SHARM EL-SHEIJ, Egipto — Dada la crisis energética en Europa y el progreso logrado para ayudar a las víctimas del cambio climático, el nuevo jefe de la ONU contra el calentamiento global dijo que se conformará con la falta de nuevas medidas para reducir las emisiones luego de la cumbre sobre el clima que concluyó en Egipto.
Podría haber sido peor, aseguró el nuevo secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Simon Stiell, en una entrevista. En las conversaciones sí se logró la creación histórica de un fondo para las naciones pobres que son víctimas de desastres climáticos, señaló.
Se mantuvo el avance logrado en la reunión mundial sobre el clima en Glasgow el año pasado. “No hubo marcha atrás. Que, como resultado, uno podría decir es muy poco ambicioso. Y de hecho yo estaría de acuerdo”, expresó un cansado Stiell horas después de que terminaran las conversaciones climáticas en Egipto con un último empujón de horas.
“Decir que … no nos movimos. Sí, eso no es magnífico”, manifestó Stiell. Pero aun así le gusta el resultado general de la primera serie de conversaciones climáticas que supervisó, en particular el fondo de compensación para las naciones que no causaron el calentamiento, el cual había sido solicitado desde hace mucho tiempo.
Los expertos externos concuerdan con Stiell en que no se hizo nada sobre el tema central de reducir las emisiones que ocasionan el cambio climático y desastres como las inundaciones en Pakistán.
“Bajo la sombra de la crisis energética no hubo nuevos compromisos importantes de protección climática en la conferencia”, dijo Niklas Höhne, científico especializado en clima y fundador del Instituto NewClimate en Alemania. “Hace un año, Glasgow fue un paso pequeño pero importante en la dirección correcta, con muchos objetivos nacionales nuevos e iniciativas internacionales nuevas. Nada de eso ocurrió este año”.
Eso a pesar del hecho de que más de 90 países pidieron repetidamente —muchos de ellos públicamente— que el acuerdo incluyera una reducción gradual en el uso del petróleo y el gas. El acuerdo de Glasgow exige una reducción gradual del “carbón no abatido”, es decir, la quema de carbón donde el carbono pasa a la atmósfera en lugar de ser capturado de alguna manera. Las naciones pobres señalan que dependen más del carbón, mientras que el petróleo y el gas son más utilizados en los países ricos. Éstos también deberían estar obligados a reducir su uso gradualmente, manifestaron. En los comentarios finales de las conversaciones, el propio Stiell pidió una reducción gradual en el consumo de petróleo y gas.
Pero la presidencia egipcia nunca incluyó la propuesta, que provino de la India, en ninguno de los documentos de decisiones. El país anfitrión conduce las conversaciones sobre el clima y tiene el poder de decidir eso.
Los críticos —incluidos algunos negociadores durante las conversaciones— le reprocharon a la presidencia egipcia, y también la forma en que planteó la agenda. Grupos ambientalistas hicieron notar repetidamente la dependencia de Egipto de las exportaciones de gas natural, su papel como operador del tráfico de crudo por el Canal de Suez, y los ingresos de los estados petroleros vecinos. El petróleo y el gas natural son de los principales contribuyentes al cambio climático.
Las conversaciones climáticas del próximo año se llevarán a cabo en los Emiratos Árabes Unidos, una destacada potencia petrolera. Los ambientalistas y los expertos externos temen que el texto sobre la reducción gradual en el uso del petróleo y el gas tampoco reciba un trato justo el próximo año.
Cuando se le preguntó sobre la conveniencia de que los países exportadores de combustibles fósiles sean anfitriones y controlen las conversaciones sobre el clima, Stiell dijo: “Son parte del problema, pero también son parte de la solución”. Tratar de gestionar este proceso sin su participación daría “una imagen incompleta”, afirmó.
“Ciertamente que la economía global todavía se basa en el petróleo y el gas. Y ése es el desafío”, manifestó Stiell.
El climatólogo Bill Hare, director general de Climate Analytics, dijo que esto es un problema grave.
“La presencia masiva de intereses del petróleo y el gas en la COP socava la integridad del proceso climático de la ONU y podría estar erosionando lentamente su legitimidad”, señaló Hare. “La presunta influencia de los estados petroleros y de los cabilderos del petróleo y el gas en la presidencia egipcia no es saludable, por decir lo menos”.
La analista Alex Scott, de E3G, dijo que Egipto mostró “una apariencia de ignorancia deliberada” al no tomar en cuenta un documento con un llamado a la reducción gradual en el uso del petróleo y el gas. La influencia de los estados petroleros sobre la presidencia estuvo fuera de lugar y “es la pregunta correcta que hay que hacer”, agregó.
Sameh Shoukry, ministro de Relaciones Exteriores de Egipto y presidente de las conversaciones climáticas, no respondió a una pregunta que le gritaron el domingo sobre el texto de la reducción gradual del petróleo y el gas.
Stiell dijo que los países deben seguir acudiendo y presionarse unos a otros para incluir un texto que exija una reducción gradual en el uso del petróleo y el gas. Eso funcionó para el logro clave de este año: el establecimiento de un fondo para las naciones pobres que son víctimas de desastres climáticos.
Pero eso también tomó más de 30 años.
Si bien los críticos le reprochan a Egipto y citan la influencia de los intereses de los combustibles fósiles en la falta de acción para reducir las emisiones, también conocida como mitigación, Stiell atribuyó la inacción a otras cosas que están ocurriendo.
Dijo que hubo quejas de que las conversaciones sobre el clima del año pasado estuvieron demasiado orientadas a la mitigación, y que las conversaciones de este año restauraron el equilibrio.
"¡No es posible hacer demasiada mitigación!”, respondió Höhne en un correo electrónico. El objetivo global de limitar las temperaturas a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) desde la época preindustrial “sigue en terapia intensiva a medida que las condiciones se deterioran. La conferencia cumplió con los requisitos mínimos, pero eso está lejos de ser suficiente”.
Pero conseguir el fondo climático fue un gran logro que lo consumió todo, hizo notar Stiell. Antes de asumir el cargo como secretario de la ONU para el Cambio Climático este verano, trabajaba en ello como ministro del gabinete de la pequeña nación insular de Granada.
“Esta es una discusión de 30 años”, declaró Stiell. “He estado involucrado en eso durante diez años como ministro granadino, escuchando cómo ‘esto no se puede hacer’ y cómo ‘esto es imposible’”.
Mohamed Adow, del grupo ambientalista Powershift Africa, estuvo de acuerdo. “La COP27 fue una sorpresa precisamente porque por primera vez se les prestó verdadera atención a las necesidades de los vulnerables”, dijo.
En retrospectiva, Stiell aseguró que todavía tiene una enorme esperanza.
“Así que el progreso es gradual, leve, insuficiente. Queda mucho por hacer”, admitió Stiell, al resumir los esfuerzos de lucha contra el cambio climático. “Todavía estamos en medio del modo de crisis”.