LA CAÍDA DE BASHAR AL-ASSAD, DURO REVÉS PARA LOS PLANES DE PUTIN

“Terminan 54 años de gobierno de la familia Al-Assad”.

Internacional
Share
Familia Al-Assad

Más de una década de conflicto armado, agravado por conmociones externas, afectan la situación económica y provocan un drástico deterioro del bienestar de los hogares sirios.

Millones de refugiados sirios en Europa celebran la caída del régimen sanguinario de Bashar Al-Assad, que en 2011 resistió al movimiento contra las dictaduras conocido como Primavera Árabe que se extendió por varios países musulmanes.

A Saleh N. le brotan lágrimas de alegría. Desde hace diez años vive refugiado en Sevilla. Salió huyendo de una guerra civil intestina en la que Al-Assad, apoyado por el Kremlin, llevó a cabo una cacería contra todos los opositores al régimen. “Ahora solo quiero volver a mi país cuanto antes”, nos dice.

Ya nadie sostuvo al sátrapa, ni Irán, ni Putin, con su apoyo económico y militar proporcionado. Esta vez un nuevo alzamiento de grupos opositores rebeldes encontró eco para su ofensiva, que inició el 27 de noviembre en Idlib, al noroeste de Siria. El líder de la insurgencia, Hayat Tahrir Al-Sham, prometió que llegaría a Damasco y mataría a la familia Al-Assad.

De Idlib se movieron hacia el sur para capturar Deraa, justo la ciudad en la que surgió en 2011 el levantamiento contra la dictadura reinante; una que pasó de padre a hijo: tras la muerte del dictador, Hafez Al-Assad, en junio de 2000, Bashar asumió la presidencia en julio de dicho año.

En su avanzada los grupos rebeldes fueron sumando apoyo tanto por el norte como por el sur, hasta llegar a Damasco en la madrugada del domingo 8 de diciembre. Demoraron doce días en arribar a la capital y no encontraron casi resistencia.

Geoestrategia

Al-Assad y su familia huyeron en su avión privado hacia Moscú, invitados por el mandatario ruso, Vladimir Putin, quien durante más de una década les proporcionó ayuda económica, logística y militar para evitar la caída del régimen, temeroso de perder un enclave estratégico muy relevante.

¿Por qué Siria tiene una posición geopolítica y geoeconómica envidiada?

El analista Syed Raiyan Amir explica en Eurasia Review que el país está situado en la intersección de Asia, Europa y África, y eso lo convierte en un centro vital para el comercio, la estrategia militar y el intercambio cultural.

“La frontera occidental de Siria toca el mar Mediterráneo, proporcionando acceso a rutas marítimas vitales. La ciudad portuaria de Latakia, uno de los principales activos costeros del país, ofrece un control potencial sobre las rutas marítimas del Mediterráneo oriental; y este acceso es particularmente crítico para el comercio de los productos energéticos porque el Mediterráneo sirve como conducto para las exportaciones de petróleo y gas desde Oriente Medio a Europa y más allá”, de acuerdo con Raiyan Amir.

De hecho, Rusia tiene dos bases militares en Siria: en la base naval de Tartús, en la costa mediterránea, y en la base aérea de Khmeimim, cerca de la ciudad portuaria de Latakia.

Para el Kremlin son dos bases militares muy relevantes, sobre todo la de Tartús, ya que proporciona a Rusia su único acceso directo al Mediterráneo y una base para realizar ejercicios navales, estacionar buques de guerra e incluso alojar submarinos nucleares.

Según la agencia de noticias rusa TASS los combatientes rebeldes sirios ya han tomado el control total de la provincia de Latakia, sitio de ambas bases militares rusas.

Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó a los medios de comunicación rusos que se toman medidas para garantizar la seguridad de sus bases militares.

No obstante, la agencia de inteligencia militar de Ucrania (HUR) difundió diversas imágenes de satélite en las que se observa cómo Rusia retira a sus tropas y equipo militar de Latakia.

También la agencia Reuters indica que las imágenes de satélite de la base rusa en Tartús sugieren que al menos tres buques de guerra han abandonado el puerto y anclado en el mar, a unos 13 kilómetros de la costa.

Lo mismo sucedió con la fragata Almirante Grigorovich, el submarino Novorossiysk y el petrolero Kaliningradneft Vyazma, que estarían desplazados a varios kilómetros del puerto.

Siria, si bien no tiene grandes yacimientos petroleros, es un punto de tránsito crítico en las llamadas rutas potenciales para el transporte de petróleo y gas desde las regiones ricas en recursos del Golfo Pérsico y el Caspio a Europa. Estas rutas de tránsito han sido durante mucho tiempo objeto de competencia geopolítica, que involucra a actores regionales e internacionales.

Por supuesto, no puede obviarse la situación geográfica estratégica que tiene ese país de 23 millones de habitantes: comparte fronteras con Turquía al norte; con Irak al este; con Jordania al sur e Israel; y con Líbano al suroeste.

“Este posicionamiento sitúa a Siria como puerta de entrada entre el mundo árabe y Eurasia. Históricamente su ubicación le ha permitido influir en la política regional y actuar como zona de amortiguamiento en los conflictos que involucran a estos vecinos”, en la opinión de Rayin Amir.

Siria es parte del Levante, una región históricamente disputada, rica en recursos, cultura y valor estratégico.

El Levante conecta al Mediterráneo con el interior de Arabia, ofreciendo rutas para el comercio y las campañas militares. El control de esta región ha sido un objetivo recurrente para los imperios a lo largo de la historia, desde los asirios hasta los otomanos.

Una nación fragmentada

Aquí en España, Saleh —como casi siete millones de sirios refugiados en Turquía, Líbano, Alemania, Jordania e Irak— despertó el domingo 8 con el derrocamiento del gobierno de la dinastía Al-Assad, que en los últimos 54 años gobernó con mano muy dura (y ayudado por los alauitas y chiitas) a la nación de mayoría suní.

Hoy los sirios que desde hace años salieron huyendo de la represión y de la guerra civil y de sus consecuencias, empezarán a retornar desde el extranjero a su país con el deseo de contribuir a la reconstrucción y la esperanza de vivir en paz.

Pero no será nada fácil. El país está muy fragmentado, con fuerzas que controlan diversas zonas geográficas, como kurdos, turcos, diversos grupos rebeldes y el Estado Islámico (EI).

La guerra civil siria, que comenzó en 2011, puso de manifiesto su valor geoestratégico. El conflicto atrajo a potencias regionales como Turquía, Israel, Irán y Arabia Saudita, así como a actores globales como Estados Unidos y Rusia. Cada uno trató de influir en el resultado de la guerra para alinearlo con sus intereses estratégicos.

Rusia estableció un punto de apoyo militar en Siria, con su base naval en Tartús y su base aérea en Khmeimim. Fue una medida que le permitió durante más de una década proyectar su poder en el Mediterráneo oriental.

A su vez, Irán utilizó a Siria como su corredor terrestre para abastecer de armamento y equipo militar al grupo Hezbolá en Líbano y Turquía; en su guerra contra los kurdos, trató de evitar que establecieran regiones autónomas en la frontera siria con Turquía.

Luego está la cara más preocupante: Siria ha sido un hervidero de actividad extremista, con grupos como el EI y Al-Qaeda que se nutren de la inestabilidad para sembrar caos y terror entre la población.

Desde Siria muchos de los ataques terroristas de los últimos años en Europa y en Oriente Medio han sido preparados por el EI y Al-Qaeda. La estabilización de Siria deberá ser una prioridad, así como la erradicación del terrorismo.

Su posición geoestratégica le permite actuar como eje en la configuración del equilibrio de poder de la región. La caída del régimen alauita es un golpe también para el régimen iraní, de mayoría chiita, pues ambos países son aliados desde 1979, a partir de la Revolución Islámica.

Si Rusia sostuvo todos estos años al régimen de Al-Assad, su otro aliado Irán también le envió tropas y armas para controlar a la resistencia y recuperar los territorios controlados por los rebeldes.

luna2.jpg

Miles de combatientes musulmanes chiíes armados, entrenados y financiados por Irán, en su mayoría del movimiento Hezbolá, con sede en Líbano, pero también de Irak, Afganistán y Yemen, han luchado junto al ejército sirio.

El apoyo iraní a Bashar Al-Assad permitió que, a cambio, Irán operase en Siria proporcionando armas y apoyo a Hezbolá.

De hecho, el Mossad señala que la mayor parte del armamento que llegó a Hezbolá y a Hamás en la Franja de Gaza entró por Siria.

Pero al igual que Rusia con Ucrania, Hezbolá se vio debilitado por el conflicto con Israel en Líbano, lo que probablemente aceleró la caída del ejército sirio.

Desde el siglo pasado Siria ha sido un actor clave en el nacionalismo y la solidaridad árabes. Su papel en el conflicto árabe-israelí y sus relaciones con países como Egipto, Jordania y Arabia Saudita han moldeado su posición en el mundo árabe; y si Israel quiere paz en la región y que avancen los Acuerdos de Abraham, Siria necesita estar muy lejos de la influencia de Rusia y de Irán.

Ahora bien, ¿qué está pasando con Israel y Siria? Durante la Guerra de los Seis Días, en 1967, el ejército israelí invadió la meseta de los Altos del Golán, que pertenecía a Siria.

Durante la guerra civil siria, que se ha prolongado todos estos años, Israel ha llevado a cabo muchos ataques aéreos contra objetivos vinculados a Irán y a Hezbolá al interior del territorio sirio.

Y desde que cayó el régimen de Al-Assad el ejército israelí ha bombardeado diversos objetivos en Siria relacionados con su infraestructura militar, su flota naval, así como industrias destinadas a la producción de armamento.

En el Acuerdo de Separación de Fuerzas de 1974 se estableció una zona de amortiguación que es una franja de terreno de 235 kilómetros cuadrados de superficie perteneciente a Siria y que tiene el rol de servir como un puente que separa a los Altos del Golán ocupados por Israel y el resto del territorio sirio.

Pero también el ejército israelí está extendiéndose hacia la zona de amortiguación en los Altos del Golán, ante la incertidumbre de los campesinos sirios que no pueden entrar a sus tierras.

Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, señala que esta medida es solo “temporal” hasta saber qué facción terminará gobernando a Siria y que su única intención es proteger a los israelíes.

Al final todo es un juego de poder y de ambición.

¿Quién es el premier interino?

De acuerdo con el diario The New York Times, Mohammed Al-Bashir es un graduado en Ingeniería Eléctrica que había estado administrando una franja de territorio controlado por los rebeldes en el noroeste de Siria antes de que se le encomendara la tarea de encabezar el gobierno interino.

El nombramiento de Al-Bashir como primer ministro interino se confirmó luego de que la alianza rebelde islamista conocida como Hayat Tahrir Al-Sham derrocó al régimen de Bashar Al-Assad. Se espera que Al-Bashir, quien anteriormente administró el gobierno liderado por Hayat Tahrir Al-Sham en la provincia de Idlib, lidere hasta el 1 de marzo de 2025.

El nuevo premier interino está enviando mensajes de paz y de concordia al resto del mundo, señalando que “no hay nada que temer” y que los sirios solo quieren reconstruir y vivir en paz.

“Queremos mantener la seguridad, la estabilidad de las instituciones; garantizar que el Estado no se desintegre; y facilitar que la gente pueda volver a su país”, de acuerdo con un comunicado enviado a la prensa.

Lo que se sabe a través de la web es que Al-Bashir nació en 1983 en Jabal al-Zawiya, provincia de Idlib; se licenció en la Universidad de Alepo en 2007 y en los años siguientes obtuvo calificaciones adicionales en inglés, planificación administrativa y gestión de proyectos. Y en 2021 también se licenció en Sharia y Derecho en la Universidad de Idlib.

Miseria y problemas económicos

El Banco Mundial, en su Monitor Económico de Siria Primavera 2024: Conflicto, Crisis y el Colapso del Bienestar de los Hogares, examina las características clave de la política macroeconómica de Siria y las sitúa en el contexto del conflicto en curso en el país y en la región en general.

Se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) real se contraiga 1.5% en 2024. A partir de 2022 la pobreza afecta a 69% de la población y la pobreza extrema a 27%, aunque hay zonas mucho más afectadas.

“Más de una década de conflicto, agravado por conmociones externas, han empeorado aún más la grave situación económica de Siria en 2023 y provocan un drástico deterioro del bienestar de los hogares sirios”, de acuerdo con el organismo internacional.

A pesar de un repunte de la producción agrícola debido a la mejora de las condiciones meteorológicas en 2023, el conflicto afecta gravemente al sector agrícola, con el desplazamiento masivo de agricultores y los grandes daños en las infraestructuras y los sistemas de riego, lo que causa una disminución del rendimiento de los cultivos.

“Las perturbaciones relacionadas con los conflictos también han afectado gravemente al comercio exterior. El colapso de la producción industrial y agrícola nacional aumentó la dependencia de Siria de las importaciones”, indica el Banco Mundial.