algo inaceptable. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recién reiteró que la UE jamás dejará sola a Ucrania en las manos de Putin.