El tema inflacionario no está resuelto. La semana pasada la inflación fue superior a lo estimado. La mayoría de los economistas dice que aumentarán las tasas a pesar de la inestabilidad temporal en el sistema bancario.
En Europa todas las autoridades monetarias y reguladoras, así como los presidentes y primeros ministros, insisten en que no habrá un efecto contagio por la situación particular de un grupo de bancos norteamericanos.
Lo que sí es un hecho es que la situación del otro lado del Atlántico levanta un tsunami de intranquilidad nada bueno para las operaciones bursátiles, tan sensibles a cualquier rumor o número negativo.
Nada más en cuatro días (15, 16, 17 y 20 de marzo), seis bancos españoles cotizantes en el IBEX-35 y entre los que figuran BBVA, Banco Sabadell, Banco Santander, Caixabank, Bankinter y Unicaja, perdieron en conjunto 25 mil 300 millones de euros en bolsa.
Golpea fuerte también la situación del Credit Suisse, considerado un banco sistémico, que desde hace años enfrenta una serie de problemas, ligados a su reputación y balance contable, que en 2022 presentó pérdidas por siete mil 400 millones de euros.
El 15 de marzo el Banco Central Suizo y el regulador suizo FINMA anunciaron un respaldo de 50 mil millones de francos para el Credit Suisse, que cuatro días después terminó vendido a la entidad UBS por tres mil millones de francos; adicionalmente, el gobierno suizo decidió respaldar a Credit Suisse con garantías por 100 mil millones de francos.
También ha movido ficha el Banco Central Europeo (BCE), que intenta de una vez por todas apagar la hoguera dando a conocer que inyectará toda la liquidez a los bancos que la requieran. Tampoco ha dudado en seguir subiendo las tasas de interés, esta vez pasando de 3 a 3.5 por ciento.
No ha sido el único movimiento. La intención es extinguir la llamarada de intranquilidad. El domingo 19 de marzo, el BCE, que lidera Christine Lagarde, emitió un comunicado que delata la tesitura del momento: seis bancos centrales se han coordinado para dotar de mayor liquidez a sus respectivas instituciones de crédito, vía SWAPS en dólares norteamericanos, cuyos vencimientos cambian ya no semanalmente sino diariamente, a fin de que dispongan de toda la liquidez necesaria para sus operaciones.
Dicha acción habla de la delicada situación, porque una quiebra bancaria con efecto de contagio es algo indeseable. Para aplacar los nervios se han coordinado la Reserva Federal (Fed), el Banco Central de Canadá, el BCE, el Banco Central de Japón, el Banco Central Suizo y el Banco Central de Reino Unido.
Maniobras
¿Qué significa este importante movimiento? En voz de Mariano Sardáns esta acción ya se había hecho en 2008-2009 e incluso en dicha ocasión fue incorporado el Banco Central de Brasil y alguno más. Son básicamente ductos, caños directos a los bancos centrales de esos países para que sus respectivos sistemas bancarios puedan acceder a líneas en dólares.
“En vez de salir el dinero de Europa hacia Estados Unidos; o de Japón, Canadá o Suiza a EU, directamente los bancos pueden darles depósitos en dólares a sus propios clientes a través de las reservas federales o de los bancos centrales de sus países”, explica Sardáns.
Para este experto en mercados, CEO de la gerenciadora de activos financieros y patrimonios FDI y director de Servicios Fiduciarios, siempre que hay una crisis bancaria e inmobiliaria la gente busca refugiarse en bonos cortos de EU denominados en dólares.
Las más recientes maniobras de los seis bancos centrales, afirma el experto, cambiarán el mercado porque aseguran una amplia liquidez a los bancos contra cualquier corrida. “El sistema no caerá porque la gente eventualmente mueve el dinero de unos bancos a otros bancos, que es lo que está pasando en EU”.
En Manhattan “la gente está consciente pero no preocupada, porque saben que detrás tienen el respaldo del gobierno de EU. Si hay pánico, digamos que empieza a calmarse, porque llega un momento en que la gente cambiará de un banco chiquito, regional, hacia un banco grande; ahora, cuando la gente se da cuenta de que ese banco chiquito y regional tiene pleno fondeo de la Fed, ese movimiento no tiene sentido”, afirma el directivo.
Sardáns, quien estudió en la Universidad de Berkeley y vivió varios años en EU, dirige una firma orientada al tema de la gestión de los patrimonios con varias bifurcaciones no solo en su sede, Uruguay, sino también por América Latina, EU y Europa. Y dice convencido a Vértigo que la política monetaria en EU seguirá con el ajuste alcista en las tasas de interés a pesar del reciente ruido en el sistema bancario, porque hay que bajar la inflación.
“El tema inflacionario no está resuelto. La semana pasada la tasa de inflación fue superior a lo estimado. Las tasas tienen que seguir subiendo: no hay de otra. Es más, la mayoría de los economistas dicen que aumentarán a pesar de la inestabilidad temporal en el sistema bancario”, indica.
También en Europa, añade Sardáns, se requiere seguir subiendo los intereses: “Lagarde lo ha dicho: necesitan bajar la inflación y fortalecer al euro. Europa es neto importador de productos primarios, de commodities que cotizan en dólares; al subir las tasas se fortalece al euro y Europa gasta menos euros para importar sus bienes y baja la tasa de inflación”.
¿Cómo seguirá impactando esta ruta de incremento de tasas? Sardáns apunta que cada país resentirá las consecuencias en distintas formas; por ejemplo, en Europa —a diferencia de EU— más de 90% de las familias tienen préstamos a tasas variables y en la Unión Americana, tras la crisis de 2008, la mayor parte de la gente está a préstamos a tasa fija a largo plazo.
China pierde atractivo
Por su actividad empresarial Sardáns tiene que estar en constante contacto con la realidad de los mercados internacionales, la situación de los fondos de inversión, los movimientos en política económica y política monetaria y, por supuesto, otras variables que han ganado un enorme peso específico entre los inversores y ahorradores como últimamente aconteció con la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania.
Tanto EU como China mutuamente se culpan de ser responsables de desatar la pandemia del coronavirus (ya sea de manera accidental o deliberada) y sin respuestas científicas fehacientes que den cuenta de cómo surgió el SARS-CoV-2 lo único que queda es encontrar el país que ha sido el principal beneficiado por la pandemia. Para Sardáns, no ha sido China.
“China, en 2020, al principio de la pandemia, no se cerró como el resto de los países y luego hizo estos lockdown a partir de 2021 y empezó a cerrar los puertos, las comunicaciones, a desproveer a sus clientes a nivel mundial; eso produjo que se le vea como un proveedor no confiable, que no puede entregar mercadería en tiempo y forma”, subraya el experto.
También es el último país en abrir su frontera hace apenas un par de meses. En buena medida, refiere Sardáns, a todos les ha quedado claro que China es una autocracia y sus libertades individuales de repente no valen nada.
“Lo que estamos viendo con China es que gran parte de las multinacionales empiezan a proveerse fuera de ese país; luego vino esta invasión de Rusia a Ucrania y el coqueteo de China ante una posible invasión a Taiwán. Esto provocó gran temor por parte de las empresas a nivel mundial, porque se teme que Occidente, sobre todo EU, haga un boicot contra los productos chinos. Así es que llevamos ya meses viendo cómo las empresas buscan otros proveedores fuera de China”, explica pormenorizadamente.
El primer gran beneficiado por la cercanía y el sistema de puertos es Vietnam, después India, Malasia y hasta países como México se benefician, porque productos que antes se hacían en China ahora se etiquetan como Hecho en México.
“China era el gran proveedor de desinflación mundial en los últimos 40 años. Para toda empresa que tenía proveedores chinos, todos los años los precios bajaban. Y ahora una característica de los chinos en los últimos años, a pesar de la subida de todos los commodities, es que no subieron los precios, lo absorbieron”, indica.
—¿Hay quien ve a China en una crisis?
—Hoy China está en crisis, sí. Hay un grupo de personas extranjeras en China que no pueden sacar su dinero, por diferentes burocracias que les ponen, pero en definitiva hay un problema interno. Al mismo tiempo, en 2021 las empresas extranjeras decían que la orden era “no se pone nada más en China; lo que se pueda sacar, se saca; y si no se irá sacando y desinvirtiendo con el tiempo, pero no se pone más nada”.
Geopolítica de impacto
Sardáns comenta que los movimientos geopolíticos están siendo muy grandes: “Es una situación complicada. Hoy China tiene otro problema, producto de esos lockdown, y es que los millonarios chinos se reubican hacia Singapur; y también está perdiendo a sus cerebros, a la gente que añade valor y puede producir tecnología de punta para su industria militar”.
—¿Cómo opera aquí la geopolítica?
—Occidente le bloquea a China la generación seis de microprocesadores. La única fábrica que existe en el mundo para esa generación seis es holandesa y desde el gobierno de Trump está prohibido vender esa tecnología. Todas las compañías de semiconductores, como Intel y las taiwanesas, que estaban produciendo en China, salieron a desinvertir. Hoy China está una generación atrás en tecnología.
El asesor financiero refiere que es más o menos la misma estrategia que se llevó a cabo con Rusia en 2014 tras la invasión de Crimea; precisamente, empezó a sufrir una serie de boicots de acceso a la tecnología de punta que Rusia utiliza para su industria militar.
“Por eso vemos hoy cómo el armamento ruso, comparado con la tecnología de Occidente, está tan en desventaja, porque trabaja con tres o cuatro generaciones atrás de tecnología”, apunta Sardáns.
—¿Podemos decir que tanto la pandemia como la guerra afectan a China?
—Sí, ambas contribuyen a la desaceleración de China. Este país ha sido uno de los grandes perdedores de la pandemia. China hace muchos años tiene un tema estructural y demográfico; hoy la población china baja y si bien su balanza comercial era positiva, la de pagos no: todo el dinero se iba a Occidente, fundamentalmente a EU.
Respecto de la deuda, Sardáns explica que en su momento China fue el gran tenedor de deuda de EU “porque no le quedaba de otra”, pero no es que Washington dependiera de Pekín sino más bien al revés. No hay, insiste, ningún otro instrumento con tal nivel de liquidez como los Bonos del Tesoro.
“En los últimos años China ha ido vendiendo parte de esas posiciones porque ha intervenido en varias ocasiones en el mercado de cambios; ha salido a vender títulos para defender a su moneda local, que es el yuan”, dice.
De acuerdo con el Departamento del Tesoro las tenencias chinas de deuda pública estadunidense cayeron a su nivel más bajo en 13 años en medio del escenario del alza de tasas. “China tiene en títulos del Tesoro de EU 859 mil 400 millones de dólares, hasta enero pasado; se trata de su punto más bajo desde 2009”.