BIDEN NECESITARÁ DEL CONGRESO PARA NO INCURRIR EN DEFAULT

El FMI estima un PIB de 1% este año; se prevé una inflación promedio de 4% y se anticipa que las solicitudes por desempleo crecerán 4.6 por ciento.

Finanzas
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Estados Unidos tiene dinero hasta junio. Que su economía pueda caer en default añadiría mayor leña a una hoguera internacional que lleva tiempo ardiendo al calor de la pandemia y de todos los efectos colaterales de la invasión rusa a Ucrania, incluido el shock de los petroprecios y de otros insumos básicos.

Lanzó la alerta el Departamento del Tesoro al advertir que las cuentas nacionales alcanzaron su límite de deuda. Para el gobierno del presidente Joe Biden implica su primera gran prueba de fuego este año, dado que el demócrata deberá negociar con la mayoría republicana en la Cámara de Representantes para que suspenda dicho límite o bien, en todo caso, lo incremente. El techo de la deuda es por 31.4 billones de dólares.

¿A qué se refiere ese techo de deuda? También llamado límite de la deuda, es un tope en la cantidad total de dinero que el gobierno federal está autorizado a pedir prestado a través de valores del Tesoro (treasury bonds), como letras y bonos de capitalización, para cumplir sus obligaciones financieras.

No será una negociación rápida ni sencilla para un Biden que atraviesa un año preelectoral en medio de crecientes presiones por parte de un grupo de republicanos, que no ve con buenos ojos cómo la Casa Blanca concede a diestra y siniestra ayuda y fondos destinados para que el gobierno de Kiev no sucumba ante la guerra de Putin.

El 24 de febrero se cumplirá el primer año de la invasión y desde entonces hasta la fecha Washington ha concedido al gobierno del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cuantiosos recursos como no se había visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial en apoyo a un país europeo, como en su momento aconteció con el Plan Marshall para reconstruir a la Europa aliada.

Según datos proporcionados por el Council on Foreign Relations el año pasado Ucrania recibió —al menos hasta noviembre— apoyo por 47.9 billones de dólares. La Casa Blanca envió a Kiev tanto ayuda humanitaria (9.9 billones de dólares) como financiera (15.1 billones), asistencia militar con armamento (22.9 billones) y una pequeña parte de créditos para armas.

Ante Zelenski, el presidente Biden ha refrendado públicamente su compromiso de continuar apoyando a Ucrania a pesar de haber perdido fuerza política en el Congreso como resultado de las elecciones del pasado 8 de noviembre: la nueva composición de la cámara baja es de 222 legisladores republicanos contra 212 congresistas demócratas y permanece un asiento vacante.

Complicaciones

Y mientras la guerra alargue sus días habrá mayor demanda de armas y de asistencia para las tropas ucranianas para resistir el asedio ruso; el escenario puede volverse en contra y dantesco para Biden, quien además pretende contender otra vez en 2024 por la Presidencia.

Por lo pronto, si en la Cámara de Representantes no logran desatascarse los apoyos necesarios para ampliar el límite de la deuda la economía global podría resentir esta vez una volatilidad derivada ya no de la pandemia o de la guerra, sino de la falta de cumplimiento de pago de la Unión Americana en sus compromisos financieros, por ejemplo, el pago de intereses inmediatos del principal deudor del mundo.

¿Es esto anormal? No. El propio Departamento del Tesoro explica que desde 1960 el gobierno de EU se ha visto abocado a solicitar al Congreso un incremento en el límite de su deuda para poder cumplir con todas sus obligaciones. Desde entonces, lo ha hecho unas 78 veces.

La Oficina de Responsabilidad del Gobierno recuerda que hasta el momento el gobierno norteamericano nunca ha dejado de pagar sus cuentas, aunque el techo de dicho endeudamiento se haya elevado 22 veces desde 1997 hasta 2022.

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A Biden le tocará ser diligente con la mano derecha porque tendrá que convencer a sus opositores. En este sentido, el canal CNBC difunde que la Casa Blanca dará prioridad a las negociaciones de un nuevo proyecto para aumentar el techo del endeudamiento.

Lo inusual sería que la cámara parlamentaria no le concediera el aval al gobierno para ampliarlo y podría hacerlo por razones políticas, para crearle un caos al gobernante de turno si no pertenece al propio partido político. Una condición que cumple Biden, aderezada por un agrio clima de crispación social y confrontación política.

Los propios republicanos podrían agotar todos los plazos para fastidiar al actual inquilino de la Casa Blanca e incluso para orillarlo a aceptar recortes en el gasto.

Por lo pronto, Janet Yellen, la titular del Tesoro, anunció una serie de medidas necesarias y extraordinarias ante la situación del techo del gasto del gobierno de EU; una primera relacionada con la suspensión temporal de la emisión de deuda para el Fondo de Jubilación y Discapacidad del Servicio Civil (por lo pronto hasta el 5 de junio) y la suspensión de todos los pagos del Fondo de Beneficios de la Salud para los Jubilados del Servicio Postal.

“El periodo de tiempo que pueden durar las medidas extraordinarias está sujeto a una incertidumbre considerable, incluidos los desafíos de pronosticar los pagos y recibos del gobierno en los próximos meses”, declaró Yellen.

La titular del Tesoro privilegiará el pago de las cuentas del gobierno federal, como las nóminas, pero quedarán suspendidas las retribuciones de varios fondos. Así trata de garantizar liquidez para el primer semestre del año. Además, lo que está en juego es que la Unión Americana, el mayor deudor del mundo, no pueda pagar sus compromisos de deuda y de amortizaciones adquiridos con terceras personas y países.

“El incumplimiento de las obligaciones del gobierno causaría un daño irreparable a la economía estadunidense, a los medios de subsistencia de todos los estadunidenses y a la estabilidad financiera mundial”, advirtió Yellen.

Republicanos: cortar gastos

La realidad es que los republicanos no se entienden ni entre ellos mismos. No hay una fuerza lo suficientemente cohesionada porque persiste un ala dentro del Congreso que es mucho más radical y se mueve dentro del espectro de la ultraderecha en el ala republicana.

Al californiano Kevin McCarthy le tomó 15 intentos convencer a sus propios correligionarios republicanos (la parte más reacia formada por los miembros del Freedom Caucus) para que lo eligieran presidente de la Cámara de Representantes, en sustitución de la demócrata Nancy Pelosi.

McCarthy tiene la delicada tarea de gestionar la agenda legislativa y desahogar todos los temas relacionados con las iniciativas, leyes y reuniones con los lobbies. Su cargo es tan relevante, que es el segundo en la línea para la Presidencia después de la vicepresidenta, la demócrata Kamala Harris.

Como speaker deberá tener mucha capacidad para aglutinar a su propio grupo, considerando que una parte no lo quiere al frente: la BBC reveló que los legisladores republicanos Matt Gaetz, por Florida, y Mike Rogers, de Alabama, estuvieron a punto de llegar a las manos por sus discrepancias por McCarthy.

Para negociar ante Biden, quien querrá elevar el techo de la deuda, los republicanos primero deberán ponerse de acuerdo entre ellos con temas torales relacionados con el recorte de gastos.

Habrá una presión incesante contra el mandatario a pesar de la volatilidad económica que pueda generarse, usarán su programa de recortes como una moneda de cambio. Algunos legisladores republicanos presionan a favor de implementar recortes en los programas oficiales, tanto del Seguro Social como del Medicare.

Lo hicieron en 2011, cuando con el entonces presidente Barack Obama los republicanos consiguieron recortar gastos por más de 900 mil millones de dólares a cambio de aumentar el límite de la deuda.

El legislador McCarthy querría incluso una mayor transformación presupuestaria, según lo declaró ante la cadena Fox News: “Sentémonos y cambiemos nuestro comportamiento por el bien de EU. Porque lo que vamos a hacer es llevar a la bancarrota a este país y llevar a la bancarrota estos derechos si no cambiamos hoy”.

También hay voces como las de los legisladores Ralph Norman, de Carolina del Sur, y el texano Chip Roy, que exigen reducciones en los gastos antes de elevar otra vez el techo de deuda de EU.

Conflicto y consecuencias

Desde el 7 de enero pasado, en la Cámara de Representantes, los republicanos amenazan a Biden con una investigación sobre su administración, su hijo Hunter Biden y sus negocios, así como la indagatoria por unos papeles oficiales localizados en casa del mandatario. Una situación muy similar a la del expresidente Donald Trump, con papeles oficiales encontrados en su mansión de Mar-a-Lago; a él se le encontraron 48 carpetas.

También hay una tensa situación económica: el FMI estima un PIB de 1% este año; una inflación media esperada en torno de 4% y la propia Reserva Federal anticipa que las solicitudes de desempleo en la Unión Americana crecerán 4.6 por ciento.

A esa ralentización económica bordeando la recesión se suma un clima social crispante; el descontento domina entre los ciudadanos y la confrontación es cada vez más notoria por diversas causas, no solo raciales, sino además ideológicas y políticas.

Eso dentro. Y hacia fuera, la política exterior de Biden no ha hecho tampoco buenos amigos: siguen los roces con Corea del Norte; hasta el momento no ha logrado regresar con Irán al acuerdo nuclear; con China los conflictos también escalaron y no mengua la guerra comercial iniciada por Trump.

Hasta el momento la postura más delicada y de la que no se sabe bien a bien qué consecuencias tendrá, es el apoyo abierto y decidido al gobierno de Zelenski ante la invasión para evitar que Ucrania caiga en manos de Putin.

Por lo pronto, Biden también libra su guerra interna contra los republicanos decididos a hacerle la vida imposible el tiempo que le resta de mandato (habrá elecciones en 2024) y ya planean maniobrar de forma legislativa.

Desde la Casa Blanca su plan económico busca reducir la inflación, que golpea a través de los elevados precios de los energéticos como efecto colateral de la guerra de Ucrania y Rusia. El 24 de febrero pasado —justo el día en que arrancó la invasión— el galón de gasolina costaba 3.54 dólares; para el 14 de junio de dicho año subió hasta 5.02 dólares y la escalada amenazaba con duplicar el precio de febrero. Biden ordenó utilizar reservas para bajar los costos; y el precio de la gasolina, al 24 de enero pasado, era de 3.42 dólares.

Esta maniobra que Biden presume de forma recurrente podría quedar eclipsada muy pronto y así lo refirió el mandatario hace unos días: “Nuestras liberaciones de reservas de petróleo trabajaron para bajar los precios y tenemos un plan para volver a llenar la reserva con una ganancia para los contribuyentes. Los republicanos de la Cámara de Representantes tratan de debilitar esa herramienta crítica. Y los precios de la gasolina subirían por eso”.

¿De qué se trata? Los republicanos discuten un impuesto nacional sobre las ventas para tratar de abolir la Agencia Tributaria Federal, a lo que se oponen los demócratas. El legislador Earl Carter presentó dicho proyecto de ley que, además, prevé un impuesto nacional sobre las ventas de 23%, que algunos organismos privados proponen en 30% una vez sean eliminados los impuestos sobre la renta, las sucesiones y la nómina.

Biden se ha manifestado contrariado porque de prosperar la llamada Ley de Impuestos Justos, subiría el precio de todos los bienes y servicios afectando a la clase media baja y a los pobres. No, Biden no lo tiene fácil.

El PIB de EU crece más de lo esperado

Ha sido una sorpresa para los analistas económicos: el PIB de EU creció 2.9% en el cuarto trimestre de 2022 por encima de las expectativas de los especialistas, quienes auguraban un cierre de año más austero y con la recesión tocando a la puerta.

Parece que empiezan a notarse las medidas de la Reserva Federal, que a lo largo del año subió en varias ocasiones las tasas de interés (las incrementó en 4 puntos en tramos de 0.75 puntos) a fin de contener la subida de la inflación; tasas que terminaron el año en 4.25% y mucho se temió porque impactase de forma acuciante en el crecimiento económico y terminase deprimiendo a la generación de la riqueza.

La Fed seguirá aumentando tasas a lo largo de 2023, aunque se espera que esta vez los ajustes sucedan en 0.25 puntos, de una forma menos agresiva respecto del año pasado.

El presidente norteamericano, Joe Biden, destaca la capacidad de resiliencia de la economía estadunidense, que en el último trimestre de 2022 estuvo impulsada por la actividad empresarial, sobre todo en los sectores de manufactura y servicios públicos.

Si bien el gasto del consumidor se ha mantenido estable, a los analistas les preocupa la debilidad mostrada en la inversión fija, que cayó 6.7%, y la del sector inmobiliario en el rubro de vivienda, que disminuyó 26.7 por ciento.