La Paz, Bolivia, 27 de junio. La calma regresó a las calles de La Paz, en Bolivia, horas después de un fallido golpe militar en contra del presidente Luis Arce que sumió al país en la incertidumbre y el caos político.
El tráfico era normal en la ciudad que es sede del gobierno nacional, los supermercados abrieron sus puertas y las filas se habían disipado en las estaciones de venta de combustible. Simpatizantes del mandatario realizaron una vigilia frente a la comisaría donde está detenido el general Juan José Zúñiga, cabecilla del levantamiento militar que fracasó al no hallar eco en otras unidades castrenses.
“Estamos en vigilia en apoyo a nuestro presidente Luis Arce y para hacer respetar el voto. Este Zúñiga debe ir a la cárcel”, dijo Alicia Chura portando un cartel junto a varios manifestantes que pedían “cárcel para Zúñiga” en puertas de la comisaria policial.
La rebelión militar provocó pánico en la gente que la víspera abarrotó los mercados, las estaciones de venta de combustible y los bancos como en la crisis política que vivió el país en 2019. Pero este día la Plaza Murillo, sede del palacio presidencial y adonde el general Zúñiga llegó en tres vehículos blindados con soldados armados, estaba en relativa normalidad. Un contingente de la policía resguardaba el palacio presidencial y no estaban los guardias militares que habitualmente custodian la casona.
Canales de televisión reportaron temprano tranquilidad en las puertas de los principales cuarteles de la ciudad. De la misma forma las terminales terrestres trabajaban con normalidad en los viajes al interior del país. “La policía de tráfico ha reportado total normalidad en las carreteras”, dijo Amelia Ruiz, una vendedora de boletos de autobús en La Paz.
En la vecina ciudad de El Alto los vecinos salieron a cortar una avenida en protesta por “el golpe de Estado”, pero el tráfico era normal entre esa ciudad y La Paz.
Sin embargo, en las calles parecía flotar la duda sobre lo ocurrido la tarde de ayer miércoles. Antes de ser arrestado por la policía en las puertas del principal cuartel de las Fuerzas Armadas en La Paz, Zúñiga afirmó a los medios que el propio presidente Arce la había encargado “hacer algo” para levantar su popularidad, afectada por una crisis económica, fuertes disputas en el partido gobernante y un creciente clima de malestar social.
El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, expresó temprano que una decena de militares están detenidos, pero no habló de civiles apresados. “Las versiones de Zúñiga de un supuesto autogolpe carecen de toda veracidad”, insistió el funcionario.
Su par de Defensa, Edmundo Novillo, declaró que Zúñiga enfrentará un juicio civil y otro en el fuero militar y se expone a una pena de entre 15 a 30 años de cárcel.
“El gobierno de Arce logró ayer un gran respaldo internacional, cohesionó a los sindicatos que lo respaldan y logró respaldo incluso de los opositores, pero todo se está disipando y a estas alturas el supuesto golpe militar ha perdido sustento y credibilidad en las calles”, comentó el analista político Franklin Pareja. “Quizá el gobierno busca endurecerse para afrontar la situación social que puede tornarse complicada”, acotó.
La situación se presenta en un difícil momento para el mandatario a un año de las elecciones presidenciales. La crisis económica y la escasez de combustible y otros bienes han afectado la popularidad de Arce, que a su vez perdió gobernabilidad en la Asamblea Legislativa después de que su partido —el Movimiento al Socialismo (MAS)— se dividiera por peleas entre los dos líderes, el expresidente Evo Morales (2006-2019) y el actual mandatario.
“Esto parece que ha sido un autogolpe. Según mi percepción, ha sido un autogolpe”, dijo Josefina de Macri, una trabajadora independiente de 58 años.
“Están jugando con la inteligencia del pueblo, porque nadie lo cree, no, ni un muchacho de 20 años va a creer esto”, comentó al abogado Evaristo Mamami para quien se trató de una “maniobra... porque hay un desgaste del gobierno”.