Caracas, Venezuela, 6 de agosto. Tras las elecciones presidenciales de Venezuela hace nueve días, calificadas como fraudulentas, funcionarios de Brasil, Colombia y México han estado en permanente contacto con representantes tanto del presidente Nicolás Maduro como del candidato opositor Edmundo González para buscar una solución a la crisis política de ese país.
Un alto funcionario mexicano que ha formado parte de las discusiones indicó a la agencia The Associated Press que las tres naciones, cuyos actuales presidentes son aliados de Maduro, sostienen “conversaciones” con ambas partes, pero dijo que no se trata de una “mediación” formal porque ninguna de las partes lo ha solicitado.
El funcionario confirmó que hay esfuerzos diplomáticos en curso y admitió que los representantes de los tres países han recomendado al gobierno y a la oposición seguir las leyes venezolanas y comparecer ante las instituciones correspondientes para apelar cualquier parte del proceso electoral.
Esa, sin embargo, es una petición difícil para la oposición, ya que el partido gobernante controla todos los poderes, incluido el Judicial al que utiliza para perseguir y reprimir a sus oponentes.
El funcionario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir el asunto, se negó a identificar a los representantes del gobierno venezolano y de la oposición que han participado en las discusiones y no señaló si el equipo de González ha manifestado su voluntad de apelar formalmente los resultados de la elección.
A diferencia de otras naciones occidentales, los gobiernos de Brasil, Colombia y México han adoptado una postura más neutral al no rechazar ni aceptar lo que las autoridades electorales de Venezuela declararon como una victoria de Maduro en las urnas. En un comunicado conjunto emitido la semana pasada, esos países pidieron al organismo electoral de Venezuela que publique decenas de miles de actas de escrutinio de votos que son consideradas la prueba definitiva de los resultados.
“El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados”, dijeron en su declaración los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Gustavo Petro de Colombia y Andrés Manuel López Obrador de México.
Millones de venezolanos acudieron a las urnas el 28 de julio —algunos incluso realizaron vigilias desde horas antes de la apertura de los centros de votación— para las muy esperadas elecciones que, según vaticinaban todas las encuestas, eran el desafío electoral más difícil que Maduro y su gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela habían enfrentado en décadas.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó ganador a Maduro sin publicar cifras detalladas, como lo había hecho en anteriores elecciones.
Aproximadamente 12 horas después de que se anunciaran los resultados, miles de venezolanos en todo el país salieron a las calles a protestar y fueron recibidos con una brutal represión gubernamental.
Según los resultados del CNE Maduro obtuvo 6,4 millones de votos, mientras que González, que representó a la coalición opositora Plataforma Unitaria, obtuvo 5.3 millones. Pero González y la líder de la oposición María Corina Machado sorprendieron a los venezolanos cuando revelaron que habían obtenido más del 80% de las actas de escrutinio emitidas por las máquinas de votación electrónica después del cierre de las urnas y afirmaron que Maduro había sido derrotado.
En un análisis realizado por AP de casi 24 mil imágenes de actas electorales, que representan los resultados del 79% de las máquinas de votación, se verificó que González recibió seis millones 89 mil millones de votos, casi medio millón más de los que el organismo electoral dice que obtuvo Maduro.