Niamey, Níger, 14 de agosto. Los soldados amotinados en Níger anunciaron que juzgarán al presidente depuesto, Mohamed Bazoum, por “alta traición” y socavar la seguridad del estado, horas después de decir que estaban abiertos al diálogo con los países de África Occidental para resolver la creciente crisis regional.
Si es declarado culpable, Bazoum podría ser condenado a pena de muerte, según el código penal nigerino.
En su anuncio el domingo por la noche en la televisora estatal, el vocero y mayor general Amadou Abdramane dijo que el régimen militar ha “reunido las pruebas necesarias para procesar ante autoridades internas y nacionales competentes al presidente depuesto y sus cómplices locales y extranjeros por alta traición y por socavar la seguridad interna y externa de Níger”.
Según el anuncio, políticos de alto nivel de África Occidental y “sus mentores internacionales” han hecho afirmaciones falsas y amenazado con descarrilar una solución pacífica a la crisis para justificar una intervención militar. La junta indicó que Bazoum estaba acusado tras sus conversaciones con esas personas. El comunicado no identificó a países occidentales concretos ni fijó una fecha para el juicio.
Bazoum, el presidente elegido de forma democrática en el país, fue derrocado por miembros de su guardia presidencial el 26 de julio y lleva desde entonces bajo arresto domiciliario con su esposa y su hijo en el complejo presidencial en la capital, Niamey.
Personas cercanas al presidente y de su partido en el gobierno dicen que se les ha cortado la electricidad y el agua corriente y se están quedando sin comida. La junta rechazó esos reportes el domingo y acusó a los políticos de África Occidental y socios internacionales de alimentar una campaña de desinformación para desacreditar a la junta.
Está creciendo la presión internacional sobre los golpistas para que liberen y reinstauren a Bazoum. Inmediatamente después del golpe, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental dio a los amotinados siete días para reinstaurarle en el poder bajo amenaza de fuerza militar, aunque ese plazo pasó sin acciones de ningún bando.
La CEDEAO ordenó la semana pasada el despliegue de una fuerza “de reserva”, aunque aún no estaba claro cuándo entraría en el país, si es que lo hacía. El Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana se reunía el lunes para abordar la crisis y podría revocar la decisión del organismo regional si considera que una intervención amenaza la paz y la seguridad del continente en su conjunto.
Mientras pasaba el tiempo, crecía la incertidumbre en medio de mensajes contradictorios sobre las negociaciones con la junta.
El domingo por la noche, antes de que los militares acusaran a Bazoum de traición, un miembro del equipo de comunicación de la junta indicó a la prensa que el régimen había autorizado las conversaciones con la CEDEAO en los próximos días. Ese mismo día, un equipo de mediación de eruditos islámicos de la vecina Nigeria que se había reunido con la junta durante el fin de semana dijo que el régimen estaba abierto a negociar con la CEDEAO.
Los intentos previos de la organización regional de hablar con la junta habían fracasado, y sus delegaciones no habían recibido permiso para entrar en el país.
En las semanas desde el golpe los militares sublevados se han atrincherado en el poder, nombrado un nuevo gobierno y avivado el sentimiento antifrancés contra su antigua potencia colonial para recabar apoyos entre la población. Eso ha creado un ambiente tenso para los que se oponen a la junta, así como para muchos periodistas y extranjeros.
También se ha incrementado la violencia yihadista. Níger estaba considerada por naciones occidentales como único de los últimos países democráticos en la región del Sahel con el que podían colaborar para combatir la violencia yihadista asociada a Al Qaeda y el grupo Estado Islámico. Francia, Estados Unidos y otros países europeos han dedicado cientos de millones de dólares a reforzar el ejército nigerino. Desde el golpe, Francia y Estados Unidos han suspendido sus operaciones militares en el país.