Ciudad del Vaticano, 21 de abril. En el Vaticano hay un dicho popular que dice lo siguiente: “entras a un cónclave como papa, sales como cardenal”.
La frase implica que el proceso sagrado y secreto para elegir a un papa —el vicario de Cristo en la Tierra— no es un concurso de popularidad, sino una elección de inspiración divina encabezada por los príncipes de la Iglesia.
Aun así, siempre hay favoritos —conocidos como “papables"— que acuden a un cónclave con al menos algunas de las cualidades necesarias para ser papa.
Cualquier varón católico bautizado es elegible, aunque se han seleccionado únicamente cardenales desde 1378. El ganador debe recibir al menos dos tercios de los votos de aquellos cardenales menores de 80 años y, por lo tanto, elegibles para participar. El papa Francisco nombró a la gran mayoría de los electores actuales, a menudo escogiendo a hombres que comparten sus prioridades pastorales, lo que sugiere continuidad más que ruptura.
Cualquiera que intente obstaculizar el resultado debe recordar que Jorge Mario Bergoglio fue considerado demasiado mayor para ser elegido papa en 2013, cuando tenía 76 años, y que Karol Wojtyla no estaba en ninguna lista de favoritos para el cónclave de 1978, que lo eligió papa Juan Pablo II.
Algunos posibles candidatos para suceder a Francisco:
Cardenal Peter Erdo

Nacido en Hungría el 25 de junio de 1952, el arzobispo de Budapest y primado húngaro fue elegido dos veces jefe del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas, en 2005 y 2011, lo que sugiere que disfruta de la estima de los cardenales europeos que constituyen el mayor bloque de electores.
En esa posición, Erdo conoció a muchos cardenales africanos porque el consejo organiza sesiones periódicas con las conferencias episcopales de ese continente. Erdo tuvo aún más exposición cuando ayudó a organizar las reuniones vaticanas de Francisco sobre la familia en 2014 y 2015 y pronunció discursos clave, así como durante las visitas papales a Budapest en 2021 y 2023.
Cardenal Reinhard Marx

Nacido en Alemania el 21 de septiembre de 1953, el arzobispo de Munich y Freising fue elegido por Francisco como asesor clave en 2013. Posteriormente, Marx fue nombrado para encabezar el consejo que supervisó las finanzas del Vaticano durante la implementación de reformas y un ajuste para cuidar gastos.
Cardenal Marc Ouellet

Nacido en Canadá el 8 de junio de 1944, dirigió la influyente oficina de obispos del Vaticano durante más de una década, supervisando el monitoreo de candidatos potenciales a encabezar diócesis en todo el mundo.
Francisco mantuvo a Ouellet en el cargo hasta 2023, a pesar de que fue nombrado por el papa Benedicto XVI, y así ayudó a seleccionar a los obispos más dogmáticos y preferidos por el pontífice alemán.
Incluso siendo más conservador que Francisco, Ouellet seleccionó obispos con mentalidad pastoral para reflejar la creencia del papa de que los obispos deberían impregnarse del “olor de sus ovejas”.
Ouellet defendió el celibato sacerdotal y mantuvo la prohibición de la ordenación de mujeres, pero pidió que éstas tengan un papel más importante en la gobernanza de la institución.
Tiene buenos contactos con la Iglesia latinoamericana, habiendo encabezado la Pontificia Comisión para América Latina durante más de una década.
Desde 2019, su oficina se ha encargado de investigar a los obispos acusados de encubrir a sacerdotes abusadores, un trabajo que no le habría hecho amigos entre los sancionados, pero que también podría haberle proporcionado mucha información confidencial y posiblemente comprometedora sobre sus colegas cardenales.
Cardenal Pietro Parolin

Nacido en Italia el 17 de enero de 1955, ha sido secretario de Estado de Francisco desde 2014. Veterano diplomático del Vaticano, supervisó el controvertido acuerdo de la Santa Sede con China sobre el nombramiento de obispos y estuvo involucrado —aunque no acusado— en la inversión fallida del Vaticano en una empresa inmobiliaria en Londres que condujo a un juicio de otro cardenal y otras nueve personas en 2021.
Parolin, exembajador en Venezuela, conoce bien la iglesia latinoamericana. Sería visto como alguien que continuaría la tradición de Francisco, pero más sobrio y diplomático, y que devolvería a un italiano al papado después de san Juan Pablo II (Polonia), Benedicto (Alemania) y Francisco (Argentina).
Sin embargo, Parolin no tiene una verdadera experiencia pastoral. Sus vínculos con el escándalo de Londres, en el que su oficina perdió decenas de millones de dólares en donaciones de fieles debido a malos negocios y empresarios turbios, podrían jugar en su contra.
Cardenal Robert Sarah

Nacido en Guinea el 15 de enero de 1945, el exjefe —ya retirado— de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice despertó por mucho tiempo la esperanza de tener un papa africano. Amado por los conservadores, potenciaría un regreso a los papados dogmáticos y litúrgicos de san Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Sarah, que había dirigido el Pontificio Consejo Cor Unum, chocó en varias ocasiones con Francisco. La más grave fue cuando él y Benedicto escribieron un libro que defendía la “necesidad” de la continuidad del celibato. El libro salió a la luz mientras Francisco sopesaba si debía permitir la ordenación de hombres casados para abordar la escasez de clérigos en el Amazonas. La implicación era que Sarah había manipulado a Benedicto para que prestara su nombre y autoridad moral a un libro que tenía todas las apariencias de ser un contrapeso a las propias enseñanzas del papa actual.
Francisco despidió a la secretaria de Benedicto y varios meses después retiró a Sarah cuando éste cumplió 75 años. Los partidarios de Sarah lamentaron que el episodio perjudicara sus posibilidades papales.
Cardenal Christoph Schoenborn
Nacido en Austria el 22 de enero de 1945 y arzobispo de Viena, fue alumno de Benedicto y, por lo tanto, parece tener las habilidades académicas doctrinarias para atraer a los conservadores. Sin embargo, se le asoció con una de las medidas más controvertidas de Francisco al defender su acercamiento a los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente como un “desarrollo orgánico de la doctrina”, en lugar de la ruptura que sostenían algunos conservadores. Los padres de Schoenborn se divorciaron cuando él era un adolescente, por lo que el tema le afecta de manera personal.
También recibió críticas del Vaticano por su negativa a sancionar a abusadores sexuales de alto rango, incluido su predecesor como arzobispo de Viena. Schoenborn ha expresado su apoyo a las uniones civiles y a las mujeres como diaconisas, y jugó un papel decisivo en la edición de la actualización de 1992 del Catecismo de la Iglesia Católica, el manual de enseñanza de la Iglesia que Benedicto había encabezado cuando lideró la oficina de doctrina del Vaticano.
Cardenal Luis Tagle

Nacido en Filipinas el 21 de junio de 1957, parecería ser el elegido de Francisco para convertirse en el primer papa asiático. Francisco trajo al popular arzobispo de Manila a Roma para que encabezara la oficina de evangelización misionera del Vaticano, que atiende las necesidades de la Iglesia católica en gran parte de Asia y África. Su papel adquirió mayor peso cuando Francisco reformó la burocracia del Vaticano y elevó la importancia de su oficina de evangelización.
Tagle a menudo cita su linaje chino —su abuela materna era parte de una familia china que se mudó a Filipinas— y es conocido por emocionarse cuando habla de su infancia.
Aunque tiene experiencia pastoral, vaticana y administrativa —dirigió la federación de grupos benéficos Caritas Internationalis del Vaticano antes de moverse a Roma permanentemente—, Tagle estaría en el lado joven para ser elegido papa y los cardenales podrían preferir a un candidato de mayor edad, cuyo papado sería más corto.
Cardenal Matteo Zuppi
Nacido en Italia el 11 de octubre de 1955, el arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia episcopal italiana, elegido en 2022, está estrechamente afiliado a la Comunidad de Sant’Egidio, una organización benéfica católica con sede en Roma que fue influyente durante el papado de Francisco, particularmente en el diálogo interreligioso.
Zuppi formó parte del equipo de Sant’Egidio, que ayudó a negociar el fin de la guerra civil de Mozambique en la década de 1990 y fue nombrado enviado de paz de Francisco para la guerra de Rusia en Ucrania.
Francisco lo nombró cardenal en 2019 y luego dejó claro que lo quería a cargo de los obispos de Italia, una señal de su admiración por el prelado que, como Francisco, es conocido como un “cura callejero”.
Zuppi sería un candidato en la tradición de Francisco de ministrar a los marginados, aunque su relativa juventud jugaría en su contra para los cardenales que buscan un papado breve. Su familia tenía fuertes vínculos institucionales: el padre de Zuppi trabajaba para el periódico vaticano L’Osservatore Romano y su madre era sobrina del cardenal Carlo Confalonieri, decano del Colegio Cardenalicio en las décadas de 1960 y 1970.