El 21 de abril de 2025 falleció el Papa Francisco a los 88 años, dejando un legado espiritual marcado por su defensa del medio ambiente. Fue el primer pontífice en colocar la crisis climática en el centro del discurso católico y en vincular la fe con la responsabilidad ecológica global.
Durante su pontificado, iniciado en 2013, Jorge Mario Bergoglio rompió diversos paradigmas. No solo fue el primer papa latinoamericano, sino también el primero en hablar abiertamente de “pecado ecológico” y de “cuidar la casa común” como mandato moral ineludible.
La encíclica verde
En 2015, Francisco publicó Laudato Si’, una encíclica que marcaría un antes y un después en la relación entre religión y medio ambiente. En ella, el Papa denuncia el modelo económico basado en la explotación de los recursos naturales, el consumismo desmedido y la indiferencia global frente al sufrimiento humano causado por la crisis climática.
“El clima es un bien común, de todos y para todos”, escribió. El documento, de más de 180 páginas, cita extensamente informes científicos, entre ellos los del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático), alertando sobre el calentamiento global, la acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad.
Según datos recientes del IPCC, la temperatura media mundial ha aumentado 1.2 °C respecto a los niveles preindustriales, con consecuencias evidentes: incendios forestales más intensos, fenómenos meteorológicos extremos y millones de desplazados por causas climáticas.
Un papa con compromiso ambiental concreto
Francisco no se limitó a discursos. Impulsó que el Vaticano se comprometiera a ser neutral en emisiones de carbono para el 2050, y creó la Plataforma de Acción Laudato Si’, una iniciativa global que involucra a diócesis, comunidades religiosas, escuelas y universidades en la adopción de prácticas sostenibles.
El Papa también participó activamente en las principales cumbres climáticas, como la COP26 de Glasgow, y se pronunció con firmeza contra el negacionismo climático: “La destrucción del medio ambiente no es solo un problema técnico, sino una cuestión moral y espiritual”, dijo en varias ocasiones.
Laudate Deum: su último llamado
En octubre de 2023, Francisco publicó Laudate Deum, un texto más corto, pero igual de contundente que su encíclica anterior. Allí lamentó la escasa voluntad política global para enfrentar la crisis ambiental y criticó la lentitud de los acuerdos internacionales.
“El mundo se desliza hacia un punto de quiebre. Estamos ante una emergencia climática real”, escribió. La exhortación apostólica fue interpretada como su testamento ecológico: un último llamado a actuar antes de que sea demasiado tarde.
Un legado que continúa
El mundo coincide al señalar que, con su fallecimiento, el mundo pierde una de las voces más influyentes en la defensa del planeta. Pero su legado sigue vivo: en parroquias, movimientos sociales, comunidades científicas y en jóvenes activistas que encontraron en sus palabras un respaldo moral y ético para luchar por el futuro del planeta.
Francisco no fue un papa ecológico por moda, sino por convicción. Creyó firmemente que “todo está conectado” y que cuidar la Tierra era inseparable de cuidar a los más pobres como parte de una justicia social.