Pakistán, 24 de noviembre. La violencia nocturna fue la más reciente en sacudir a Kurram, un distrito en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, y ocurre días después de que una emboscada mortal con armas de fuego dejó 42 personas sin vida.
Los musulmanes chiíes constituyen aproximadamente el 15% de los 240 millones de habitantes de Pakistán, mayoría suní, país que tiene un historial de animosidad sectaria entre las comunidades.
Aunque ambos grupos generalmente conviven pacíficamente, las tensiones permanecen, especialmente en Kurram.
El agente de policía dijo que hombres armados en Bagan y Bacha Kot incendiaron tiendas, casas y propiedades gubernamentales.
El intenso intercambio de disparos continuaba entre las tribus Alizai y Bagan en la zona sur de Kurram.
“Las instituciones educativas en Kurram están cerradas debido a la grave tensión. Ambos bandos se están atacando mutuamente con armas pesadas y automáticas”, dijo el agente, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado para hablar con los medios de comunicación.
Los videos mostraron un mercado envuelto en llamas. También se podían escuchar disparos.
La ubicación del ataque del jueves también fue objetivo de hombres armados, quienes marcharon sobre la zona.
Los sobrevivientes de la emboscada con armas de fuego dijeron que los atacantes salieron de un vehículo y rociaron autobuses y automóviles con balas. Nadie ha reclamado la responsabilidad del ataque y la policía no ha identificado un motivo.
Decenas de personas de las comunidades suní y chií del distrito han sido asesinadas desde julio, cuando estalló una disputa por tierras en Kurram que más tarde se convirtió en violencia sectaria general.