La planificación presupuestaria es un proceso vital para garantizar la estabilidad financiera y operativa de cualquier organización. Con el 2025 a la vuelta de la esquina, iniciar este proceso lo más pronto posible es fundamental para prepararse ante los retos del próximo año.
De acuerdo con Freddy Valdovinos, director ejecutivo de QuodPraesens HR Consulting, “Debes conocer en qué momento está la empresa, para sobre esa base planificar tu estrategia de RRHH. No es lo mismo una empresa en un período expansivo, que una que está en una etapa recesiva”.
En el contexto de México, los riesgos empresariales son claros. Según datos del INEGI, entre mayo de 2019 y mayo de 2023 nacieron 1.7 millones de establecimientos, pero también cerraron 1.4 millones, lo que refleja la volatilidad del entorno empresarial.
Los principales factores que contribuyen al fracaso de los negocios, de acuerdo con la Radiografía del Emprendimiento 2023, son la falta de conocimiento del mercado (35.8%), la mala administración (27.6%) y la falta de liquidez (31.6%), lo que destaca la importancia de una planificación financiera sólida para que las empresas sobrevivan y prosperen en un contexto donde el 61% de los dueños de negocios dependen de sus empresas como fuente principal de ingresos.
El primer paso para cualquier organización es analizar su situación financiera actual y responder a preguntas clave como: ¿Cuáles son las principales prioridades? ¿Qué porcentaje del presupuesto se destinará a la atracción y retención de talento? ¿Existen cambios legales o tributarios que podrían afectar los presupuestos del próximo año? Para Jorge Cabezón, director de la Asociación de Ética Empresarial y Organizacional de Chile, “es esencial planificar de acuerdo con los recursos disponibles para garantizar la experiencia, bienestar y crecimiento de los colaboradores”.
Uno de los principales componentes de esta planificación es el diseño del presupuesto. Para ello, es fundamental alinearlo con la estrategia general de la empresa, tomando en cuenta proyecciones de crecimiento, objetivos y recursos disponibles. Un paso clave es revisar el presupuesto del año en curso para ajustarlo a las previsiones del venidero, evaluando si se necesitan nuevas contrataciones o reestructuraciones para contar con el talento adecuado.
Para Felipe Cuadra, CHRO y Co-founder de Rankmi, el presupuesto de recursos humanos debe ser lo suficientemente flexible para que la empresa pueda adaptarse a diferentes escenarios e incluir un margen de error para cubrir imprevistos o ajustes necesarios.
La retención de talento es otro aspecto crucial para considerar en la planificación presupuestaria. El porcentaje del presupuesto destinado a la retención de empleados puede variar entre un 20% y un 40%, dependiendo del nivel de rotación que tenga la empresa.
En organizaciones con alta rotación, los costos de retención a menudo superan los de atraer nuevo talento. Por lo tanto, una estrategia de retención sólida es no solo necesaria, sino también más rentable en el largo plazo. En cuanto a la atracción de nuevas contrataciones, el porcentaje destinado a este fin suele ser menor que el de la retención, representando entre un 15% y un 30% del presupuesto de recursos humanos, ya que el costo de retener suele ser más bajo.
La inversión en tecnología también desempeña un papel fundamental en la gestión eficiente de los recursos humanos. Hoy en día, las herramientas tecnológicas permiten optimizar procesos y mejorar la gestión del personal. Cuadra destaca que el porcentaje destinado a la implementación de nuevas tecnologías en las empresas generalmente oscila entre un 10% y un 25% del presupuesto total.
La planificación presupuestaria anticipada ofrece varias ventajas. En primer lugar, proporciona flexibilidad, permitiendo que las empresas se ajusten a cambios inesperados en el mercado o la economía. Esto se traduce en una mayor capacidad de respuesta frente a imprevistos. Además, un presupuesto bien diseñado se alinea con los objetivos estratégicos de la empresa.
Fernanda Riffo, Chief Operating Officer en Rankmi, recomienda trabajar con varios escenarios y proyecciones para adaptarse a la realidad a medida que el año avanza. Por último, planificar con antelación permite optimizar los recursos y reducir los riesgos financieros asociados al personal, lo que resulta en una mayor eficiencia operativa.
A la hora de estructurar el presupuesto, es importante considerar indicadores clave que permitan monitorear el desempeño y la efectividad de la estrategia. Entre estos indicadores se encuentran la tasa de rotación y retención de colaboradores, los costos asociados a sueldos, compensaciones y beneficios, así como la participación de los empleados en programas de capacitación y su impacto en la productividad.
Iniciar la planificación presupuestaria de 2025 con anticipación brinda a las empresas una ventaja competitiva, permitiéndoles prever y adaptarse a los desafíos futuros. La optimización de recursos, la flexibilidad frente a los cambios y el alineamiento con los objetivos estratégicos son factores determinantes para garantizar el éxito de cualquier organización en un entorno cada vez más competitivo.