Berlín, Alemania, 15 de junio. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, arremetió contra las empresas de combustibles fósiles, acusándolas de traicionar a las generaciones futuras y de socavar los esfuerzos para eliminar gradualmente un producto que calificó de “incompatible con la supervivencia humana”.
Guterres también desestimó las sugerencias de algunos ejecutivos del sector petrolero — incluido el hombre designado para presidir las negociaciones climáticas internacionales de este año en Dubái — de que las empresas de combustibles fósiles pueden mantener su producción si encuentran la manera de capturar las emisiones de carbono que calientan al planeta. Advirtió que esto sólo las convertiría en “destructores del planeta más eficientes”.
No es la primera vez que Guterres arremete contra los gigantes petroleros por su papel en el calentamiento global, pero el contundente ataque refleja la creciente frustración en torno a la reciente bonanza de ganancias para la industria a pesar de las advertencias de los científicos de que el consumo de combustibles fósiles llevará al planeta mucho más allá de cualquier umbral climático seguro.
“El año pasado, la industria del petróleo y el gas cosechó un ingreso neto récord de 4 billones de dólares”, declaró Guterres después de reunirse con grupos de la sociedad civil. “Sin embargo, por cada dólar que se gasta en la perforación y exploración de petróleo y gas, sólo 4 centavos se destinaron a la energía limpia y la captura de carbono... en conjunto”.
“Intercambiar el futuro por treinta monedas de plata es inmoral”, afirmó.
Guterres instó a la industria a presentar un plan creíble para una transición hacia las energías limpias “y alejarse de un producto incompatible con la supervivencia humana”.
Invertir sus enormes ganancias en energías renovables le permitiría a la industria “sobrevivir a la transición y seguir siendo actores muy importantes y relevantes en la economía mundial”, aseguró.
Las empresas de combustibles fósiles han defendido últimamente la idea de que se les permita seguir extrayendo petróleo y gas del subsuelo siempre que eliminen las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso, un plan que los expertos rechazan por ser demasiado complicado y costoso para alcanzar las urgentes reducciones de gases de efecto invernadero que se necesitan.