ELON MUSK Y EL FUTURO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN TWITTER

“Soy un absolutista de la libertad de expresión”.

Arturo Moncada
Internacional
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ELON MUSK TWITTER

La llegada de Elon Musk como director de Twitter luego de cerrar su compra el 28 de octubre lo coloca en el centro del debate global sobre la libertad de expresión: si bien no ha sido específico sobre el manejo del tema en esa red social, no se mostró de acuerdo en el pasado cuando la compañía eliminó publicaciones y prohibió el acceso a ciertos usuarios.

Musk opinó entonces que Twitter debía ser un refugio para la expresión sin restricciones dentro de los límites de la ley. “Cuando hablo de libertad de expresión me refiero simplemente a lo que se ajusta a la ley. Estoy en contra de la censura que va más allá de la ley. Si la gente quiere menos libertad de expresión, que le pidan al gobierno que apruebe leyes al respecto”, señaló.

Al decidir comprar la compañía explicó que no le importa en absoluto la economía de la empresa. “Mi sensación fuerte e intuitiva es que tener una plataforma pública que sea sumamente confiable y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización”, aseveró.

Y así, al definirse a sí mismo como un absolutista de la libre expresión, Musk afirmó estar salvando la plaza pública de la sociedad revirtiendo políticas censoras de Twitter en nombre de la libertad de expresión.

Sin embargo, esta definición presenta algunas disyuntivas. Cada país tiene una regulación distinta en cuanto a libertad de expresión y sería prácticamente imposible garantizar cada una.

“Elon Musk dice estar contra la censura, pero en lugares como China, Venezuela o Nicaragua las leyes relacionadas con la libertad de expresión prevén mecanismos de censura represivos. Sin embargo, a Musk parece no importarle porque es evidente que hace referencia a la ley de Estados Unidos, una de las más flexibles del mundo”, señala la experta en comunicación política Judit Castaño.

Disyuntiva

En la última década la red social Twitter, al igual que otras plataformas, ha enfrentado la difícil situación de interpretar la realidad de un mundo en el que “libertad de expresión” significa cosas diferentes para cada persona.

Y es que, como señala Shira Ovide, experta en redes sociales, “casi ningún lugar en internet o en el mundo físico es una zona de libertad de expresión total. El desafío de la expresión en línea es el desafío de la expresión, punto; con preguntas que tienen pocas respuestas sencillas: ¿cuándo es mejor una mayor expresión y cuándo es peor?, ¿y quién lo decide?”

Musk sugirió recientemente en un tuit que desafiaría a los gobiernos que restringen la libertad de expresión: “Algunos gobiernos me han pedido que bloquee las fuentes de noticias rusas por los satélites Starlink. No lo haremos, a menos que sea a punta de pistola. Lamento ser un absolutista de la libertad de expresión”, aseveró.

Esta declaración causó alarma en diversos grupos de derechos humanos e investigadores que temen que Twitter pueda convertirse en una plataforma para opiniones extremistas y discursos de odio.

La delgada línea entre la libertad de expresión y la garantía de que el discurso del odio no cause radicalización o violencia es fácilmente traspasable, argumentan dichos grupos.

Musk también prometió acabar con los bots, los comportamientos abusivos y el spam. Para ello quiere que detrás de cada cuenta o tuit haya una persona con nombre y apellido y no robots que ejecutan acciones previamente programadas.

Esto quiere hacerlo mediante la verificación de cuentas, algo que supone acabar con el anonimato en la red, ya que todo el mundo se tendría que identificar con nombre y apellidos reales para entrar a Twitter.

Para Judit Castaño la decisión va contra la libertad de expresión, ya que el anonimato también es otra forma de expresarse, sea por diversión o necesidad. En un contexto de represión, sobre todo en regímenes autoritarios, el anonimato es prácticamente la única opción, advierte.

Escenario

Para expertos como Shira Ovide, Musk es un aficionado relativo en el tema de la libertad de expresión y no ha afrontado los sacrificios difíciles de dar voz a una persona que podría silenciar las voces de otros y administrar un espacio de expresión en el que casi todo se vale y que puede ser invadido por mensajes no deseados, como la persecución hacia una persona, el acoso contra menores, incitación a la violencia, desinformación de diversa índole, etcétera.

Robin Mansell, profesor de Nuevos Medios e Internet en la London School of Economics and Political Science, dice que la libertad de expresión significa cosas diferentes en distintos lugares. “Lo que Musk propone es libertad sin responsabilidad”, critica.

“Si una plataforma no está moderada se convierte en una plataforma para la controversia política y los que no disfruten de eso se irán”, asegura.

Dar a los usuarios más margen en lo que pueden decir podría crear mayor polarización y endurecer aún más el discurso en la plataforma. Esto a su vez desanimará, probablemente, a los anunciantes. Sin duda, un problema en el actual modelo económico de Twitter, donde 90% de sus ingresos viene de la publicidad.

Ya en respuesta a las recientes decisiones de Twitter algunas compañías optan por suspender sus anuncios publicitarios en esa red social mientras se aclara el panorama del funcionamiento de la aplicación a futuro.

Luego de los despidos de más de la mitad del personal de la compañía en días pasados, el anuncio de un cobro por la verificación de las cuentas y la incertidumbre sobre lo que se podrá postear ha hecho dudar a las marcas sobre su presencia en la plataforma. United Airlines, General Motors, Volkswagen, Audi, Pfizer, Ford, General Mills, Mondelez e Interpublic Group —CVS, Nintendo, Coca-Cola— son algunas de las firmas que por ahora suspendieron sus pagos publicitarios en la red social.

La medida genera ya, según precisó Musk, pérdidas por unos cuatro millones de dólares diarios.

Para el periodista y analista Mauricio Schwarz, Elon Musk no compró Twitter como negocio. Para él, agrega, esta no es una empresa con la cual esté pensando en beneficios como Tesla o SpaceX.

A su juicio, el problema sobre la libertad de expresión en Twitter ahora es que Musk quiera hacerla cumplir a su capricho. Es decir, toda la empresa con sus millones y millones de usuarios dependen de lo que se le vaya ocurriendo a una sola persona, la cual no está sujeta a ningún control, ni de junta de accionistas, ni de junta de consejo de administración. Musk no tiene que darle cuentas a nadie —puede que funcione, pero el riesgo es enorme. La idea de que una sola persona con su visión del mundo sea quien ponga las reglas en una empresa u organización donde la libertad de expresión es parte de su esencia no es nada buena, asevera.

Sin duda, una adquisición corporativa supone cierto desconcierto, como los despidos de personal. Pero la falta de claridad en los planes de Musk para Twitter, en particular en sus políticas sobre moderación de contenido, desinformación y discurso de odio, activa las alarmas respecto hacia dónde se dirige uno de los sistemas de información más reconocidos del mundo.

Uso regular de Twitter

País Población que lo utiliza

India 47%

México 46%

Sudáfrica 44%

España 40%

Brasil 36%

Gran Bretaña 34%

Estados Unidos 28%

Alemania 17%

Rusia 15%

Corea del Sur 14%

Fuente: Statista