Londres, Inglaterra, 5 de julio. El líder del Partido Laborista Keir Starmer se convirtió oficialmente en el primer ministro del Reino Unido.
Starmer recibió el visto bueno del rey Carlos III para formar un gobierno en una ceremonia conocida como “el beso de manos”.
Una fotografía del momento sirvió como anuncio oficial del nuevo cargo de Starmer.
Starmer ahora se dirige al Palacio de Buckingham para afincarse en el número 10 de Downing Street, desde donde se tiene previsto que se pronuncie.
Starmer toma el lugar del primer ministro del Partido Conservador Rishi Sunak, quien presentó su renuncia ante el monarca después de que su partido, que gobernó al país durante 14 años, sufrió una abrumadora derrota a manos del Partido Laborista.
En sus declaraciones de despedida, Sunak señaló que había escuchado la molestia y decepción de los votantes y asumió la responsabilidad por la derrota de su partido.
“Un mandato como este viene con una enorme responsabilidad”, reconoció Starmer en un discurso a sus simpatizantes, asegurando que la lucha para recuperar la confianza de la población después de años de desilusión “es la batalla que define nuestra era”.
En su discurso a primeras horas del amanecer en Londres, dijo que los Laboristas ofrecerían un “rayo de esperanza, tenue al principio, pero fortaleciéndose a lo largo del día”.
Sunak concedió la derrota, diciendo que los votantes habían dado un “veredicto aleccionador”.
Tras computarse casi todos los resultados, el Partido Laborista ganó 410 de los 650 escaños en la Cámara de los Comunes, por 118 del Partido Conservador.
Para Starmer se trata de un contundente triunfo que presentará enormes desafíos, ya que enfrenta a un electorado harto e impaciente de cambios en un marco poco alentador de malestar económico, una creciente desconfianza en las instituciones y una frágil estructura social.