La falta de entendimiento y de visión del presidente norteamericano amenaza con provocar que su país tenga una menor participación en el comercio global.
Ni tan mal. El Fondo Monetario Internacional (FMI) podría haber realizado un ajuste mucho más severo en las perspectivas de crecimiento económico global en su ya tradicional Reunión de Primavera, en la que coparticipa con el Banco Mundial.
Para como están las cosas ha sorprendido su prudencia al rebajar solo cuatro décimas de punto su estimación de Producto Interno Bruto (PIB) mundial para este año: en octubre pasado previó un crecimiento de 3.2% y ahora lo rebaja a 2.8 por ciento.
Y eso que hay una guerra arancelaria recrudecida por Donald Trump. El mandatario norteamericano ha decidido además hacer masivas y extensivas sus tarifas arancelarias.
El último absurdo es penalizar las importaciones de paneles solares provenientes de Malasia, Camboya y Tailandia, a las que castiga con un arancel de 3,521 por ciento.
Siguen desinflándose los ánimos de los inversionistas globales, quienes se mantienen cautos en su toma de decisiones; lo único que sube sin parar como un globo aerostático es el precio del oro: la semana pasada llegó a cotizar en tres mil 500 dólares la onza.
El dólar también sigue depreciándose frente al euro y la libra esterlina. El golpe de efecto trumpista pretende abaratar el precio de la deuda norteamericana y encarecer las importaciones para obligar a comprar local. Y presiona al propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para que baje rápidamente las tasas de interés o bien que renuncie y se vaya a su casa.
Trump pretende controlar hasta la autonomía en la política monetaria de la Reserva Federal y manipularla a favor de sus intereses: no ve que la inflación es una amenaza y que la economía norteamericana ya está en los lindes de la estanflación.
Estanflación
De acuerdo con el FMI el PIB de Estados Unidos podría cerrar este año en un nivel marginal de 1.8%, cuatro décimas menos que la previsión inicial que proyectaba en octubre pasado, con un PIB de 2.2 por ciento.
La inflación cerró en 2.9% el año pasado y la Reserva Federal tiene como objetivo reducirla a 2%, pero el escenario es complejo porque los nuevos aranceles encarecen los precios de los productos que compran los ciudadanos que viven en EU y eso significa inflación. Los aranceles de Trump calientan los precios y si bajan las tasas de interés la gente podrá endeudarse a precios más baratos y, por ende, comprar más. Eso calienta más la inflación.
Una inflación en EU de 4% este año, con un PIB de 1.8%, es una estanflación de la que no es tan sencillo salir y los huevos, que en varios supermercados cuestan a finales de abril un dólar por pieza, podrían llegar a valer 1.5 dólares, y en el peor de los casos hasta dos dólares por huevo.
Sin embargo, Trump cree que la manera de compensarle a los ciudadanos el golpe de los aranceles en su bolsillo es dándoles tasas muy bajas para sus créditos. Que se endeuden para consumir.
En la opinión de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, las políticas de Trump son pura estanflación y advierte que es el peor de los mundos posibles en momentos en que las empresas se preguntan dónde establecerse.
“Si eres una empresa en Estados Unidos o en Europa, ¿crees que tienes un mercado global o solo tienes un mercado europeo? ¿Dónde ubican sus fábricas?”, refirió en una entrevista con The Guardian.
No ayudan esos cambios de humor del mandatario estadunidense que traen vuelto loco al mundo. Por ejemplo, los aranceles de 145% sobre las importaciones chinas ahora Trump está dispuesto a suavizarlos y a ser más “amistoso” con Beijing. Lo hace después de que varias aerolíneas comerciales chinas cancelaron sus pedidos de aviones Boeing; la primera devolución fue la de un 737 MAX con un costo de 55 millones de dólares.
Estas conductas erráticas están haciendo que, en palabras de Stiglitz, EU se convierta en un lugar “aterrador” para invertir “debido al abandono inesperado de contratos gubernamentales y acuerdos comerciales, incluido el acuerdo económico entre Estados Unidos, México y Canadá negociado por Trump durante su primera administración”.
En su primer mes de regreso al cargo, el presidente firmó aranceles de 25% para Canadá y México, pero luego retrasó su implementación debido a la voluntad de los países de hacer cumplir las estrategias de seguridad fronteriza sugeridas.
“Ciertamente podría haber un escenario en el que lleguemos a la estanflación; tendremos inflación y una economía débil. No puedo ver una economía realmente robusta porque veo que la economía global sufre mucho por la incertidumbre que plantea Trump”, refirió Stiglitz.
Apuesta
Como señalábamos, ha sido una sorpresa que el FMI no rebajase más su estimación del PIB mundial. Y lo hace sobre todo porque apuesta por la resiliencia, la misma que ya ha sido probada en los acontecimientos más recientes.
En 2019, el año previo a la pandemia, la economía mundial creció 3.3%; la declaración de la pandemia de forma oficial por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sucedió el 11 de marzo de 2020, con las graves consecuencias que ello provocó en las cadenas de valor debido a los confinamientos.
De hecho, en 2020 el PIB mundial cayó 4.9% y el año siguiente rebotó a 5.9% tras irse relajando las medidas de cuarentena y restricciones y la vacunación masiva contra el coronavirus fue avanzando.

Luego, en 2022, irrumpió el 24 de febrero la invasión de Rusia a Ucrania y la respuesta de Occidente se volcó en imponer una serie de sanciones económicas, comerciales, financieras y en otros ámbitos contra el invasor. Ese año el PIB mundial se ubicó en 3.5% y el año siguiente cerró en 3.1 por ciento.
Los economistas del FMI que elaboran el informe Panorama Económico Mundial apuestan por la resiliencia en determinadas economías que ya tienen los mecanismos que desarrollaron durante la pandemia para activar políticas sectoriales a fin de conceder financiación, ayudas y subsidios en los actores económicos afectados.
También parten del supuesto de que llegará un momento a lo largo del año en que la política estadunidense cederá en su guerra arancelaria bajo la presión de los dueños de los grandes corporativos afectados por las decisiones de Trump. Es decir, que los multimillonarios que primero le dieron las gracias, ahora le den la espalda y lo presionen para rebajar la presión comercial arancelaria.
Uno de los arrepentidos es Elon Musk: el magnate de origen sudafricano estaría por dejar su cargo al frente de la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) como un intento de frenar las pérdidas y el descrédito corporativo en sus marcas.
El mes pasado Newsweek y Bloomberg publicaron que Musk, CEO de Tesla y SpaceX, perdió de enero a marzo un total de 132 mil millones de dólares por su implicación política con la nueva administración en la Casa Blanca. El gesto fascista realizado durante su toma de posesión al frente de DOGE le valió la caída de 37% en sus ventas solo en Europa; hay una parte de la sociedad europea que rechaza el fascismo bajo la memoria de la Segunda Guerra Mundial.
Pero Musk no es el único multimillonario enojado con las políticas arancelarias de su presidente: Bloomberg señala a otros multimillonarios afectados, como Larry Ellison, presidente y director general de Oracle, quien habría perdido 23 mil 200 millones de dólares y su patrimonio es de 169 mil millones de dólares; también está Jeff Bezos, otro de los magnates que han dado abierto apoyo a Trump, quien habría perdido 22 mil 500 millones de dólares y su patrimonio es de 216 mil millones de dólares.
Tampoco se ha librado Jensen Huang, presidente y director ejecutivo de Nvidia: él habría perdido 20 mil 300 millones de dólares y tiene un patrimonio de 94 mil millones de dólares.
Otro empresario es Michael Dell, presidente y director de Dell Technologies, cuyas pérdidas ascienden a 20 mil 100 millones de dólares; su patrimonio es de 104 mil millones de dólares.
De la tecnología figura Larry Page, cofundador de Google, que de enero a marzo perdió 17 mil 800 millones de dólares; su patrimonio es de 150 mil millones de dólares.
Y los daños seguirán aumentando. El 23 de abril la Comisión Europea multó a Apple con 500 millones de euros por restringir a los desarrolladores de aplicaciones la distribución fuera de la App Store.
Se trata de las primeras sanciones en virtud de la Ley de Mercados Digitales, que también envió una multa por 200 millones de euros a Mark Zuckerberg, dueño de Meta.
Solo la presión interna y las reacciones de China pueden ablandar a Trump. El FMI advierte que la intensificación de una guerra comercial y el aumento de la incertidumbre en materia de política comercial pueden obstaculizar aún más las perspectivas de crecimiento tanto a corto como a largo plazo. “La reducción de la cooperación internacional podría poner en peligro el progreso hacia una economía mundial más resiliente”.
Reajuste bajista
En sus nuevas previsiones económicas el FMI reajusta el PIB a la baja para casi todas las economías, menos para España, que inclusive recibe una mejoría: de una estimación de un PIB de 2.1% lo eleva a 2.5 por ciento.
Es la economía que mejor desempeño tendrá dentro de la Unión Europea y la eurozona. Por ejemplo, para Alemania su previsión es de un crecimiento cero; para Francia la estimación es de un PIB de 0.6%; Italia igualmente tiene un escenario bajista con una proyección de un PIB de 0.4%; a su vez, para la economía británica el PIB estimado es de 1.1 por ciento.
Las dos economías del mundo que más crecerán son India y China. También el FMI les reajustó la previsión a la baja, pero son sin duda las que mejor escenario tendrán: India con un PIB esperado de 6.2% y China de 4 por ciento.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, considera que China e India seguirán desempeñando un papel más relevante en la economía mundial.
De acuerdo con el análisis de su equipo de economistas se espera que China sea el principal contribuyente al crecimiento mundial en los próximos cinco años, con una participación de 23%, e India agregará más de 15% de la producción adicional hasta 2030; el panorama para EU no es halagüeño, pues reducirá su participación hasta 11.3 por ciento.
El profesor de Economía Michael Klein, de la Fletcher School, explica que en los últimos 50 años el comercio internacional se ha convertido en una característica cada vez más importante de la economía estadunidense. “Estados Unidos ha tenido un déficit comercial, es decir, que el valor total de las importaciones al país ha excedido el valor de las exportaciones estadunidenses, todos los años desde 1975. Sin embargo, esto no representa una disminución en las exportaciones del país. Por el contrario, tanto las exportaciones como las importaciones se han duplicado con creces desde el comienzo de este periodo”.
Esta actividad no es un trato injusto de terceros países como condena Trump, sino una dinámica que indica la mayor integración de EU en la economía mundial, algo que ha estado sucediendo en todo el mundo: el comercio mundial en relación con el PIB mundial aumentó de 26% en 1970 a 63% en 2022.
La falta de entendimiento y de visión del mandatario norteamericano solo contribuirá a que su nación tenga una menor participación en el comercio global. El FMI pronostica que, por el momento, la economía norteamericana aportará una proporción mayor que la Unión Europea.