Los sectores más expuestos serían los fabricantes de automóviles, las empresas químicas, el sector vitivinícola, agrícola y las farmacéuticas de la región.
Donald Trump no lleva ni un mes al frente de la Casa Blanca y su política coercitiva ya le generó roces a Estados Unidos con Groenlandia, Colombia, Sudáfrica, Reino Unido, Panamá, China y la Unión Europea (UE), así como con México y Canadá, que son sus dos socios comerciales más íntimos dentro del acuerdo de libre comercio (TMEC) norteamericano.
La política de extorsión del presidente Trump tiene a medio mundo al borde del hartazgo: bajo la amenaza de tomar a la fuerza el Canal de Panamá ya logró que el presidente panameño, José Mulino, no renueve el acuerdo de entendimiento con China bajo el marco de la Nueva Ruta de la Seda.
Ha logrado igualmente que Gustavo Petro, mandatario de Colombia, acepte sendos vuelos con colombianos deportados desde Estados Unidos luego de resistirse y ser sancionado su país con aranceles de 25% por parte de la Unión Americana.
En esta actitud desafiante de acoso y derribo Marco Rubio, secretario norteamericano de Estado, advirtió que Trump “no bromea” en sus intenciones por controlar a Groenlandia.
Aunque en la UE, en realidad, observan este anuncio intimidatorio más como una forma de presión para que Dinamarca, que posee la administración de Groenlandia (considerado territorio danés), termine cediendo sendos contratos a favor de los intereses empresariales de Trump en temas relacionados con un grupo de preciados minerales.
Un informe elaborado en 2023 por el Servicio Geológico de Dinamarca estimaba que en territorio groenlandés, en la parte no cubierta por hielo, hay depósitos elevados de 38 minerales entre los que destacan altas concentraciones de niobio, rodio, cobre, grafito y grandes depósitos de tierras raras como el neodimio y el praseodimio; muchos de ellos con cualidades magnéticas necesarias en la fabricación tanto de las turbinas de viento como de los autos eléctricos.
En una declaración para la BBC Adam Simon, profesor de la Universidad de Michigan, señaló que hasta 25% de todos los recursos de elementos de tierras raras del mundo están concentrados en Groenlandia. Así es que, más que un asunto de seguridad (tiene ya desde hace décadas una base militar llamada Pituffik), el mandatario estadunidense ve en esta gigante isla de hielo un apetito económico necesario para que las industrias de la tecnología, y sobre todo la automotriz, puedan acelerar la producción de los autos eléctricos; un punto especialmente sensible para Elon Musk, dueño de Tesla.
Aquí en Europa ya atisban que el interés motivacional que mueve a Trump para hablar de apropiarse de un país (como lo ha declarado igualmente en el caso de Canadá) o de imponerle sanciones, es porque en la mayoría de los casos subsiste un afán de arrodillar al otro para a cambio imponerle una serie de condiciones.
Con Ucrania, recientemente declaró que este país debería entregar a EU sus tierras raras como una especie de “garantía” por toda la ayuda militar concedida en el pasado y por la que pudiera seguir recibiendo en el presente. “Tienen minerales que son clave para la innovación”.
También con Sudáfrica, que es el país natal del multimillonario Musk, está poniéndose en práctica una serie de señalamientos amenazantes: el continente africano posee 90% de las reservas de platinoides; 80% del coltán; 60% del cobalto; 70% del tántalo; 46% de las reservas de diamantes; y 40% de las reservas auríferas.
Y es Sudáfrica, precisamente, el país que se encuentra en la cima de la lista de minerales del continente, sobre todo de manganeso y platino.
Contra aliados y amigos
Mientras en Europa destacan la cabeza fría de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, para no caer en la provocación de Trump y llevarlo a negociar una prórroga para la entrada en vigor de los aranceles de 25%, la Unión Europea ve con cierta esperanza hacer la misma jugada en cuanto les llegue la cascada arancelaria.
Después de atestiguar lo sucedido con México y Canadá, considerados allende el Atlántico los amigos imprescindibles de la economía norteamericana, con los que ha creado enormes cadenas de valor vinculantes en los últimos 30 años (desde la entrada del TLCAN el 1 de enero de 1994), ya en cualquier momento la UE aguarda su turno.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró que la UE está más unida que nunca y lista para contrarrestar cualquier amenaza arancelaria por parte del nuevo gobierno estadunidense.
Hay dolor e indignación por ver cómo un aliado, un socio, un partner, se convierte en la peor pesadilla de Occidente. ¿Qué no debería castigar a los estados parias y a las dictaduras?
Con la prórroga a Canadá y a México, Trump logró compromisos más firmes en materia de seguridad fronteriza hasta la próxima revisión, que será dentro de un mes.
En Europa la prensa acusa a Trump de querer debilitar no solo a la UE sino también a los socios más tradicionales y cercanos, con una actitud que debería estar aplicando a las dictaduras.
En España el periódico ABC habló de “la guerra comercial más tonta de la historia”; el Diario.es destacó “la herramienta de Trump para acabar con el orden internacional (haciendo negocio)”; en radio Onda Cero abordaron que la guerra arancelaria de Trump es la política de presión para lograr sus objetivos en el escenario mundial.
Bajo ese rasero el canciller alemán, Olaf Scholz, destacó que es importante no dividir al mundo con nuevas barreras comerciales, ya que todos se benefician de la globalización.
Cuestionado respecto de las represalias anunciadas desde Washington, el canciller, quien está en plena campaña rumbo a las elecciones generales del 23 de febrero, respondió que la UE tiene margen de acción porque es una gran potencia económica.
“Trataremos de continuar las relaciones económicas juntos con la Unión Europea, unidos todos en bloque para contrarrestar las acciones que salgan desde la Casa Blanca”, inquirió convencido.
En un análisis para The Guardian el exeditor del periódico británico, Patricio Wintour, abordó cómo Trump ha utilizado los aranceles como palanca para asegurar una serie de concesiones de forma rápida, tanto por parte de México como de Canadá, en materia de inmigración y de drogas.
Wintour habla de una “diplomacia de la extorsión” impuesta por Trump, en la que él pone el precio y, claro está, las condiciones de lo que espera realmente obtener a cambio. “Las payasadas de Trump son cansadamente familiares”.
El periodista británico rememoró en parte algunas de las cosas que sucedieron durante el primer mandato del magnate republicano, iniciando por las constantes amenazas de retirarse de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); iniciar la guerra comercial con China; así como retirar a EU del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, entre otras medidas.
En su regreso al poder nuevamente deja en claro sus intenciones: la amenaza de los aranceles para obtener concesiones comerciales y de otra índole.
Esperan el vendaval
¿Por qué Trump amenaza con imponer aranceles tanto a Reino Unido como a la UE?
Según la Oficina de Estadística de la UE, popularmente conocida como Eurostat, en 2023 Estados Unidos fue el país que más bienes importó de la Unión Europea; un total de 20 países miembros del club europeo exportaron más bienes a EU de lo que importaron dicho año, con Alemania con el mayor superávit comercial, seguido de Italia y de Irlanda.
El reproche agrio de Trump salido desde la Casa Blanca ha llegado rápidamente a Bruselas, seno de la UE: “No se llevan nuestros autos, no se llevan nuestros productos agrícolas, no se llevan casi nada y nosotros les quitamos todo. Millones de coches, enormes cantidades de alimentos y productos agrícolas”.
Ahora bien, el comercio de EU con Reino Unido ha sido ligeramente más equilibrado: según datos de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, la economía norteamericana logró en 2022 un superávit comercial con Reino Unido.
Para 2023, la Oficina de Estadísticas de Reino Unido reportó un ligero superávit comercial con EU y los datos preliminares del año pasado también revelaron un superávit a favor de las arcas británicas.
Trump se ha quejado durante mucho tiempo del déficit como una señal de prácticas comerciales injustas utilizadas por los socios comerciales de EU y lo ve como una señal de debilidad en la economía estadunidense.
El mayor déficit comercial de bienes de EU es con China, por un valor de 279 mil millones de dólares en 2023; le siguió la UE, con 208 mil millones de dólares. Sin embargo, el comercio de servicios reduce significativamente el déficit con la UE debido a los grandes volúmenes de comercio transatlántico de servicios financieros, de propiedad intelectual y de otros sectores profesionales.
Irlanda y Alemania tienen las mayores relaciones comerciales con EU. Si Trump impone aranceles a la UE es probable que algunos países se vean más afectados que otros.
Alemania tiene, con diferencia, la mayor cantidad de exportaciones de bienes, por valor de 158 mil millones de euros en 2023. Los Países Bajos son los que más bienes importan de EU, con un valor de 76 mil millones de euros.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, teme que Trump ordene aranceles contra el champán en un momento muy sensible para los productores galos, que experimentan una crisis en el sector. Macron ha prometido que el bloque se defenderá si es atacado desde Washington.
En caso de que EU imponga aranceles generales a los productos de la UE, los sectores más expuestos serían los fabricantes de automóviles, las empresas químicas, el sector vitivinícola, agrícola y las farmacéuticas de la región.
No es un buen augurio lo que está aconteciendo, ni para las economías involucradas en las sanciones arancelarias, ni para el resto del mundo. Ya el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ajustarán a la baja el crecimiento global.
Después de que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lograse junto con su equipo una prórroga de un mes para la entrada en vigor de los aranceles de 25%, tanto el canciller germano Scholz como Ursula von der Leyen tienen la esperanza de, en su momento, poder negociar con Trump y evitar una guerra arancelaria a cambio de ceder en algunas áreas.
¿Qué puede pedir el mandatario norteamericano a cambio? Que la UE compre más autos eléctricos fabricados por Tesla y menos autos eléctricos chinos; que importe más bienes agrícolas y más smartphones en detrimento de las marcas chinas.
Una política comercial proteccionista en la que se rompen los equilibrios con sus tradicionales socios comerciales es una pésima señal que ya reinterpretan China y Rusia.
Ambos países avanzan con los BRICS para crear su gran bloque comercial, tejen alianzas y buscan sus propias zonas de influencia, mientras Trump ataca a sus propias zonas de influencia y muerde a sus aliados.
Las murallas comerciales trumpistas pertenecen al medioevo. En ningún modelo económico imperante se han entretejido tantas cadenas de valor vinculantes como sucede en pleno 2025.
Hoy el aleteo de una mariposa en Sudáfrica causa un impacto en Australia.