FRANCISCO: EL PAPA QUE DEFENDIÓ A POBRES, OPRIMIDOS, MIGRANTES Y REFUGIADOS

“Estableció en la Iglesia católica un mayor acercamiento con los oprimidos”.

Ángel Hernández
Internacional
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FRANCISCO: EL PAPA QUE DEFENDIÓ A POBRES, OPRIMIDOS, MIGRANTES Y REFUGIADOS

En su labor pastoral puso en la palestra los grandes problemas de la humanidad, los desafíos del progreso y los riesgos de un mundo frágil, y se manifestópor replantear la convivencia social, económica y política con solidaridad, justicia y esperanza.

A lo largo de los doce años y 39 días que duró su pontificado el Papa Francisco se convirtió en una figura entrañable para los mil 406 millones de fieles de la Iglesia católica: como líder de la segunda religión con más seguidores en el mundo —solo después del islam— ejerció su misión con una indeclinable defensa de los más pobres, a quienes se dirigió siempre con mensajes de alegría y esperanza.

Formado con los jesuitas y habiendo adoptado el nombre de San Francisco de Asís en reconocimiento a la humildad y austeridad del fundador de la orden franciscana, Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el Papa número 266 el 13 de marzo de 2013 y el primero latinoamericano.

Su elección como Sumo Pontífice se dio tras cinco rondas del cónclave cardenalicio en la Capilla Sixtina para sustituir al papa Benedicto XVI, quien renunció al cargo tras casi ocho años como Vicario de Cristo.

Entre los retos que enfrentó Francisco al asumir su apostolado destacan la reconstrucción de una Iglesia católica afectada por las fuertes disputas entre los sectores conservadores y liberales del clero católico; una pesada burocracia del Vaticano; desorden financiero; un grave problema de vocación sacerdotal entre los jóvenes a nivel mundial; y el crecimiento del protestantismo evangélico.

Como Papa emprendió una profunda renovación en aspectos fundamentales del catolicismo al dar una mayor participación de la mujer en la administración y la liturgia de la Iglesia, y se convirtió en férreo defensor de los oprimidos, migrantes, refugiados y de minorías diversas.

Se opuso a la pena de muerte por considerarla inadmisible en todas sus formas. Defendió las acciones contra el cambio climático. Calificó de “inmoral” el posible uso y posesión de armas nucleares.

En el ámbito internacional estableció nuevas relaciones con el mundo musulmán al realizar visitas a la península Arábiga e Irak, reunirse con el patriarca ruso Cirilo y fomentar acercamientos con China.

La figura del Papa Francisco como líder mundial se caracterizó por su visión progresista para establecer dentro de la Iglesia católica un mayor acercamiento con los oprimidos; antepuso la humildad, el diálogo y el humanismo como caminos para entender el dolor de millones de personas que sufrían por el hambre, las guerras, los desplazamientos, las enfermedades o las sequías.

En su incansable labor pastoral volvió a poner en la palestra los grandes problemas de la humanidad, los desafíos del progreso y los riesgos de un mundo frágil, como lo demostró la pandemia de Covid-19, por lo que se manifestó por replantear la convivencia social, política, económica, cultural y ecológica, para lo cual destacó la importancia de la solidaridad, la justicia y la esperanza.

Esperanza

Iglesia de puertas abiertas

Una de las medidas más destacadas del apostolado de Francisco fue dar un papel de mayor importancia a las mujeres en la toma de decisiones, al permitirles fungir como lectoras y acólitas en las parroquias y que votaran junto a los obispos en reuniones periódicas del Vaticano, con lo que atendió una vieja exigencia, pues no obstante que las mujeres realizaban gran parte del trabajo de la Iglesia, estaban excluidas de la toma de decisiones.

Y si bien no hizo suya la demanda para que las mujeres fueran ordenadas como sacerdotes, abrió otras puertas para la participación femenina, como el nombramiento de la hermana Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de Obispos con derecho a voto, con lo que se convirtió en la primera mujer en la historia de la Iglesia católica en ocupar uno de los puestos más altos de la Santa Sede.

Otra medida radical de Francisco fue abrir las puertas de la Iglesia para migrantes, pobres, prisioneros y marginados, por su convicción de que debería ser un refugio y para abrazar a todos sin excluir a nadie.

Una exigencia del Papa a sus obispos era que aplicaran la misericordia y la caridad a sus rebaños. Presionó a nivel internacional para proteger “la creación de Dios” (la Tierra) del desastre climático. Y exhortó a las naciones a alojar y brindar protección a quienes huían de la guerra, la pobreza y la opresión.

En 2016, durante su visita a México, afirmó que quien construyera un muro para mantener fuera a los migrantes “no es un cristiano”, en referencia al entonces candidato presidencial republicano de Estados Unidos, Donald Trump, por su intención de impedir el paso de migrantes.

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Las posturas progresistas del Papa, como facilitar a los católicos casados la obtención de una anulación matrimonial y permitir a los sacerdotes absolver a mujeres que habían abortado, abrió el debate a estos temas polémicos y le dio margen de maniobra a los pastores para atender las demandas de sus feligreses.

En una entrevista en 2013 Francisco expuso lo que a su parecer era lo que más necesitaba la Iglesia católica: “Veo claramente que lo que más necesita la Iglesia hoy en día es la capacidad de sanar heridas y calentar los corazones de los fieles. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla”.

Y como parte de su apostolado tuvo un acercamiento entre los pobres para consolar con misericordia a los enfermos, a las víctimas de la violencia o la guerra, y en general de quienes se acercaban a él para recibir alivio a sus males y sufrimientos.

Compromiso

En su primera reunión con periodistas Francisco dijo que quería una “Iglesia pobre que sea para los pobres”.

Así, su primer viaje como Papa fue a la isla italiana de Lampedusa, en ese entonces epicentro de la crisis migratoria de Europa, donde se encontraban cientos de personas que hicieron una peligrosa travesía por mar abierto, en frágiles embarcaciones, para buscar una nueva oportunidad de vida fuera de sus lugares de origen.

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“Sanar heridas y calentar los corazones de los fieles”.

Para sus viajes eligió visitar sobre todo países pobres donde los cristianos eran por lo general minorías perseguidas, en lugar de acudir a las grandes ciudades que son el centro del catolicismo global.

Para eliminar la corrupción supervisó la reforma del Banco del Vaticano, que estaba envuelto en varios escándalos, y emprendió acciones para alinear financieramente a los burócratas del Vaticano, para lo cual limitó su compensación y capacidad para recibir regalos o adjudicar contratos públicos.

Autorizó a la policía vaticana a allanar su propia secretaría de Estado y la agencia de vigilancia financiera por sospechas de una inversión fraudulenta de 350 millones de euros en un proyecto inmobiliario en Londres. Luego de un juicio de dos años y medio, el tribunal del Vaticano condenó al cardenal Angelo Becciu por malversación.

En materia ambiental Francisco se convirtió en el primer Papa en usar datos científicos en un documento importante en el tema e hizo del cuidado de “la creación de Dios” un sello distintivo de su papado.

En su manifiesto ambiental Laudato Si, instó a una revolución cultural para corregir lo que llamó el sistema económico global “estructuralmente perverso” que explota a los pobres y convierte a la Tierra en “un inmenso montón de basura”.

Durante el papado de Francisco el catolicismo se convirtió en una Iglesia que escuchó las preocupaciones de su feligresía, lo que significó un cambio trascendente al cambiar actitudes de una jerarquía católica que veía de arriba hacia abajo; y propició una conversación abierta en la que todos tienen voz y escuchan las voces de los demás.

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Misionero de la paz

El Papa Francisco fue el líder religioso más importante del mundo y una autoridad moral a la que recurrieron presidentes, dignatarios, reyes y autoridades de las diferentes instancias internacionales para mediar en temas fundamentales para la paz en diversas regiones del planeta o tratar de encontrar una solución a conflictos locales.

Expertos destacan que su pontificado se caracterizó por acciones fuertes y simbólicas, como su participación en la inauguración del año jubilar de la misericordia en 2016 en la catedral de Bangui en plena guerra civil o durante su viaje a Irak como peregrino de la paz a la llanura de Nínive.

Durante sus poco más de doce años de papado Francisco priorizó diversas causas, entre las que destacan la migración, pues él, hijo de inmigrantes italianos llegados a Argentina, en su visita a Estados Unidos en 2015 se presentó ante Barack Obama como “hijo de inmigrantes”.

En sus mensajes no dejó de denunciar lo que llamó “la globalización de la indiferencia” y de reiterar el derecho de los migrantes a salvarse y salvar a sus familias de las guerras, los desastres naturales y la miseria.

Afirmó que los migrantes tienen derechos y deberes y se manifestó contra el tráfico de seres humanos convertidos en “mercancías”.

Su postura indeclinable en favor de la paz llevó al Papa Francisco a buscar que en los conflictos bélicos se evitaran víctimas civiles, escuchar los puntos de vista de las partes en el conflicto y mantener el diálogo permanente, pues en su opinión “toda guerra es una derrota” y “no hay una guerra justa”.

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Pontificado social

En su encíclica Fratelli tutti el Papa deja en claro que la fraternidad universal y la amistad social deben ser practicadas juntas. Destaca que la globalización proclama valores universales, pero no practica el encuentro y la atención, sobre todo entre los diferentes y los más vulnerables.

Refiere que las guerras, atentados y persecuciones por motivos raciales o religiosos, y otras afrentas contra la dignidad humana, se juzgan de maneras diversas según convengan o no a determinados intereses, fundamentalmente económicos.

Criticó la fabricación y comercio de armas y consideró que estas industrias eran en gran medida responsables de la multiplicación de las guerras. “Debemos desarmar las palabras, para desarmar las mentes y desarmar la Tierra”, manifiesta en el documento.

El diálogo interreligioso también fue un pilar fundamental de su apostolado, pues fue consciente de los conflictos y de los odios seculares que separaban a las religiones, por lo que tuvo cuidado de no provocar conflictos con sus palabras, como le ocurrió a Benedicto XVI con el islam.

Para Francisco, Dios no puede alentar la guerra en su nombre, pero reconocía que muchas guerras se libran en nombre de valores religiosos; de ahí que mantuviera el diálogo interreligioso con el judaísmo, con el islam y con el budismo.

Los expertos destacan que Francisco ejerció un pontificado social que se basaba en una “teología del pueblo” en la que llamaba a los pobres a organizarse para defender sus derechos, pero de forma pacífica.

Mantuvo una postura firme en la defensa de los pueblos pobres, los sin voz, los invisibles, los rechazados, los inmigrantes.

Ante los cambios que experimentaba el mundo, manifestó la necesidad de que los sacerdotes, obispos y él mismo salieran de las iglesias para encontrarse con los feligreses y con ello dar un nuevo significado a su labor pastoral.

Y como primer Pontífice latinoamericano de la historia Francisco desplegó una gran actividad en la región al trabajar activamente en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, se movilizó para que se alcanzara la reconciliación en Colombia y la democracia en Venezuela y Nicaragua.

Hizo frente al crecimiento del protestantismo evangélico en todo el mundo, pero en especial en América Latina, pues en países como Brasil representan 31% de la población.

Visión

El Papa Francisco deja una herencia moral de gran trascendencia para la Iglesia católica y el mundo entero. La visión de su apostolado fue estar siempre con los pobres, los diferentes, los desplazados, los migrantes, las mujeres, los ancianos y las víctimas.

Su interés en la preservación del medio ambiente, su rechazo a las guerras y las armas, y su postura hacia el diálogo y el acercamiento para buscar soluciones a los conflictos, lo convirtieron en un líder mundial que abogó por luchar por la paz y la reconciliación por encima de las diferencias, por grandes que estas fueran.

Su acercamiento con otras religiones para limar asperezas o aclarar malentendidos prepararon el terreno para un mayor entendimiento, lo que abrió canales de comunicación para afrontar los siempre conflictivos temas religiosos en diversas partes del mundo.

Encíclicas de Francisco

  • Lumen Fidei (“La Luz de la Fe”). El 29 de junio de 2013 el Papa Francisco emite su primera encíclica, en la que describe a la fe como una luz que alumbra toda la existencia humana. Agrega que el hombre ha renunciado a la búsqueda de una luz grande y se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero son incapaces de abrir el camino. Expone que cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra lo lleva dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija.
  • Laudato si (“Alabado seas, mi Señor”). La segunda encíclica es del 24 de mayo de 2015. En ella el Sumo Pontífice lanza un grito de auxilio en nombre de la Iglesia, un grito a Dios y al hombre posmoderno para que cuide, proteja y haga un buen uso de los recursos de la madre Tierra. Invita también a abrir espacios de diálogo que rompan con la falta de decisión política y permitan llegar a acuerdos sobre los regímenes de gobernanza mundial para acabar con todo tipo de corrupción y hacer valer la dignidad de cada persona.
  • Fratelli Tutti (“Hermanos todos”). La tercera encíclica del Papa Francisco es del 3 de octubre de 2020. Trata sobre el amor y la atención que le devuelve la salud a un mundo roto y sangrante. Se trata de una meditación social sobre el Buen Samaritano, que reconoce el amor y la atención como la ley sublime y ofrece como modelo la amistad social creativa. La frase está tomada de la forma en que San Francisco se dirige a sus propios hermanos para animarlos a seguir a Jesucristo. El Papa pide que ampliemos nuestra comprensión del prójimo para que también incluya a cualquier persona fuera de nuestro grupo, perspectiva o identidad.
  • Dilexit nos (“Él nos amó”). La cuarta y última encíclica de Francisco es del 24 de octubre de 2024. En ella expone la preocupación compartida respecto de la degradación que sufre el medio ambiente, la casa común, nuestra “madre y hermana”, con la que compartimos la existencia; una Tierra maltratada que clama y cuyos gemidos se unen a los de todos los maltratados de mundo. Retoma la tradición y actualidad del pensamiento sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo, invita a renovar una auténtica devoción para no olvidar la ternura de la fe, la alegría de ponerse al servicio y el fervor de la misión.