Quetta, Pakistán, 26 de agosto. Hombres armados en el suroeste de Pakistán mataron a cuando menos 38 personas en tres ataques distintos, informaron autoridades, al tiempo que las fuerzas de seguridad abatieron a 21 insurgentes en uno de los días más mortíferos en la inestable provincia de Baluchistán, con reportes de otros tiroteos y destrucción en la zona.
Veintitrés personas fueron baleadas de muerte durante la noche tras ser sacadas de autobuses, vehículos y camiones en Musakhail, un distrito de la provincia de Baluchistán, indicó Ayub Achaksai, un alto funcionario policial. Los agresores quemaron al menos diez vehículos antes de darse a la fuga.
En otro ataque, hombres armados mataron al menos a nueve personas, incluidos cuatro policías y cinco peatones, en el distrito de Qalat, también en Baluchistán, de acuerdo con las autoridades. Los cadáveres de seis personas fueron hallados en Bolan, donde los insurgentes también volaron una vía férrea, arremetieron contra un cuartel policial en Mastung y atacaron y quemaron vehículos en Gwadar, todos ellos distritos de Baluchistán. No se reportaron muertos en esos ataques.
El ejército afirmó que 14 fuerzas de seguridad fueron “mártires” al responder a los ataques. Esos parecían estar incluidos en el número total de muertos.
“Se están llevando a cabo operaciones de saneamiento y los instigadores, perpetradores, facilitadores y cómplices de estos actos atroces y cobardes, cometidos contra civiles inocentes, serán llevados ante la justicia”, afirmó el ejército en un comunicado.
Baluchistán ha sido escenario de una añeja insurgencia en Pakistán, con una serie de grupos separatistas que implementan ataques, principalmente contra fuerzas de seguridad. Los separatistas exigen independizarse del gobierno central en Islamabad. Aunque autoridades paquistaníes dicen que han sofocado la insurgencia, la violencia en Baluchistán ha persistido.
El ataque en Musakhail ocurrió horas después que el proscrito Ejército de Liberación de Baluchistán (ELB), un grupo separatista, le advirtió a la población que se mantuviera alejada de las carreteras mientras el grupo atacaba a fuerzas de seguridad en diversas partes de la provincia. Pero hasta el momento nadie se había adjudicado la responsabilidad de los homicidios más recientes.