Tel Aviv, Israel, Julio 5.- Ataques contra milicianos palestinos en una abarrotada zona residencial. Topadoras blindadas que arremeten por calles estrechas, aplastan autos y dejan montones de escombros. Manifestantes que queman neumáticos. Una cifra de muertos creciente.
La gran operación militar israelí de esta semana en el campo de refugiados de Yenín, en la ocupada Cisjordania, tuvo similitudes innegables con la segunda intifada palestina de principios de la década de 2000, una época que se cobró miles de vidas.
Pero los combates actuales, incluida la redada en Yenín que terminó el miércoles después de dos días, también tienen diferencias con esos intensos años de violencia. Es más limitada en su alcance, ya que las operaciones militares israelíes se centran en varios bastiones de milicianos palestinos.
También es un síntoma de un conflicto sin final a la vista. El liderazgo palestino está debilitado y el gobierno israelí ha acelerado la expansión de asentamientos, lo que reduce las posibilidades de establecer un estado palestino.
La palabra, que significa “sacudir” en árabe, se empleó para describir un alzamiento contra la ocupación militar israelí registrado en 1987. Terminó en 1993 con un acuerdo de reconocimiento mutuo entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina.
Lo que pasó a la historia como la primera intifada se caracterizó por las protestas palestinas generalizadas y una feroz respuesta israelí. En la segunda intifada, que comenzó en 2000, milicianos palestinos realizaron ataques suicidas contra autobuses, restaurantes y hoteles, lo que provocó duras represalias militares israelíes.
El segundo alzamiento enfrentó a grupos armados palestinos contra un ejército israelí mucho más poderoso. Unas 4.000 personas murieron, incluido un gran número de civiles. Murieron hasta tres veces más palestinos que israelíes.
La represión israelí trastocó la vida de los palestinos, con duras restricciones sobre el movimiento que asfixiaron una economía incipiente. Para los israelíes, especialmente durante los frecuentes ataques de la segunda intifada, subir a un autobús o salir a un restaurante era aterrador.
Esos sucesos se vieron impulsados por una enorme participación inicial. Muchos palestinos en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este -zonas capturadas por Israel en 1967 y que los palestinos reclaman para un estado futuro- se sumaron a las protestas.
Las protestas también estaban impulsadas por líderes palestinos como el presidente Yaser Arafat, al que Israel acusó de alentar y tolerar a los milicianos. La intifada se fue apagando tras la muerte de Arafat en 2004. Le sucedió el actual presidente palestino, Mahmud Abás.