Tegucigalpa — La jornada electoral presidencial del domingo en Honduras cerró mostrando ventaja a la candidata opositora Xiomara Castro de Zelaya, quien se declaró ganadora poco después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) difundiera los primeros resultados preliminares.
“Ganamos. Doce años de este pueblo en resistencia y hoy se ha manifestado... Hoy celebramos una verdadera fiesta cívica”, dijo la candidata del partido de izquierda Libertad y Refundación (Libre). “Nunca más, hondureños, se va a abusar del poder en este país porque a partir de este momento el pueblo será el vigente eterno”, afirmó dando por sentada la victoria a pesar de que el CNE reiteró que los resultados eran preliminares y ningún candidato debía declararse vencedor.
Hasta el segundo corte del CNE, con más del 31% de las actas escrutadas, Castro obtenía el 53.44% de los votos sobre el 34.01% de los obtenidos por el candidato del oficialista Partido Nacional, Nasry Asfura.
Durante la jornada varios centros de votación estuvieron abarrotados, algo inusual en las dos últimas elecciones —2013 y 2017— en las que el abstencionismo fue de 2,2 millones y 2,5 millones de votantes, respectivamente. En esta jornada, más de 3,2 millones de hondureños fueron a votar, dijo el CNE.
Tras la difusión de los primeros resultados preliminares, algunos salieron a las calles a celebrar la ventaja de Castro y ondeaban banderas de su partido. "¡Se va! ¡Se va!”, gritaban decenas de hondureños, algunos brincando sobre las avenidas y otros desde sus vehículos, en referencia al gobierno actual.
Los hondureños no quieren que se repita la historia de los comicios de 2017, cuando Juan Orlando Hernández sumó un periodo más en el gobierno en medio de protestas y acusaciones de fraude. Hasta ahora el Partido Nacional lleva 12 años en el poder y la candidata con más probabilidades de cambio es Castro. La ex primera dama aspira por tercera vez a la presidencia y es la única de 13 candidatos opositores con posibilidades de derrotar a Nasry Asfura, el alcalde de Tegucigalpa.
“Esperamos que estas elecciones sean transparentes, no importa quién gane, pero que gane limpio”, dijo a The Associated Press José Alvarado, un abogado de 55 años de edad, luego de votar. “Ya estamos cansados de tanta sinvergüenzura, queremos que ganen los mejores. Me levanté temprano para votar con entusiasmo, porque si la gente no le pone interés a esto, estamos perdidos”, advirtió.
Julio César Nieto, un jubilado del sistema judicial de 62 años de edad, dijo que espera que los partidos políticos actúen con responsabilidad y reconozcan a un ganador para evitar la violencia que se produjo después de las elecciones de hace cuatro años. “Todo el mundo busca un cambio”, afirmó Nieto después de emitir su voto en una escuela primaria en el barrio capitalino de El Bosque.
La votación pareció ordenada en las primeras horas. Los trabajadores electorales verificaron identificaciones, escanearon huellas digitales y tomaron fotografías de los votantes. Las boletas se marcaron, se depositaron en cajas de plástico transparente —para presidente, para miembros del congreso, para cargos locales— y los meñiques de los votantes se mancharon con tinta.
El CNE confirmó en un comunicado el domingo por la tarde que la página web que permitía a los votantes averiguar dónde debían votar había estado inactiva y una investigación inicial sugirió un ataque a sus servidores. Las quejas sobre el bloqueo del sitio habían comenzado el sábado.
Los expertos dijeron que las elecciones dependerán de si aquellos insatisfechos con el Partido Nacional acuden a las urnas en números suficientes para derrotar a la poderosa maquinaria electoral del presidente. Numerosos hondureños han reportado haber recibido llamadas telefónicas del partido ofreciendo varios pagos y otras prestaciones del gobierno y recordándoles que votasen. Algunas llamadas ofrecieron organizar transporte a los sitios de votación.
En un mundo vapuleado por la pandemia de coronavirus, Honduras puede incluir esa apenas como una de las crisis que ha enfrentado. El año pasado, el país fue devastado por dos poderosos huracanes. El desempleo fue de 10,9% en 2020 y la economía se contrajo 9%. Las pandillas siguen aterrorizando las calles, forzando, junto con factores económicos, a muchos hondureños a emigrar.
Castro, quien sufragó temprano cerca de Catacamas, en el centro-este de Honduras, dijo que el país no aguanta cuatro años más con el mismo partido de Hernández en el poder. “Nosotros tenemos que parar estas caravanas de hondureños y hondureñas que salen masivamente de nuestro país por la inseguridad, por la falta de oportunidades, por la falta de trabajo, por la falta de salud, por la falta de educación”, señaló.
Asfura, por su parte, destacó que “hoy todos los políticos debemos demostrar un acto cívico por Honduras”.
La corrupción existe con impunidad tal que los hondureños han tornado sus esperanzas a fiscales federales estadounidenses en Nueva York. Los fiscales ganaron una sentencia a cadena perpetua para el hermano de Hernández, Juan Antonio “Tony” Hernández, por narcotráfico, y han acusado al presidente de financiar su ascenso político con dinero de las drogas, aunque no han presentado cargos contra él. Juan Orlando Hernández ha negado las acusaciones.
Las condiciones parecen favorables para Castro, pero hay dudas sobre cuánto cambio ella pueda generar. Su esposo, José Manuel Zelaya, fue derrocado por las fuerzas armadas en un golpe en 2009. Fiscales estadounidenses le han vinculado con sobornos de narcotraficantes, algo que él rechaza.
Unos 5,1 millones de hondureños estaban llamados a sufragar en la jornada. Se instalaron 5.755 centros de votación en los 18 departamentos del país. Además de elegir al presidente, se escogían a los 128 diputados del Congreso Nacional e igual número de suplentes, 298 alcaldes y 20 diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen).