Londres, Inglaterra, 24 de enero. Las autoridades pidieron a millones de personas en Irlanda y en el norte de Reino Unido que se quedasen en casa mientras los vientos huracanados causaban problemas en el tendido eléctrico y suspensiones generalizadas en los transportes.
Los meteorólogos activaron un inusual aviso “rojo”, que significa peligro para la vida, para toda la isla de Irlanda y en el centro y suroeste de Escocia.
Irlanda registró ráfagas de viento de 183 kilómetros/hora (114 millas por hora) durante la noche, las más potentes desde la Segunda Guerra Mundial, debido a una tormenta invernal procedente del océano Atlántico y que se dirigía a Escocia.
Se suspendieron las clases y la circulación de trenes, y cientos de vuelos fueron cancelados en la República de Irlanda, la vecina Irlanda del Norte y Escocia mientras el sistema, bautizado Storn Éowyn por las autoridades meteorológicas, rugía. La tormenta avanzaba con rapidez y se espera que abandone la costa escocesa a última hora de este viernes.
Los centros urbanos, como Dublín en Irlanda, Belfast en Irlanda del Norte y Glasgow en Escocia, estaban extrañamente tranquilos, una imagen muy parecida a la de los primeros días de la pandemia de COVID-19, ya que las tiendas estaban cerradas y los residentes siguieron la recomendación de no salir. A aquellos que sí lo hicieron, las ráfagas de vientos les complicaban mantenerse en pie.
Más de 700 mil hogares y negocios en Irlanda y casi 100 mil más en Irlanda del Norte se quedaron sin electricidad debido a daños “sin precedentes, generalizados y extensos” en la infraestructura eléctrica, de acuerdo con la Junta de Suministro de Electricidad de Irlanda.