ISRAEL SE DISPUTA EL LIDERAZGO DE ORIENTE MEDIO

“En este choque de fuerzas el futuro es completamente incierto”.

Claudia Luna Palencia
Internacional
Oriente Medio

Al final de la disputa solo puede haber un vencedor: o bien gana la teocracia islámica y totalitaria iraní o se impone un nuevo mapa en el que prevalezcan la coexistencia y la paz.

El gobierno de Israel, que dirige el primer ministro Benjamín Netanyahu, está cumpliendo su promesa de librar una guerra larga que no solo compromete a Hamás, sino también a Líbano y a su grupo armado y político, Hezbolá, así como a los hutíes en Yemen.

Hace unos días el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, anunció que habrá una respuesta letal, precisa y sorprendente contra Irán, que la Casa Blanca intenta detener a toda costa temiendo que el ejército estadunidense termine arrastrado a una guerra en Oriente Medio.

¿Qué está pasando en la región? Precisamente Vértigo consultó a tres expertos en análisis geopolítico y estratégico en un momento en que Israel se ha cobrado los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023 cometidos por miembros de Hamás y de la Yihad palestina y que dejaron más de mil 200 personas asesinadas en diversos kibutz aledaños a la Franja de Gaza: hasta la fecha, estima la Organización de las Naciones Unidas (ONU), han muerto 50 mil gazatíes bajo las bombas y los edificios derrumbados por las cargas letales lanzadas por el ejército israelí sobre la Franja.

Y desde que comenzó a bombardear al Líbano los fallecidos ya superan los dos mil.

Más que una venganza, lo que el gobierno formado por Netanyahu intenta hacer es redefinir el mapa del liderazgo regional en Oriente Medio como respuesta a los atentados sufridos el año pasado.

Contexto

Además del conflicto natural que planteó el surgimiento del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, en Oriente Medio hay dos fuerzas contrarias disputándose el control regional: Arabia Saudita, que es una nación suní como lo son Egipto o Jordania, versus Irán, que es una nación mayoritariamente chií como también lo son Irak, Baréin, Yemen, Líbano y Azerbaiyán.

En medio de esas dos fuerzas, que llevan décadas librando un pulso fundamentalmente entre Arabia Saudita e Irán, está el conflicto de Israel con los palestinos.

Bajo la presidencia de Donald Trump fueron impulsados los Acuerdos de Abraham, que son una hoja de ruta para la normalización de las relaciones de Israel con diversos países árabes enemistados por la situación con los palestinos y que, por ende, no reconocían la existencia del Estado de Israel.

Así, por ejemplo, se normalizaron las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos; entre Israel y Baréin; y, el 6 de enero de 2021, entre Marruecos e Israel y también entre Israel y Sudán.

Durante la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 y 19 de septiembre del año pasado una delegación de Arabia Saudita se reunió en Nueva York con su contraparte israelí, tras mediar Estados Unidos, para que Arabia Saudita reconociera la soberanía y el Estado de Israel y así establecieran relaciones económicas, diplomáticas, comerciales y de negocios.

Menos de 20 días después sucederían los atentados terroristas de Hamás y de la Yihad palestina en territorio israelí, que dejarían interrumpidas todas las negociaciones que bajo los Acuerdos de Abraham la diplomacia israelí, junto con la norteamericana, llevaban a cabo con los países árabes para normalizar las relaciones de entendimiento y pacificar a la región.

A Irán se le señala de ser el ente instigador y el financiador del terrorismo contra Israel, mientras que Arabia Saudita guarda un extraño silencio dejando a los palestinos al abandono de su suerte.

Escenarios

El foco de la tensión bélica actual orbita alrededor del contraataque que Israel pueda llevar a cabo sobre Irán.

Para Lucas Martín, analista de inteligencia militar, hay tres escenarios plausibles que a continuación se desmenuzan: 1) Del mismo modo que sucedió en abril y teniendo en cuenta que Irán hizo saber de sus intenciones antes del ataque del día 1 de octubre, la respuesta de Israel puede limitarse a objetivos militares que no sean de alto valor, pero que dejen clara su capacidad.

“En este escenario el foco de tensión continuaría en Líbano. No afectaría al tráfico marítimo, ni a las actividades de terceros países en la región, más allá de aquellos que operen en las zonas de enfrentamiento”, comentó Martín.

Para el analista español, un segundo escenario podría ser la destrucción de los sistemas de defensa aérea iraníes: 2) Así como la destrucción de las instalaciones de ensamblaje, fabricación de misiles y también atacar la estructura de mando y control de la Guardia Revolucionaria. El objetivo sería reducir al mínimo la amenaza de nuevos ataques con misiles y degradar a la fuerza que mantiene unido y protegido al régimen.

“Una acción de estas características con éxito podría abrir la puerta a movimientos que busquen el cambio dentro de Irán. La Guardia Revolucionaria tiene como misión principal proteger al régimen de posibles enemigos interiores (…); el descontento en Irán es muy elevado. Si esa fuerza represora pierde su poder, las posibilidades de un movimiento interno se incrementarían y eso a su vez reduciría la amenaza para Israel, tanto del propio Irán, como de sus milicias al perder su apoyo”, de acuerdo con Martín.

—¿Ante esta amenaza qué acciones podría llevar a cabo Irán?

—En este caso Irán trataría de provocar un conflicto regional y utilizaría todo su arsenal disponible para atacar territorio israelí tantas veces como pueda. Los países musulmanes sufrirían más presión para posicionarse: Irán enarbolaría la bandera de la Yihad contra Israel y los países de Occidente que lo apoyan. Podríamos tener atentados en Europa e Israel.

—Hay quienes ya advierten que podría verse afectado el comercio mundial…

—Sí, claro. El Golfo de Adén se convertiría en objetivo prioritario para Irán y las milicias hutíes. Entorpecer la navegación causaría un enorme problema económico mundial; es probable que hundir un barco en esa zona sea un objetivo principal. Si eso sucede, ninguna naviera se arriesgará a utilizar esa ruta hasta que sea completamente segura, algo muy difícil de lograr y que llevaría mucho tiempo; el impacto en la economía global y en las empresas que dependan de productos que procedan de esa ruta sería muy elevado, dado que el Canal de Suez estaría cerrado de facto.

Y, por último, para Martín está lo que sería una respuesta bastante dura y que podría generar una espiral preocupante: 3) Israel puede atacar la capacidad económica de Irán; se ha filtrado la posibilidad de un ataque a la infraestructura petrolera iraní, concretamente a sus refinerías.

“Un acto de estas características hundiría la economía iraní, pero a su vez provocaría un efecto en cadena que provocaría estragos en la economía mundial. En este caso, el objetivo podría ser la terminal de Kharg, ya que por ese punto sale 90% de las exportaciones de petróleo de Irán. Si lo hace de un solo golpe, con un ataque rápido y preciso y con pocas bajas, el daño causado a Teherán sería casi irrecuperable”, advirtió Martín.

—Con el petróleo tan sensible, un ataque de esta naturaleza causaría un incremento en su precio…

—Una respuesta en esta línea provocaría una subida del precio del petróleo por encima de los 120 dólares el barril, en un contexto además donde el petróleo ruso no está circulando. Las consecuencias para la economía mundial serían impredecibles, y por ello es un escenario poco probable, pues no contaría con el beneplácito de Estados Unidos.

Por otro lado, está la respuesta de Irán. Aquí Martín señala que el régimen no se quedaría de brazos cruzados: “Si su capacidad de exportación de petróleo queda limitada o destruida es probable que trate de cerrar el Estrecho de Ormuz para que el resto de los países de la zona, y por ende el resto de la economía mundial, sufran las consecuencias. No debe obviarse que 20% del petróleo mundial pasa por dicha ruta y 35% del que se transporta por vía marítima”.

—También se ha especulado con un ataque de Israel contra la infraestructura nuclear iraní. ¿Se atrevería?

—En este caso sería entrar en territorio desconocido. Las instalaciones nucleares de Irán ya están operativas. Un ataque provocaría un accidente nuclear de consecuencias imprevisibles en la región e Israel corre el riesgo de la ruptura de los Acuerdos de Abraham y muy seguramente países aliados a Irán entrarían a apoyarlo.

El nuevo orden regional

En este choque de fuerzas el futuro es completamente incierto. En la opinión de Pedro González, fundador de Euronews, está en juego un nuevo orden en la región de Oriente Medio.

“Y al final de la disputa solo puede haber un vencedor: o bien gana la teocracia islámica y totalitaria iraní o se impone un nuevo mapa en el que prevalezcan la coexistencia y la paz”, reconoció convencido.

En el primer caso, afirma González, sería admitir la desaparición de Israel desde el río hasta el mar, tal y como pregonan sus enemigos; y en el segundo caso, si Israel se impone habría que reconocer su derecho a existir, lo que facilitaría la activación de los Acuerdos de Abraham.

“A nadie queda duda que el Irán teocrático ordenó dichos atentados para frenar la conformación de nuevos equilibrios en la región; para evitar la paz, la concordia y la fluidez de negocios comerciales y económicos con Israel”, refrendó.

González, quien funge como analista internacional en diversos medios de comunicación en España, recordó que ya desde tiempo atrás hay una carrera de espionaje por parte de Israel para evitar que Irán se haga con la bomba nuclear.

Debilitado, no muerto

A su vez, para Raúl González, analista de formación militar, el escenario ahora mismo es nebuloso: “Nadie sabe a qué estrategia está jugando Israel” de cara a su futuro.

“Un año después de los bombardeos a la Franja de Gaza es verdad que Hamás está debilitado, pero sigue existiendo, no está muerto. Y no veo que en el futuro vaya a desaparecer. Y ahora invade el sur de Líbano para atacar a Hezbolá, pero tampoco terminará eliminándolo completamente. Más bien recibirá más odio y habrá más ira para vengarse, tarde o temprano, de Israel; e Irán estará allí para financiarlo”, afirmó.

—¿Terminarán fracasando los Acuerdos de Abraham?

—Al menos con Arabia Saudita están pendientes de firmarse. No hay futuro para Israel y la región si no derroca al régimen iraní, si no destruye por completo la amenaza de que pueda conseguir la bomba nuclear.

La otra incógnita tiene que ver con la posición de Israel hacia la Franja de Gaza, Cisjordania y Líbano. La ONU sigue recibiendo denuncias por parte de palestinos en la zona, de grupos civiles y de asociaciones de derechos humanos que hablan de un nuevo intento de Israel por expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza y de Cisjordania con la finalidad de mantener una ocupación que permita la repoblación por parte de Israel.

Ahora sus tropas entran al sur de Líbano y ya hay más de 300 mil desplazados, hacia Siria fundamentalmente.

La pregunta que nadie sabe responder es si entre los planes de Netanyahu está verdaderamente ocupar la Franja de Gaza, Cisjordania y el sur de Líbano. O ha sido nuevamente una ola de espiral y muerte dentro de la dialéctica regional que se vive allí desde hace 76 años.

El sueño de toda su vida

Benjamín Netanyahu tenía 46 años cuando un extremista ultranacionalista asesinó, el 4 de noviembre de 1995, al primer ministro Isaac Rabin, a quien Netanyahu (al frente del Likud) acusaba de traicionar a Israel por los Acuerdos de Oslo que buscaban pacificar el conflicto entre Israel y los palestinos.

“En julio de 1995 Netanyahu dirigió una falsa procesión fúnebre con un ataúd y una soga en un mitin antiRabin, donde los manifestantes corearon “¡Muerte a Rabin!” El jefe de seguridad interna, Carmi Gillon, alertó a Netanyahu de un complot sobre la vida de Rabin y le pidió que moderara la retórica de las protestas, “lo que Netanyahu se negó a hacer”, de acuerdo con información recogida en varios medios de comunicación.

Al final, a Rabin lo asesinó un joven judío de 25 años y con su muerte se truncó toda posibilidad de paz en la región. Un año antes había recibido el Premio Nobel de la Paz junto con Shimon Peres y Yasser Arafat. Los tres políticos desempeñaron un gran papel en la búsqueda de la paz en Oriente Medio, pero los ultranacionalistas judíos, a los que pertenece Netanyahu, veían, más que una posibilidad de coexistencia, una amenaza para los asentamientos y los colonos judíos.

Ya desde joven Netanyahu tenía ideas radicales que hablaban incluso del exterminio de los palestinos de ser necesario para la prevalencia de Israel y de recuperar a toda costa y a cualquier precio las tierras del pueblo de Dios.

Hoy Netanyahu, a sus 75 años, por fin puede lograr todo cuanto soñó para Israel: más tierras para sus colonos, menos para los palestinos y acabar si se puede expulsándolos de la Franja de Gaza y de Cisjordania. La guerra es su prioridad.

Bombardeo

Dos miembros de la misión de la ONU en Líbano resultaron heridos por el impacto de un proyectil israelí sobre sus instalaciones en Naqoura. Desde el Ministerio de Defensa de España se confirmó que no hay españoles entre los heridos.

Al frente de esta misión está el general español Aroldo Lázaro y hay otro contingente desplegado en Marjayún, en el sureste de dicho país. En los últimos días se han incrementado las denuncias contra maniobras militares israelíes que tienen a hospitales, escuelas, refugios civiles y oficinas de asociaciones de derechos humanos como objetivos fundamentales.

Por su parte, Naciones Unidas recordó a todas las partes la “inviolabilidad” de cualquier instalación o equipo de la ONU, un requisito que deben respetar “en todo momento” y también en el marco de un conflicto armado.

“Los ataques sobre las operaciones de mantenimiento de la paz son una gravísima violación del Derecho Internacional Humanitario y de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad”, recordó la ONU.