BEIT LAHIYA, Franja de Gaza, febrero 25.-Cuando cae la noche sobre el norte de Gaza, gran parte del paisaje urbano de edificios colapsados y escombros apilados se queda completamente a oscuras.
Los hijos pequeños de Rawia Tambora, que viven en las ruinas de su hogar, tienen miedo de la oscuridad, así que ella enciende una linterna y la luz de su celular para reconfortarlos, mientras duren las baterías.
Desplazada durante la mayoría de los 16 meses de guerra, Tambora ha regresado a su casa. Pero sigue siendo una vida frustrante, cuenta: No hay agua corriente, electricidad, calefacción ni servicios, y no hay herramientas para retirar los escombros a su alrededor.
Casi 600.000 palestinos han regresado al norte de la Franja durante el alto el fuego que dura ya un mes, según Naciones Unidas. Después de la alegría inicial de estar de vuelta en sus hogares —incluso aunque estén dañados o destruidos— ahora enfrentan la realidad de vivir entre los escombros en el corto plazo.
“Algunas personas desearían que la guerra no hubiera terminado nunca, porque creen que habría sido mejor morir”, dijo Tambora. “No sé qué haremos a largo plazo. Mi mente ha dejado de planear el futuro.”
Está previsto que el alto el fuego de seis semanas finalice el sábado, y no se sabe qué ocurrirá después. Se están haciendo esfuerzos para prorrogar la calma mientras se negocia la siguiente fase de la tregua. Si vuelven a estallar los combates, quienes han regresado al norte podrían volver a encontrarse en medio de ellos.