Varsovia, Polonia, 11 de septiembre. Stanislawa Wasilewska tenía 42 años cuando fue capturada por soldados nazis alemanes el 31 de agosto de 1944 en Varsovia y enviada al campo de concentración de mujeres de Ravensbrück, Alemania. Desde allí, fue enviada al campo de trabajos forzados de Neuengamme, donde le dieron el número de prisionera 7257 y le confiscaron sus objetos de valor.
Ochenta años después, los Archivos Arolsen de Alemania devolvieron las joyas de Wasilewska a su nieto y bisnieta en una emotiva ceremonia celebrada ayer por la noche en Varsovia, durante la cual se devolvieron las pertenencias confiscadas a las familias de 12 reclusas polacas de los campos de concentración nazis alemanes de la Segunda Guerra Mundial.
Algunos familiares tenían lágrimas en los ojos cuando recibieron los objetos de familiares fallecidos hace mucho tiempo, muchas veces ni siquiera los conocieron. Se planean más ceremonias de este tipo. La familia de Wasilewska recibió de vuelta sus dos crucifijos de ámbar, parte de un brazalete de oro y un reloj de pulsera de oro grabado con las iniciales KW y la fecha 7-3-1938, probablemente conmemorando su boda con Konstanty Wasilewski.
“Este es un momento importante en nuestras vidas, porque es una historia que no conocíamos completamente y salió a la luz”, manifestó la bisnieta de Wasilewska, Malgorzata Koryś, de 35 años, a la agencia The Associated Press.
Cuando la Alemania nazi fue derrotada en 1945, la Cruz Roja trasladó a Wasilewska de Neuengamme a Suecia, pero luego regresó a Polonia. Está enterrada en su natal Grodzisk Mazowiecki, cerca de Varsovia.
De otra familia, Adam Wierzbicki, de 29 años, recibió dos anillos que pertenecían a Zofia Strusińska y una cadena de oro y un empaste dental de Józefa Skórka, dos hermanas casadas de su bisabuelo, Stanislaw Wierzbicki. Capturadas juntas el 4 de agosto, como Wasilewska, las hermanas también pasaron por Ravensbrück y Neuengamme antes de que la Cruz Roja las llevara a Suecia.
Una historia de la familia cuenta que un sueco se enamoró de una de las hermanas y quería que ambas se quedaran, prometiéndoles cuidarlas, pero ellas decidieron regresar a Polonia, dijo Wierzbicki.
La devolución de sus joyas es “importante por razones sentimentales, pero también por razones históricas”, dijo Wierzbicki a la AP.
Los objetos fueron devueltos por los Archivos Arolsen, el centro internacional sobre la persecución nazi, que conserva información sobre unos 17.5 millones de personas. Allí se guardan unos dos mil objetos que los nazis confiscaron a los prisioneros de los campos de concentración de más de 30 países y que están destinados a ser devueltos a sus familiares.