El mobbing es el “elefante en la sala” del que pocos se atreven a hablar. Constituye un problema de múltiples aristas que causa un daño expansivo en las organizaciones, ya que no sólo afecta la salud mental de los colaboradores, también merma la productividad, pone en entredicho la viabilidad financiera de la empresa y perjudica su reputación.
Uno de cada cinco empleados ha sufrido violencia o acoso en su vida laboral, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Además, tres de cada cinco víctimas de acoso en el trabajo lo han experimentado en más de una ocasión.
“Se trata de un patrón de comportamiento hostil dirigido hacia una persona en el lugar de trabajo, se manifiesta a través de acciones como la intimidación, el desprestigio, la exclusión y la difamación. Este fenómeno genera un clima laboral tóxico que provoca disminución en la autoestima y la satisfacción laboral.
Desde una perspectiva, tanto psicológica como económica, es fundamental reconocer los costos inherentes al mobbing laboral”, explica Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas en las organizaciones.
Esta práctica se manifiesta de manera vertical ascendente, vertical descendente y horizontal. Es decir, se puede registrar entre personas cuyo rango de autoridad es distinto o bien, entre personas con el mismo nivel jerárquico. Una persona que es víctima de mobbing puede experimentar: estrés, ansiedad, depresión, frustración, insomnio, fatiga, disminución de la autoestima, cambios en el comportamiento y aislamiento, entre otros.
Cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con Affor Health, el impacto del mobbing en las empresas se presenta de
distintas maneras:
● Ausentismo y rotación de personal: El acoso laboral puede inducir a las víctimas
a faltar al trabajo, incluso, renunciar debido al estrés y la ansiedad asociados. Esto
resulta en una rotación de personal más frecuente, lo que a su vez implica gastos
adicionales relacionados con la contratación y capacitación de nuevos empleados.
● Caída de la productividad: El ambiente laboral negativo generado por el mobbing
inhibe el desempeño de los empleados y afecta su productividad y calidad del
trabajo. Los empleados acosados tienden a estar distraídos, desmotivados y menos
comprometidos con sus responsabilidades, lo que resulta en una disminución en la
eficiencia operativa y un aumento en los errores.
● Costos legales y reputacionales: Las organizaciones enfrentan el riesgo de
enfrentar demandas legales y daños a su reputación como consecuencia del acoso
laboral. Los procesos judiciales pueden resultar en costos económicos significativos
en términos de indemnizaciones y compensaciones, además de provocar un daño
irreparable a la imagen y la credibilidad de la empresa.
● Impacto en la cultura organizacional: El mobbing erosiona la confianza, la
cohesión y la moral dentro de la organización, afecta la cultura corporativa y mina
los valores fundamentales de colaboración y respeto. Esto puede provocar un clima
organizacional disfuncional caracterizado por el miedo, la desconfianza y la falta de
compromiso, lo que obstaculiza el desarrollo de relaciones laborales saludables y la
integración de equipos eficaces.
“Ante esta compleja problemática, es imperativo que las empresas implementen políticas y
protocolos de prevención y gestión del acoso laboral, así como programas de atención
psicológica para los empleados de forma permanente. También cabe destacar que México
ratificó en 2022 el Convenio 190 de OIT, el cual reconoce el derecho de toda persona a un
mundo laboral libre de violencia y acoso”, concluye la Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health.