Este año la atención focalizada en el primer aniversario de la invasión de las tropas rusas en Ucrania, el 24 de febrero, seguirá marcando la tónica de las tensiones de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) con el régimen ruso de Vladimir Putin.
Sin embargo, nuevos actores podrían sumarse a las tensiones bélicas ampliando la magnitud del conflicto, agravando el escenario de rispideces y confrontaciones.
A la tensión internacional se suma que el nuevo año será eminentemente preelectoral en varios países que en 2024 deberán elegir presidente, como México, Estados Unidos, España, El Salvador, Panamá, Venezuela, Uruguay y República Dominicana.
Mucho de lo que suceda en el ámbito global tendrá repercusión interna, como en EU con un mandatario que este año podría enfrentar los embates de la Cámara de Representantes después de perder la mayoría demócrata en las pasadas elecciones. Muchos analistas anticipan las enormes dificultades que en 2023 enfrentará el presidente Joe Biden para sacar adelante los próximos presupuestos y casi dan por descontado el cierre de la administración pública por el boicot anticipado de los republicanos en la cámara baja.
Mucho está en juego dentro de la política norteamericana y los republicanos ya aventuran una serie de investigaciones contra el presidente Biden por su actuación en Afganistán y la revisión del caso contra Hunter Biden, el hijo rebelde del dignatario estadunidense.
Por lo pronto, y tras 15 rondas para elegir a su speaker, los republicanos eligieron a Kevin McCarthy, quien tuvo que ceder a los posicionamientos del ala más dura dentro del Partido Republicano, reconocida por su trumpismo a ultranza. El ambiente político en EU no es menos caldeado que el de hace poco más de tres años, cuando una multitud arengada por Trump asaltó el Capitolio dejando al mundo boquiabierto.
El año inicia y la nación norteamericana habrá de enfrentar una agenda legislativa antiBiden.
Pero no solo en EU: las tensiones seguirán por doquier. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) reorganiza todos sus eventos alrededor del tema de la invasión y de la ayuda militar y estratégica al gobierno de Kiev. Su titular, Jens Stoltenberg, encabeza la alianza trasatlántica desde 2014 y el pasado septiembre el noruego terminó otro periodo, pero sigue al frente a la espera de que se decida otro bienio o bien el nombramiento de otro secretario general en los próximos meses.
Todo dependerá de Biden, aunque en más de una ocasión el exprimer ministro británico Boris Johnson ha manifestado su disposición e interés por dirigir a la OTAN.
La UE seguirá al pendiente de la ayuda económica, financiera y de la organización de los refugiados ucranianos. Ha sido una gran victoria para el presidente Volodímir Zelenski la organización en Kiev de la Cumbre UE-Ucrania, que se realizará el 3 de febrero y a la que asistirán en persona Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Originalmente se efectuaría en Bruselas, pero a petición del ucraniano se trasladó a la capital de ese país. Los demás líderes de Estado de los 27 países miembros se conectarán por streaming.
Este año, además, España presidirá en el segundo semestre —del 1 de julio al 31 de diciembre— la Presidencia del Consejo de la UE; se trata de la quinta vez en su historia y para México es muy relevante porque precisamente se abordará la entrada en vigor del nuevo acuerdo global con la UE.
Respecto de la eurozona, a partir del 1 de enero Croacia entró en la moneda única, convirtiéndose en el vigésimo país en sumarse de forma oficial a la utilización del euro.
De acuerdo con el FMI, la UE será la zona más castigada en materia de crecimiento; en buena medida seguirá afectada por la guerra de los petroprecios, porque para Rusia es una forma de fustigar y castigar a los europeos que tanto apoyo conceden a Kiev y a los ucranianos.
El FMI ya ha venido descontando todo este escenario. Por eso en octubre rebajó sus previsiones de PIB mundial para 2023 y lo ubicó en 2.7%. Las economías avanzadas serán las más afectadas con una estimación de PIB promedio de 1.1%, mientras las emergentes tendrán una media de PIB de 3.7%. Rusia caerá 2.3% e India y China crecerán 6.1 y 4.4%, respectivamente.
La eurozona resentirá el golpe de su ayuda a Ucrania con un PIB esperado de 0.5% y dos locomotoras relevantes como Alemania e Italia entrarán en recesión con una previsión de una caída en el PIB de -0.3 y -0.2%, respectivamente.
Baúl de esperanzas
El inicio de un nuevo año abre un baúl de esperanzas y de incertidumbres. Las primeras son un faro en medio de la oscuridad; las segundas, un laberinto de incógnitas que solo sirven para intranquilizar. El mundo seguirá orbitando bajo la influencia de la guerra biológica contra el SARS-CoV-2.
Y de esta dependerá el curso de otras. Para comenzar, China, que a partir del 8 de enero reabrirá sus fronteras para los viajeros internacionales sin tener controlada la transmisión del coronavirus. No hay hasta el momento una sola vacuna efectiva para cortar la transmisión de Covid-19, ningún país ha logrado todavía dar con ese suero de inmunidad.
Varias naciones anuncian frenéticamente la reimposición de medidas preventivas para todos los viajeros internacionales que salgan desde China: la UE ha tomado medidas en bloque para los 27 miembros que exigirán test antiCovid y certificado de vacunación, así como secuenciación de las muestras para determinar variantes y mutaciones. Otros con restricciones son EU, Reino Unido, Canadá, India, Marruecos, Japón, Israel, Australia y Corea del Sur.
Las autoridades sanitarias de la UE ofrecieron millones de dosis de vacunas contra el coronavirus de Moderna y de Pfizer al gobierno chino de Xi Jinping; pero la respuesta ha venido en forma de protesta desde la cancillería por considerar que la imposición de restricciones contra los viajeros que salgan de China es discriminatoria.
En realidad, el desafío es nuevamente mayúsculo porque la eficacia de las vacunas chinas ofrece una escasa inmunidad y porque en un mundo tan vertebrado será imposible evitar otras olas de coronavirus con sus nuevas mutaciones. El mayor de los retos es evitar el trasiego del virus fortalecido y mutado.
Si bien la OMS señala que no hay mutaciones del virus que puedan salir desde China, también crece la preocupación por la variante XBB.1.5 focalizada en EU y resultado de la fusión de dos cepas de coronavirus más contagiosas, que ha formado una variante recombinante que provoca otra fuerte ola de Covid.
Hasta el momento, Europa es el epicentro del contagio del Covid-19 con 266 millones 466 mil 566 casos; le siguen América con 182 millones 707 mil 356 casos y la zona del Pacífico Oeste con 100 millones 439 mil 654 contagios.
Por países, Estados Unidos tiene el mayor número de personas infectadas por coronavirus: en datos estimados, 98 millones 72 mil 469 personas. Le siguen India con 44 millones 674 mil 439 infectados y Francia con 37 millones 252 mil 86.
De acuerdo con Our World in Data a la fecha se han suministrado doce mil 900 millones de pautas completas (dos dosis) de sueros antiCovid y el año pasado la OMS junto con la OPS se marcaron como meta inmunizar con una dosis a 70% de la población mundial.
Se espera que este año llegue la nueva generación de vacunas antiCovid inhaladas, que permitan esterilizar a la persona del contagio, no solo inmunizarla, sino evitar que lo propague.
Lo más lamentable e indeseable sería retornar a la política de cuarentenas, de restricciones, de control de fronteras que tanto daño provocan a la economía. Hacerlo además cuando la economía global (en promedio) camina hacia una recesión.
Escenario enrarecido
No se descarta que la guerra en Ucrania sume a otros actores e involucre otros polos bélicos extendiendo la magnitud del conflicto. Habría que poner mucha atención a los roces entre Irán e Israel y el apoyo decidido de Corea del Norte al dictador ruso.
El régimen de Kim Jong-un sigue demostrando que cuenta con un arsenal balístico respetable y las tensiones han subido de manera importante entre Corea del Norte y Corea del Sur. Y también con Japón.
La mano de Putin meciendo entre los conflictos de Kosovo y Serbia, así como de Armenia y Azerbaiyán, provoca dos auténticas bombas de tiempo que la UE y la OTAN deberían enfriar con inteligencia y tomarse más en serio su papel, porque en el caso de Georgia y de Ucrania, asediadas por Rusia, fracasaron desde 2008 cuando sucedió lo de Osetia y Abjasia.
El Protocolo de Minsk fue papel mojado desde el principio porque a Ucrania se le veía muy lejos desde Bruselas. Craso error.
También seguirán las tensiones en Taiwán, en el Mar de la China Meridional; entre India y China por la región fronteriza de los Himalayas; en el Mediterráneo Oriental entre Turquía, Grecia y Chipre; en África habrá que poner atención al Sahel, a los roces entre Marruecos y Argelia y a la inestabilidad política en los gobiernos de varios países africanos. La extensión del islamismo radical y terrorista encuentra en África pasto para la Yihad.
Habrá que poner atención en el papel protagonista regional de varios actores como Turquía, Arabia Saudita, India y en Brasil (el mayor reto para Luiz Inácio Lula da Silva será cohesionar a una sociedad profundamente dividida y enconada; Lula es diana de los grupos bolsonaristas).
Para los expertos del Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona hay diez temas que marcarán la agenda de 2023: 1. Aceleración de la competencia estratégica; 2. Inoperatividad de los marcos globales de seguridad colectiva debido a una involución en el camino del desarme nuclear; 3. Transiciones en colisión; las transiciones verde y digital, que parecían ir de la mano hacia la construcción de un mundo más sostenible, han entrado en colisión acelerando otro tipo de competición geoeconómica por las llamadas tierras raras; 4. El riesgo de que una crisis de deuda se amplíe en las economías emergentes durante 2023 aumenta; Sri Lanka ha sido la primera alarma pero habría que poner atención a Pakistán, Egipto o el Líbano; 5. Crisis de acceso y garantías a los bienes básicos.
Los otros cinco factores para tomar en cuenta son: 6. Inestabilidad y descontento social; en 2022, más de 90 países han registrado movilizaciones por la falta de acceso a los bienes públicos, que podría intensificarse en 2023 cuando las consecuencias de la crisis energética sean más visibles; 7. Fractura y atomización de los movimientos y sus reivindicaciones; la protesta gana terreno —tanto en democracias como en dictaduras— pero, cada vez más, lo hace en sociedades fracturadas, polarizadas; 8. Autoritarismo bajo presión; 70% de la población mundial —más de cinco mil millones de personas— vive bajo dictaduras; la involución democrática gana terreno; 9. Avance de la fragmentación regulatoria y desglobalización sectorial; y 10. El peligro de un ataque o accidente nuclear ha subido después de la escalada de tono de la retórica rusa.