Migración, seguridad e infraestructura, eje de cita bilateral México-Guatemala

La frontera es escenario de luchas entra bandas criminales

Redacción
Internacional
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Andrés Manuel López Obrador y Bernando Arévalo.
Foto: AP

Tapachula, Chiapas, 17 de mayo. Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y Guatemala, Bernardo Arévalo, mantendrán este viernes una reunión en Tapachula, Chiapas, la ciudad mexicana más importante en la frontera entre ambos países, para hablar sobre migración, seguridad e infraestructura.

En su conferencia matutina previa al encuentro López Obrador reconoció que le preocupa la seguridad en la zona fronteriza, uno de los principales puntos de entrada de migrantes y ahora escenario de luchas entre dos grupos antagónicos del crimen organizado algo que, dijo, también concierne a Guatemala. “Vamos a trabajar sobre eso”, aseguró.

La cita bilateral, la primera entre ambos mandatarios, tiene lugar en medio de semanas de intensa actividad diplomática de Estados Unidos con México y otros países de la región para intentar controlar el flujo de migrantes hacia el norte en pleno año electoral estadounidense y después de que en 2023 se batieran todos los récords con un número de llegadas sin precedentes.

Según explicó el martes la secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Alicia Bárcena, México, Estados Unidos y Guatemala están de acuerdo en destinar recursos para mejorar la infraestructura fronteriza, poner en marcha planes de desarrollo, industria y comercio y buscar vías para cubrir la mano de obra que México necesita con visas temporales de trabajo para los guatemaltecos, temas que se abordarán en la reunión entre López Obrador y Arévalo.

El mexicano también insiste en que se destine más dinero al desarrollo y el viernes anunció que planea extender su proyecto del tren interoceánico — que atraviesa la parte más estrecha de México y está en construcción— hasta la frontera con Guatemala.

Además quiere proponer a Arévalo conectar su megaproyecto del Tren Maya con Flores, en plena selva guatemalteca del Petén, un proyecto que ya descartó su predecesor.

En la ruta de los migrantes hacia Estados Unidos, el primer punto crítico es el conocido como Tapón del Darién, la selva que divide Colombia de Panamá y por donde el año pasado cruzaron más de medio millón de migrantes. El segundo es el sur de México.

“La frontera entre Guatemala, Belice y México es fundamental”, afirmó la canciller.

Se trata de una zona de montañas y selva donde existen un sinfín de puntos ciegos por donde cada día pasan cientos de migrantes de decenas de nacionalidades. Muchos de estos cruces irregulares —que también son ruta de drogas y armas— son los que ahora se disputan el Cártel de Sinaloa y el de Jalisco, lo que ha multiplicado la violencia en la zona. El jueves, una candidata a alcalde y otras cinco personas, entre ellas una niña, fueron asesinas a balazos.

“Queremos lograr que ese espacio fronterizo sea un espacio ejemplar… nada de muros, que la gente sienta que entró a un país que es un país grato que le puede ofrecer oportunidades”, subrayó Bárcena el martes.

Para los migrantes, sin embargo, llegar a México está lejos de ser un placer. Las rutas están controladas por el crimen organizado, hay muchos robos, extorsiones e incluso secuestros y constantes denuncias de abusos y actos de corrupción de las autoridades.

Además, desde hace unos dos años, muchos de los que logran avanzar hasta al centro o al norte del país, si son interceptados por agentes migratorios o la Guardia Nacional, son devueltos de nuevo al sur donde la mayoría vuelve a intentar retomar el camino al norte.

El mismo día en que Bárcena hacía esas declaraciones, Carlos Campos, un venezolano que viaja con su esposa, su hermana y varios sobrinos, fue subido a un avión con toda su familia y decenas de otros migrantes y trasladado desde el norte de Ciudad de México, donde pretendían trepar a un tren de carga para avanzar hacia la frontera con Estados Unidos, a la frontera con Guatemala.

“Nos regresaron y vamos de nuevo para arriba”, indicó a la agencia The Associated Press desde la salida de Tapachula, donde un grupo de migrantes se agrupaba para continuar hacia el norte.

Estados Unidos ha elogiado los esfuerzos de contención del gobierno mexicano que han reducido la llegada de migrantes a su frontera —algunos días de finales de 2023 superaron los diez mil y ahora están en menos de la mitad—.

México insiste en que será necesario que el gobierno del presidente Joe Biden permita a los migrantes acceder a su plataforma digital de solicitud de asilo, llamada CBPOne, desde el sur para evitar que los extranjeros crucen México sin documentos y sean víctimas de las redes de traficantes.

El gobierno mexicano trabaja en la habilitación de dos centros multipropósito en Tapachula para ofrecer todo tipo de servicios a los migrantes, pero todavía están en construcción.

Mientras tanto, los migrantes no dejan de moverse. La mañana del viernes un par de cientos de personas caminaban sobre la carretera que une el fronterizo río de Suchiate con Tapachula mientras muchos más, en torno a mil 500, esperaban en un campamento a la orilla del río a que las autoridades pudieran trasladarlos, aunque no tuvieran claro adónde.

“Tenemos niños deshidratados y estamos en una desesperación, hay mujeres embarazadas, queremos salir de aquí", dijo el venezolano Gregorio Bello. Su familia, de 10 integrantes, lleva dos semanas en el campamento en espera de que las autoridades les informen qué hacer o si los trasladarán a algún lugar. “Llevamos 130 días desde que salimos de Venezuela y en todos los países nos han apoyado”, agregó. “Aquí se nos han complicado las cosas”.