A poco menos de 50 días de las elecciones en la Unión Americana los candidatos demócrata y republicano mantienen una lucha cerrada por la Casa Blanca.
El primero y probablemente único debate entre la abanderada demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, y el expresidente republicano Donald Trump, aspirante a la reelección, mostró los rasgos esenciales de dos políticos que expusieron discursos opuestos acerca de la forma de enfrentar los problemas internos de ese país y su papel de liderazgo en el plano internacional.
Realizado en Filadelfia, el encuentro puso por primera vez cara a cara a Harris y a Trump faltando poco menos de 50 días para las elecciones, en un evento en que abordaron temas polémicos entre los estadunidenses, incluyendo el aborto, la migración, la economía y la política internacional.
Frente a las expectativas de que pudiera ser avasallada en el debate ante un Trump experimentado en este tipo de eventos, al final Harris logró hacerle frente de manera efectiva y logró desubicar a su adversario en varios momentos.
Trump, por su lado, insistió de manera machacona en el tema migratorio como principal estrategia para volver a ganar la presidencia, aunque con su peculiar estilo trompicado no pudo explicar con claridad las medidas que tomaría al respecto.
En su afán de causar impacto entre sus simpatizantes, el exmandatario afirmó que los inmigrantes se estaban comiendo a las mascotas de los estadunidenses en lugares donde se encuentran, afirmación que fue desmentida, pues no se ha reportado ningún caso de ese tipo en ese país.
Respecto de México, Trump lo mencionó una vez cuando aseveró que China está construyendo grandes plantas automotrices en territorio mexicano, por lo que advirtió que de ganar la elección no permitirá que esos automóviles se vendan en la Unión Americana.
Aplomo y enojo
El segundo debate presidencial realizado entre candidatos demócrata y republicano (el primero entre el presidente Joe Biden y Trump), acaparó la atención de los ciudadanos de ese país en la recta final de una contienda que Biden abandonó tras su desastrosa actuación en el primer debate y en la que Trump sufrió durante un mitin político un atentado que estuvo a punto de costarle la vida.
Las expectativas estaban sobre todo puestas en Kamala Harris, pues los analistas querían saber cómo se comportaría frente a Trump, quien en sus tres campañas presidenciales había logrado salir victorioso en cerca de una veintena de debates entre aspirantes republicanos y candidatos presidenciales.
Harris, sin embargo, mostró aplomo y seguridad durante la hora y media del encuentro, al dirigirse a Trump o al responderle con certeza en los temas abordados, además de sacarlo de sus casillas y hacerlo enojar en varias ocasiones.
En materia económica la candidata demócrata propuso un plan de deducción fiscal de 50 mil dólares a las nuevas empresas; aumento fiscal de seis mil dólares por hijo; y el apoyo de 25 mil dólares a compradores de vivienda por primera vez.
Por su lado, Trump acusó que la administración demócrata de Biden destruyó la economía de Estados Unidos por la inflación y el desempleo; rechazó que vaya a proponer una baja de impuestos para los sectores más ricos; y aseveró que impondrá aranceles a las importaciones de China.
Aseguró que en su gobierno no hubo inflación y que Biden y Harris han provocado una alta inflación, señalamiento que negó la candidata demócrata.
Durante la discusión de este tema ambos aspirantes presidenciales hicieron énfasis en afirmar que tomarían medidas para solucionar los problemas económicos, la preocupación más importante en la actualidad para los estadunidenses.
Cortesía y acusaciones
El aborto fue otro tema polémico que enfrentó las posturas de Harris y Trump. Al respecto, la vicepresidenta aseveró que ni el gobierno ni Trump deberían decir a una mujer qué hacer con su cuerpo. Y puntualizó que si Trump regresa a la Casa Blanca prohibiría el aborto.
En este sentido, el candidato republicano repitió que hay estados demócratas que permiten el aborto después de que el niño haya nacido. “El bebé nacerá y entonces decidiremos qué hacer con él. En otras palabras, lo ejecutaremos”, afirmó.
Ante esta aseveración la presentadora del debate lo corrigió al decirle que no había ningún estado en el país en el que sea legal matar a un bebé después de haber nacido.
Trump, además, se congratuló de la derogación del derecho al aborto hecha por la Corte Suprema en 2022, derecho que había protegido a las mujeres para decidir en relación con el aborto desde 1973.
El debate era fundamental para Harris, ya que si bien por su cargo como vicepresidenta tenía una exposición mediática relevante, como aspirante a la presidencia las encuestas de opinión muestran que más de una cuarta parte de los posibles votantes sienten que no saben lo suficiente sobre ella.
De ahí que para los estrategas de su campaña el debate con Trump era fundamental para que un mayor número de ciudadanos conociera más acerca sus propuestas de gobierno y el temple para enfrentar a un duro contrincante como lo es el expresidente.
A lo largo de 90 minutos, la noche del 10 de septiembre millones de estadunidenses pudieron ver un debate intenso, con respuestas y réplicas de ambos lados, donde los dos se interrumpían o no respetaban las reglas acordadas, como mantener silencio mientras el otro hablaba.
El apretón inicial de manos, el primero en ocho años entre aspirantes presidenciales, si bien fue una muestra de civilidad política, el paso de los minutos transformó esa cortesía en reclamos y acusaciones.
Mientras Trump optó por mirar de frente a las cámaras, Harris pasó la mayor parte del tiempo mirando a su oponente, con una actitud relajada y sonriente, además de mover la cabeza con incredulidad ante algunas de las afirmaciones de Trump.
Harris lanzó ataques contra el abanderado republicano respecto de los juicios penales y por ser el primer candidato presidencial en ser un criminal convicto tras ser encontrado culpable de falsificar estados financieros para ocultar un pago a una actriz porno, lo que afectaría su primera campaña presidencial.
Las respuestas puntuales y las críticas a la forma en que Trump manejó la pandemia de Covid-19 durante su gobierno lograron descolocar al expresidente, quien en sus diferentes intervenciones insistió en culpar a los demócratas de los problemas generados por el manejo que han hecho de la migración y del aumento de la inflación.
Calificó a Harris de “marxista” y dijo que carecía de políticas para enfrentar los problemas de Estados Unidos, además de acusarla de copiar algunas de sus ideas de campaña. “Recuerden esto: ella es Biden”, aseveró; a lo que Kamala respondió: “Claramente no soy Biden”.
Entre futuro y pasado
Al proseguir el debate, Harris insistió en que ella tiene un plan para la economía en tanto que Trump la calificó como una liberal radical que se opone a la posesión de armas. “Tiene un plan para desfinanciar a la policía. Tiene un plan para confiscar las armas de todos. Tiene un plan para prohibir el fracking (método de extracción de gas y petróleo) en Pensilvania y en todas partes”.
Estas acusaciones fueron negadas por la vicepresidenta, quien recordó que ella y Tim Walz (su compañero de fórmula a la vicepresidencia) son propietarios de armas y aseguró que “no vamos a quitarles las armas a nadie”.
Trump insistió en negar que perdió la elección presidencial de 2020 frente a Biden, además de negarse a asumir su responsabilidad por el asalto al Capitolio por parte de una turba de simpatizantes a los que había arengado previamente.
Y respecto de la política internacional, Harris dijo que los líderes mundiales se ríen de Trump, además de que sus propios exasesores y líderes militares han dicho que es inepto y peligroso y “admira a dictadores; esos autócratas quieren que seas presidente porque saben que te pueden manipular”.
Trump se defendió al afirmar que Biden y Harris han provocado crisis por todas partes y que si él estuviera en la Casa Blanca, Rusia jamás hubiera invadido Ucrania. Añadió que si es reelecto llevará ese conflicto a su resolución de inmediato. Y aseguró que la crisis en Oriente Medio también podría evitarla.
Al término del debate el abanderado republicano insistió en que Estados Unidos está por deshacerse, en tanto que Harris subrayó que ella tiene una visión para el futuro y su contrincante solo se fija en el pasado, por lo que exhortó a los estadunidenses a no regresar atrás, uno de los lemas de su campaña.
Para los analistas en Estados Unidos, Harris ganó el debate y sacó de sus casillas a Trump, algo no menor frente a un político experimentado en este tipo de eventos. Sin embargo, consideraron que la estrategia de ambos fue no cometer errores, reforzar el apoyo de sus bases y tratar de convencer a los grupos indecisos.
En su opinión, la contienda por la Casa Blanca sigue siendo cerrada y se encuentra empatada de acuerdo con las distintas encuestas, por lo que estos casi dos meses que restan de campaña serán fundamentales para que alguno de ellos logre mover la balanza a su favor.
Taylor Swift en favor de Harris
La estrella mundial de la música pop, Taylor Swift, anunció su posición política para la elección presidencial del 5 de noviembre e hizo público su apoyo a la candidata demócrata, Kamala Harris. A través de sus redes sociales, compartió un mensaje en el que expuso las razones que la llevaron a tomar su decisión de apoyar a la actual vicepresidenta de Estados Unidos. “Voy a votar por Kamala Harris y Tim Walz en las elecciones presidenciales de 2024. Por ella porque lucha por los derechos y las causas, es una líder firme y talentosa, podemos lograr más en este país si nos lleva la calma y no el caos”, escribió Swift, quien cuenta con 283 millones de seguidores en sus redes sociales. La superestrella rechazó hace unas semanas que apoyaría a Donald Trump, tras la aparición de un promocional elaborado con Inteligencia Artificial (IA) en el que aparecía una creación como ella. Por otro lado, horas después de que Swift se pronunció en favor de Harris, unas 338 mil personas visitaron la página vote.gob, sitio web del gobierno de Estados Unidos que ayuda a los ciudadanos a saber cómo pueden registrarse para votar.