Kiev, Ucrania, 10 de agosto. Las defensas antiaéreas rusas derribaron este jueves dos drones que se dirigían a Moscú por segundo día consecutivo, según las autoridades, un incidente que interrumpió las operaciones en dos aeropuertos internacionales conforme Ucrania parecía redoblar sus ataques sobre terreno ruso.
Un dron fue derribado en la región de Kaluga, al suroeste de Moscú, y otro cerca de una importante carretera de circunvalación de Moscú, según el alcalde de la capital, Sergey Sobyanin, y el Ministerio ruso de Defensa, que atribuyó el ataque a Ucrania.
No se reportaron daños ni víctimas en un primer momento.
El aeropuerto de Domodedovo, en el sur de la ciudad, detuvo los vuelos durante más de dos horas y el aeropuerto de Vnukovo, al suroeste de la ciudad, paralizó los vuelos durante más de dos horas y media. Diez vuelos fueron desviados, según la Agencia Federal Rusa de Transporte Aéreo.
Enviar drones a Moscú tras más de 17 meses de guerra tiene poco valor militar aparente para Ucrania, pero la estrategia ha servido para inquietar a los rusos y llevar hasta ellos las consecuencias del conflicto.
Las autoridades de Kiev, como es habitual, no confirmaron ni negaron la posible implicación de Ucrania en los ataques de drones, aunque el vocero de la Fuerza Aérea, Yurii Ihnat, afirmó que “esto no puede más que alegrarnos porque la gente en Moscú creía que estaba a salvo. Ahora la guerra afecta a todos y cada uno de los rusos”.
“Ahora vemos que ‘algo’ ocurre en Moscú de forma habitual”, indicó.
El Ministerio ruso de Defensa también señaló que había detenido ataques con aeronaves ucranianas no tripuladas en Crimea, anexionada por Moscú. Dos drones fueron derribados cerca de la ciudad portuaria de Sebastopol, indicó, mientras que otros nueve se estrellaron en el Mar Negro tras ser interceptados de forma electrónica.
Medios ucranianos citaron ayer a publicaciones en redes sociales sobre una densa humareda en Sebastopol, donde tiene su sede la Flota rusa del Mar Negro.
El gobernador de Sebastopol, Mikhail Razvozhayev, puntualizó que el humo procedía de “un ejercicio de instrucción de tropas” e instó a la población a no preocuparse.
Los incidentes producían mientras continúa la contraofensiva ucraniana, que funcionarios ucranianos y occidentales han advertido será un largo y lento avance contra las atrincheradas fuerzas del Kremlin.
El Pentágono tiene previsto proporcionar a Ucrania otra remesa de armas y munición por valor de 200 millones de dólares para ayudar a mantener la contraofensiva, según funcionarios estadounidenses.
Ucrania ya ha recibido más de 43 mil millones de dólares de Estados Unidos desde que comenzó la invasión rusa de gran escala el año pasado.
La oficina presidencial ucraniana, por su parte, subrayó que al menos seis civiles habían muerto y 27 resultaron heridos entre el miércoles y jueves.
En la provincia de Donetsk en el este de Ucrania, Rusia bombardeó 16 ciudades y pueblos y tres personas murieron, según el reporte. En Zaporiyia, tres personas murieron y nueve resultaron heridas, incluido un bebé de 11 meses.
Entre tanto, 12 personas seguían desaparecidas tras una explosión el miércoles en una fábrica que produce equipamiento óptico para las fuerzas de seguridad rusas, según la agencia estatal de noticias rusa RIA Novosti, que citó a responsables de emergencias.
El Ministerio ruso de Emergencias apuntó que 71 personas requirieron asistencia médica después de la explosión.
Las autoridades rusas no ofrecieron una hipótesis sobre la causa de la explosión en la planta de Zagorsk, cerca de Moscú, lo que aumentaba la intranquilidad sobre posibles ataques con drones ucranianos.
Los efectos de la guerra de Rusia contra Ucrania también han preocupado a países vecinos, como la presencia en Bielorrusia de mercenarios del grupo mercenario Wagner, asociado a Moscú, tras su breve motín en Rusia.
El ministro de Defensa de Polonia indicó que el país tiene previsto desplegar diez mil soldados a lo largo de su frontera con Bielorrusia ante temores de un repunte en la inmigración ilegal.
El gobierno polaco ha acusado a las autoridades bielorrusas de organizar cruces ilegales de su frontera para desestabilizar y presionar a Polonia, que al igual que otros miembros de la OTAN ha prestado apoyo al esfuerzo bélico de Kiev.