La población de Haití padece una crisis humanitaria exacerbada por la violencia de las pandillas que operan en la capital, Puerto Príncipe, donde han provocado estragos y desplazamientos masivos.
Las necesidades son inmensas y los recursos insuficientes, toda vez que los donantes internacionales han aportado apenas la cuarta parte de los 680 millones de dólares que hacen falta para el plan humanitario presentando en febrero pasado, informaron este viernes los responsables de operaciones de emergencia de tres organismos de socorro al concluir una visita de cuatro días al país caribeño.
En conferencia de prensa desde Haití, Edem Wosornu, directora de Operaciones y Promoción de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios ( OCHA ), declaró que para muchos haitianos “está muy claro que están pagando el alto precio de la violencia que, una vez más, ha devastado el país”.
Lucia Elmi, directora de Programas de Emergencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) , y Andrea Koulaimah del Departamento de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, también presentes en la videoconferencia, destacaron que los once millones de haitianos que viven en el país han visto sus vidas sacudidas por la violencia de una forma u otra.
La violencia ha obligado a casi 600.000 haitianos a huir de sus hogares y el desplazamiento ha aumentado un 60% desde marzo.
Riesgo de morir de hambre
Además, se estima que cinco millones de personas padecen hambre aguda y casi 1,6 millones corren el riesgo de morir de hambre.
Los sistemas de salud y educación de Haití también han sido gravemente afectados. Sólo dos de cada cinco hospitales están funcionando y más de cien escuelas han cerrado, privando de educación a unos 200.000 niños.
“Sólo tenemos ocho semanas antes del inicio del nuevo año escolar, por lo que existe una ventana de oportunidad que debemos aprovechar para que esas escuelas no sólo vuelvan a abrir sino para que funcionen de nuevo”, dijo Elmi.
La alta funcionaria de UNICEF señaló que las mujeres y los niños sufren de manera desproporcionada por la crisis y que el nivel de brutalidad y violencia que padecen es “realmente muy, muy doloroso”.