Teherán, Irán, 21 de agosto. Al menos 28 personas murieron luego de que un autobús que transportaba a peregrinos chiíes de Pakistán se estrelló en el centro de Irán, indicó un funcionario.
El choque ocurrió ayer por la noche en la provincia central de Yazd, dijo Mohammad Ali Malekzadeh, responsable local de emergencias al que citó la agencia estatal de noticias IRNA.
Otras 23 personas resultaron heridas en el siniestro, 14 de gravedad, añadió. Todos los pasajeros eran de Pakistán.
Había 51 personas a bordo del vehículo cuando se produjo el accidente a las afueras de la ciudad de Taft, unos 500 kilómetros (310 millas) al sureste de la capital iraní, Teherán.
La televisora estatal iraní emitió imágenes del autobús volcado en la autopista, con el techo destrozado y todas las puertas abiertas. Los rescatistas caminaban con cuidado entre los cristales rotos y los restos que salpicaban la calle.
En el reporte de la televisora estatal, Malekzadeh atribuyó el choque a un fallo en los frenos del autobús y una distracción del conductor.
En Pakistán, reportes en medios citaron al líder chií local Qamar Abbas, que dijo que hasta 35 personas habían muerto en el accidente. Añadió que los pasajeros eran de la ciudad de Larkana, en la provincia sureña paquistaní de Sindh.
El ministro paquistaní del Interior, Mohsin Naqvi, expresó sus condolencias por las muertes.
“Estamos consternados por la pérdida de vidas humanas preciosas en el accidente de autobús en Irán”, señaló.
Irán tiene uno de los peores historiales de seguridad vial del mundo, con unas 17 mil muertes al año. La alta cifra de víctimas se atribuye al incumplimiento generalizado de las normas de tráfico, vehículos inseguros y unos servicios de emergencias insuficientes en sus extensas zonas rurales.
Los peregrinos iban camino de Irak para conmemorar el Arbaeen,
Arbaeen —que significa 40 en árabe— conmemora la muerte de Hussein, nieto del profeta Mahoma, a manos de las fuerzas musulmanas omeyas en la batalla de Kerbala durante el accidentado primer siglo de la historia del islam. Los seguidores de Hussein le consideraban el heredero legítimo del legado del profeta. Murió en batalla tras negarse a jurar lealtad al califato omeya, lo que consolidó el cisma entre el islam suní y el chií.