EN VIGOR, ARANCELES EN ACERO Y ALUMINIO

“La integración comercial entre México y Estados Unidos es muy alta”.

Internacional
Compartir
Aranceles acero y aluminio

El gobierno federal se compromete a proteger trabajadores y empresas frente a estas medidas adoptadas por Estados Unidos, que “son un obstáculo para el comercio y el entendimiento entre países”, advierte el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

La batalla arancelaria de Donald Trump no da tregua. En esta ocasión, pese al TMEC y las negociaciones del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, con autoridades norteamericanas, México no se libró de la tarifa de 25% que impuso Estados Unidos a nivel mundial sobre las importaciones de acero y aluminio.

Según el gobierno estadunidense la medida surge para balancear el enorme déficit comercial que tiene EU con otros países, mismos que han salido “muy beneficiados” al venderle sus productos.

Por tal motivo, el 2 de abril entrará en vigor lo que Trump llamó “reciprocidad arancelaria”, una estrategia que busca impulsar la manufactura estadunidense al igualar los impuestos que otros países le ponen a EU.

Sobre el hecho, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó que el gobierno mexicano esperará hasta el 2 de abril para redefinir su estrategia comercial, mientras que Canadá y la Unión Europea ya anunciaron tarifas en respuesta a la imposición estadunidense.

“Vamos a esperar al 2 de abril , y a partir de ahí decidir si los aranceles serán recíprocos o no, en el caso del aluminio y del acero”, destacó la presidenta.

Siguiendo la estrategia de mantener la “cabeza fría” frente al huracán Trump, la mandataria agregó que dado que México no cobra aranceles a EU, a causa del TMEC, confía en llegar a un acuerdo diferenciado con el presidente para que no cobre impuestos adicionales, similar al gravamen que logró aplazar recientemente luego de una conversación telefónica con su homólogo.

Al ser cuestionada sobre si confiaba que llegada esa fecha se levantarían los aranceles, Sheinbaum mencionó que “no sabemos, es parte del proceso de diálogo que se va a seguir con el gobierno de Estados Unidos”, pero en el que, aseguró, ya se está trabajando.

Suspenso

Luego de intentar esquivar —hasta en el último momento— los aranceles mediante negociaciones en Washington con el secretario de Comercio de EU, Howard Lutnick, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció que pese a las medidas impuestas “a México le ha ido mejor que a otros países” y si no hubiese sido por la llamada que la presidenta sostuvo con Trump “hoy todas las exportaciones estarían pagando 25 por ciento” de aranceles.

Ebrard aseguró que al evitar la confrontación México podría conseguir un mejor acuerdo respecto de otros países el 2 de abril. “Nos parece una mala idea ponerle aranceles al acero y aluminio, porque la integración entre México y Estados Unidos es muy alta”.

El mes pasado Ebrard explicó que los aranceles al acero y al aluminio son “un balazo en el pie para ambos países” debido a la integración económica tan excepcional que México tiene con EU.

Si tan solo el pistón de un motor hecho con base en aluminio cruza la frontera ocho veces, “¿se les va a poner una tarifa ocho veces también?; pues ¿en cuánto va a salir el vehículo al final?”, preguntó, antes de asegurar que “no tiene sentido”.

Subrayó que México, a diferencia de otros países, como Australia, que cuenta con un déficit de 315 millones de dólares, o Canadá, que “vende mucho más acero a Estados Unidos del que le importa”, está en superávit.

Esto es, que nuestro país le compra a EU mucho más acero del que le vende. “Estados Unidos nos vende casi seis mil 897 millones de dólares más de lo que nosotros exportamos, por lo tanto, su posición es favorable”.

Según la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) la balanza comercial favoreció a Estados Unidos respecto de México en 2.4 millones de toneladas y un valor superior a los cuatro mil millones de dólares en 2024.

Por ello, los aranceles anunciados por Trump bajo el argumento de estar en desventaja, comercialmente hablando, “no son lógicos para México”.

Nuestro país es el segundo proveedor de acero para Estados Unidos, únicamente detrás de Canadá. Tan solo en 2024 exportó a EU poco más de cuatro millones de toneladas de acero, equivalentes a más de seis mil 500 millones de dólares.

Entre los productos más afectados por los impuestos están las láminas de acero, utilizadas en la construcción y la industria automotriz; los tubos de acero, necesarios para la industria petrolera; y las estructuras metálicas, útiles en la construcción de maquinaria pesada de la industria eléctrica y telecomunicaciones.

Con miras a llegar al 2 de abril “en la mejor condición que cualquier otro país” y siguiendo la política de “cabeza fría”, según instrucciones de la primera mandataria, el secretario de Economía se reunirá con integrantes de la industria siderúrgica y automotriz.

“Tenemos que lograr la mejor condición para proteger los empleos. Hay muchas medidas que se pueden tomar, pero no lo haremos intempestivamente”, zanjó.

Incertidumbre

Ante este panorama, en el que Trump está ansioso por inflar la industria estadunidense vía aranceles, los mercados mundiales no dejan de sacudirse.

En la misma semana en la que el presidente desencadenó una serie de agresivos movimientos de ida y vuelta contra sus principales socios comerciales, como México, Canadá y China, varios de los indicadores bursátiles que miden el comportamiento del mercado registraron pérdidas alarmantes.

Nasdaq-100, el índice que recoge los valores de las compañías más importantes de la industria tecnológica, registró una caída de 3.8%, su mayor descenso desde octubre de 2022, equivalente a una pérdida superior a un billón de dólares.

El Dow Jones Industrial Average, que mide el desempeño de las 30 sociedades anónimas más grandes que cotizan en el mercado bursátil de Estados Unidos, sufrió una pérdida de 500 puntos en su peor día, afectado por la intensificación de la guerra comercial con Canadá.

Mientras que el índice S&P 500 experimentó una significativa volatilidad, cayendo 1.4% y situándose en cinco mil 521 puntos, lo que representa 10% por debajo de su último récord registrado el mes pasado.

La incertidumbre se acrecentó luego de que el presidente Trump no descartó la posibilidad de una recesión, señal de que el gobierno está dispuesto a tolerar problemas económicos bajo el pretexto de que serán transitorios y que traerán un beneficio mayor.

Al ser cuestionado por Maria Bartiromo, presentadora de Sunday Morning Futures en Fox News, sobre una posible desaceleración económica, Trump dijo que no quería hacer predicciones. “Odio predecir cosas así”, dijo, pero anticipó “un periodo de transición económica” que podría traer ciertas consecuencias.

“Estamos en un periodo de transición porque lo que estamos haciendo es muy grande. Estamos devolviendo la riqueza a Estados Unidos (…) Lleva un poco de tiempo, pero creo que nos irá muy bien”, aseguró.

Ante su respuesta, Bartiromo le mencionó que “los líderes empresariales aprecian la certidumbre” y las empresas quieren asegurarse de tener claridad luego del 2 de abril, a lo que el jefe de Estado declaró que “puede que subamos algunos aranceles. Depende. No creo que bajemos, o puede que subamos”.

Y sobre la claridad que pedían Trump afirmó que “los empresarios utilizan esa frase de la claridad como algo mediático”, pues “llevan estafando a nuestro país durante décadas, y ya no se los vamos a permitir”.

Aranceles para todos

No es la primera vez que Donald Trump sitúa al acero y al aluminio bajo el ojo arancelario, pues son dos de sus piezas clave para volver a industrializar a su país.

En junio de 2018, bajo su primer mandato, impuso una tarifa sobre el aluminio y el acero de 25 y 10%, respectivamente, para Canadá, México y la Unión Europea. Sin embargo, los impuestos no duraron mucho. En México estuvieron vigentes hasta mayo de 2019 y luego fueron retirados.

En esta ocasión, los aranceles aplicarán para todos los países.

Expertos en economía advierten que el mayor impacto de tal medida será para el propio mercado estadunidense, que depende de la importación de ambos productos, sobre todo, los sectores de construcción, equipos electrónicos, médicos, autos y autopartes.

Debido a que no hay suficientes empresas norteamericanas capaces de sustituir a los proveedores extranjeros, la industria de Estados Unidos se vería en el dilema de absorber total o parcialmente los costos de importación, o en su defecto trasladarlos al precio final, que sería pagado por el público estadunidense.