En España se ha borrado el centro ideológico dejando un espacio sin cubrir para un electorado que padece la polarización de los partidos,
de sus ideas y de sus políticas, impactando además en la convivencia y el entendimiento entre la ciudadanía.
Para un grupo de intelectuales firmantes del manifiesto la Tercera España, entre los que figuran Fernando Savater, Francesc de Carreras, Andrés Trapiello y Gabriel Tortella, es menester rescatar una serie de políticas económicas, sociales, ideológicas y políticas que reubiquen a la socialdemocracia, a la economía liberal y al respeto a la Constitución como ejes de una nación a la que pretenden mantener cohesionada y evitar su ruptura.
Los creadores de este texto publicado en los medios de comunicación españoles denuncian que el país ibérico está inmerso en un populismo personalista que ha alterado los datos económicos, que no respeta la Constitución, ni los pactos de convivencia, creando un escenario de rispideces y confrontaciones entre la ciudadanía.
Los anima no solo la experiencia político-partidista que muchos de ellos han adquirido como miembros de lo que alguna vez fue Unión Progreso y Democracia o más recientemente Ciudadanos, sino también el deseo de salvar a España de su ruptura ante las demandas del nacionalismo catalán y vasco.
“En los últimos tres lustros 15 países miembros de la Unión Europea (UE) han formado gobiernos nacionales de gran coalición, fórmula también adoptada en naciones como Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. España debe ser capaz de recurrir a tan consagrada práctica democrática. Durante mucho tiempo los dos partidos nacionales han cedido al chantaje identitario y tribal de los nacionalismos catalán y vasco al convertirlos en el centro del debate público, en lugar de hacerles frente juntos”, de acuerdo con el documento que da forma a la Tercera España.
Hace falta un partido de centroizquierda, esgrime Tortella, autor del primer borrador de dicho manifiesto, que es ya la primera base para formar una asociación con miras a crear un partido político en los próximos meses.
Tortella, Premio de Economía Rey Juan Carlos I, explica a Vértigo que a raíz de la publicación del manifiesto de la Tercera España en los medios de comunicación están dando apenas los primeros pasos para constituir una asociación que en determinado momento debería terminar formando un partido político de alcance nacional; aunque dice desconocer qué tan fácil o difícil puede ser o incluso todos los requisitos necesarios por las leyes electorales para crear un partido.
Por lo pronto, el escritor y catedrático emérito de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares relata las principales propuestas que la Tercera España tiene en materia política, ideológica, económica, social, laboral y en aras de mejorar la convivencia entre los españoles.
“Primero partimos de que la situación política en España es muy crítica. Por eso creemos que la Constitución debe ser modificada, porque la sociedad española de hoy no es la sociedad española de 1978; pero hay que hacerlo de otra manera, no como lo hace el actual gobierno, que ha dejado de ser lo que era en origen: un partido constitucionalista que no estaba dispuesto a violar la ley”, remarca Tortella.
El economista reconoce que las sociedades cambian y las estructuras jurídicas deberían ser modificadas igualmente, pero nunca hacer las cosas por la puerta de atrás violando la Constitución.
“Lo viene haciendo el actual gobierno, que se ha convertido en una especie de animal suelto que no sabe lo que quiere, en su pánico y obsesión por controlar el poder hace que se pase por delante las instituciones sin considerarlas, sin respetarlas, a tal punto que el PSOE ha pactado con grupos con los que jamás debió pactar, como los herederos de ETA y los independentistas catalanes. Nosotros queremos la vuelta a la legalidad, el respeto a las instituciones, a la Constitución y tener un socialismo moderado y con principios liberales”, indica.
También en la Tercera España abogan por una clara separación de poderes que evite que el Poder Legislativo esté totalmente dependiente del Ejecutivo, porque “los diputados de cada partido votan solo lo indicado por el propio partido” sin tener ningún tipo de iniciativa personal.
“Esta escasa separación entre los poderes permite que suceda lo que estamos viendo: al gobierno intentando apoderarse del Poder Judicial y como sea intentando cambiar las leyes para conseguir que los jueces sean nombrados por el PSOE solamente; algo así ya lo ha conseguido con el Tribunal Constitucional”, señala Torrella.
Además, para la Tercera España es necesario un sistema electoral diferente, que dé más libertad a los diputados y a los senadores y no estar tan expuestos a las llamadas listas cerradas impuestas por la voluntad del secretario de cada partido.
Una educación de calidad
Torrella considera que el Estado de Bienestar en España sigue funcionando bien porque tiene un sistema de pensiones sólido y un sector sanitario funcional. “España tiene un Estado de Bienestar con problemas, pero bastante efectivo; en la dictadura de Franco había uno muy rudimentario, inmediatamente después de morir él y pasar España a un sistema democrático fue creado un sistema de bienestar que comenzó con Adolfo Suárez; luego vinieron los socialistas y lo completaron. Ahora bien, es verdad que tiene defectos y es mejorable, sin necesidad de una reforma radical”, asegura.
—España tiene dos grandes debilidades, una en materia educativa y la otra laboral. ¿Qué propone la Tercera España en ambos casos?
—Primero, en cuanto a la educación, se arrastran deficiencias desde la Santa Inquisición. Se lo digo como historiador, la educación se ha controlado excesivamente por el Estado y por eso tenemos una educación sectaria y de baja calidad.
Para tener una educación de calidad, agrega Torrella, sería necesario transformar sobre todo el sistema universitario de arriba hacia abajo: “Habría que hacer serias reformas. Entre otras cosas, uno de los problemas graves es el reclutamiento de los profesores; por ejemplo, las universidades son endogámicas: contratan a sus doctorados y los hacen profesores”.
El también académico considera que el sector educativo en general requiere de grandes reformas con la finalidad de elevar la calidad de los contenidos y de preparar mejor a los estudiantes para el mundo laboral.
“Este gobierno ha suprimido las notas numéricas, de modo que es extraordinariamente difícil para cualquier institución o empresa que quiera contratar estudiantes brillantes saber a quién está contratando, no tiene forma de distinguir, a los buenos de los malos estudiantes, es algo terrible. Si este gobierno fomenta que el estudiante no tenga que esforzarse y aunque suspenda un curso es aprobado para pasar al siguiente, nosotros lo que proponemos es una gran reforma para dotar al sistema educativo de calidad a fin de tener estudiantes mejor formados para la vida laboral”, explica Torrella.

—Hace tiempo que se habla de que las universidades están en crisis de enseñanza…
—Si el estudiante sale mal formado de la enseñanza secundaria, llega mal al bachillerato y entra a la universidad con muchas deficiencias. España siempre saca malas notas a nivel internacional en matemáticas y simplemente ninguna universidad española figura entre las 200 mejores del mundo, ya no digamos dentro de las 100 primeras.
—Y por consiguiente, está el desempleo…
—No salen bien preparados para el mercado laboral. Ya de por sí España siempre ha tenido tasas de desempleo muy altas dentro de Europa. Y es que fallan muchas cosas, partiendo de que hay una cierta tendencia a desincentivar el trabajo, hay personas que prefieren cobrar el seguro de desempleo a buscar un trabajo. Además, tenemos por un lado que las universidades y las escuelas no forman a los estudiantes para lo que demanda el mercado.
Por una parte, prosigue Torrella, hay un desempleo alto; pero, por otra, las empresas se quejan de que no encuentran gente adecuada para el trabajo y hay un desfase enorme: “Este gobierno se vanagloria de que ha subido mucho el salario mínimo; es cierto, pero no se ha preocupado de que la productividad aumente conforme al salario y ocurre que las empresas se encuentran con altos costes y baja productividad”.
Cuentas económicas reales
—En el manifiesto de la Tercera España ustedes además proponen tener cuentas económicas claras y fidedignas.
—Este gobierno, para remediar el problema del paro, primero ha cambiado al director del Instituto Nacional de Estadística, porque el otro le daba las cifras de verdad; ahora el instituto también está influido por la política del gobierno; y después se ha inventado una categoría de trabajadores fijos discontinuos, que son parados que ocasionalmente tienen alguna actividad y para el gobierno no son parados y los ha quitado de las estadísticas. ¿Qué proponemos? Saber primero de qué tamaño son el mercado laboral y el desempleo con cifras reales y no manipuladas. Eso requiere de una serie de estudios por regiones y por sectores. Nuestra intención es crear una política laboral y económica que sea racional y justa.
Dentro de su filosofía de economía liberal, como esgrime la Tercera España, predominaría el respeto al libre mercado y a la libertad empresarial: “Hay empresarios a los que este gobierno ha llamado desalmados y que además ha perseguido con una presión fiscal muy fuerte; esto no funciona de ninguna manera cuando el gobierno tiene la idea de que los empresarios son gente peligrosa, lo único que logran es que se marchen”.
Torrella reivindica que el Estado no puede ser propietario de la economía: “Creemos en la economía de mercado y con todo y sus problemas es un modelo que funciona; muchos países han crecido a través de la economía de mercado; simplemente veamos a China, un país comunista que iba muy mal y cuando Mao murió empezó a darse más libertad productiva”.
—En cuanto a gobierno, gobernabilidad y gobernanza, ¿qué propuestas tiene la Tercera España?
—Una de las cosas que hay que hacer es cambiar el sistema electoral. Los partidos separatistas tienen más representación de la que les correspondería proporcionalmente en las Cortes; por eso tienen esa facultad tremenda de poder dictar a un gobierno como el que tenemos, que se coloca en sus manos porque tienen ese poder exagerado para el tamaño de fuerza de sus millones de electores en Cataluña y el País Vasco. Nosotros proponemos parar esa hipertrofia del voto y tener un sistema electoral a dos vueltas que resolvería muchos de los problemas de sobrerrepresentación.
El economista de origen catalán, egresado de la Universidad de Wisconsin, desmenuza como ejemplo a seguir al sistema electoral francés: “Se hace una primera elección con los partidos que se presenten y luego se elige a los dos mayoritarios y se hace una segunda elección entre los dos y el poder de los partidos minoritarios se diluye. Para España vendría a resolver muchos problemas. Lo mismo sucede en Italia, que tienen también un sistema muy complicado”.
Respecto de mejorar la convivencia, la Tercera España defiende estrictamente el cumplimiento de la ley en todos los metros cuadrados del territorio ibérico. “La Constitución no se cumple en Cataluña desde hace años y sucede con la anuencia del gobierno de España; tenemos el tema de las lenguas: ya el español no es oficial en Cataluña y sí lo es el catalán, aquí hay una clara violación de la Constitución. Proponemos que si las escuelas en Cataluña solo enseñan catalán no deberían tener ninguna subvención del gobierno español: no les vamos a castigar, pero el que quiera educarse nada más en catalán, que se lo pague”.
Savater y la Tercera España
Para el escritor y filósofo Fernando Savater, España padece una involución política de la mano del actual presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, a quien señala como el responsable del retroceso democrático por su visión autocrática de las cosas.
Entrevistado en exclusiva por Vértigo, el también activista político denuncia que Sánchez está a merced del separatismo catalán y vasco y que con su actitud contribuye a alimentar problemas identitarios en España.
“España vive una involución democrática y, por supuesto, desgraciadamente está rota en el sentido de que hay un enfrentamiento muy radical, no entre la izquierda y la derecha como quieren hacer creer algunos, sino entre los que toleran a Sánchez y le permiten cualquier cosa, hasta pasar por encima de la Constitución”, señala el escritor vasco.
Savater llegó a fundar el partido Unión Progreso y Democracia, que terminó disuelto en 2006 y ahora surge la Tercera España con la intención de convertirse en un futuro partido político.
“En este momento solo tenemos un manifiesto escrito por Gabriel Tortella y lo hemos suscrito yo y otras personas, a lo mejor con el tiempo surge este partido, la Tercera España, como una alternativa política más en el país”, puntualiza el escritor.
—Hay un espacio vacío para los electores, aquí hay una oportunidad…
—Creo que sí, aunque vale la pena reflexionar que en España las propuestas centristas o de centroizquierda que han ofrecido una mentalidad progresista, pero apoyada en la unidad de España, al final no están teniendo éxito; la gente está prefiriendo los extremismos y hasta a personajes tan abominables como Sánchez y su cuadrilla.
Al PSOE actual Savater lo ve como un partido populista en el poder, que cada vez más se parece a muchos países latinoamericanos tanto en su discurso como en sus medidas políticas.
“Siempre pensé que lo que yo veía desde lejos que pasaba con sus acontecimientos en Latinoamérica no terminaría pasando en España y al final estos populismos han cruzado el Atlántico”, comenta irónico.
—¿Qué tanto daño le causa a España el populismo de Sánchez?
—Tenemos un país que ha aprobado leyes disparatadas, como la ley del Solo Sí es Sí, que en vez de perseguir a los violadores los deja libres en la calle; y el problema más grave es que para mantenerse en La Moncloa, Sánchez habla y actúa igual que los separatistas. Lo que él intenta es perdonar a los golpistas catalanes del referendo independentista de octubre de 2017. Eso es muy grave. Y lo hará a cambio de que lo voten para ser presidente otros cuatro años.
“Respeto al libre mercado y a la libertad empresarial”.
Núñez Feijóo
Los días 25, 26 y 27 de septiembre pasado se vivió en el Congreso de los Diputados el rito de investidura del ganador de las elecciones generales, el centroderechista Alberto Núñez Feijóo. Como se trata de una democracia parlamentaria, este proceso es necesario para convertirse en presidente, por lo que no basta con el resultado electoral.
Núñez Feijóo no logró los apoyos necesarios, ni en la primera votación por mayoría absoluta, ni por mayoría simple; en el primer proceso solo obtuvo 172 votos de 176 para tener la mayoría absoluta; y en el segundo, que solo consiste en la fórmula aritmética de más síes que noes, tampoco salió avante.
Por Carrera de San Jerónimo, Núnez Feijóo llegó arropado por sus 136 legisladores justo antes de entrar al hemiciclo para iniciar el debate de investidura en el que defendió la unidad de España y a la Constitución.
Argumentó en la tribuna que de gobernar España crearía un delito de “deslealtad constitucional”, en alusión a lo que el actual presidente en funciones, el socialista Pedro Sánchez, estaría negociando con los grupos nacionalistas e independentistas catalanes en relación con la concesión de amnistía tanto a los presos del Procés, como a los políticos fugados por organizar el referendo ilegal independentista del 1 de octubre de 2017.
Pero además está el tema que flota en el aire: que Sánchez estaría negociando con los partidos políticos independentistas catalanes la posibilidad de que se organice otro referendo en Cataluña para decidir su autodeterminación. Todo a cambio de que lo voten para ser presidente por cuatro años más.
A Núñez Feijóo, quien fue el más votado en las elecciones, le ha agriado el triunfo que solo tenga para pactar a la ultraderecha de Vox, lo que para un grupo de españoles es tanto como resucitar a Franco.
Hay ciudadanos que tienen más miedo a que Vox entre en el gobierno de España, a que un Sánchez populista sea capaz de pactar una amnistía y hasta una autodeterminación con Cataluña.
Lo que sigue para España es que la próxima semana el rey Felipe VI, como jefe del Estado, convocará a Sánchez (el perdedor de las elecciones generales) para que forme gobierno. Si no hay sorpresas políticas, Sánchez lograría investirse como presidente por otros cuatro años con el apoyo de los partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. Eso sí: a cambio de una fuerte fractura política, aunque todo puede pasar y España podría llegar a diciembre con la convocatoria de otras elecciones generales.