De acuerdo con Affor Health es posible evitar ser una empresa tóxica, a partir de cuidar la salud mental de los colaboradores y fomentar una cultura de respeto.
La palabra “tóxico o tóxica” es muy popular hoy en día, con ella se describen desde relaciones de pareja hasta lugares de trabajo. Esto ocurre en una época en donde las redes sociales se han convertido en plataformas de denuncia, el mercado laboral está cambiando derivado de las nuevas generaciones y de que, después de la pandemia, muchas personas reordenaron sus prioridades.
Según la encuesta Work in America 2024 de la American Psychological Association (APA), el 15% de los colaboradores calificó su lugar de trabajo como tóxico. Además, el 59% dijo que su empleador considera el entorno laboral más saludable de lo que realmente es. Por otro lado, el 39% teme repercusiones por revelar alguna condición de salud mental.
“Es importante distinguir que no toda regla laboral es sinónimo de toxicidad. Pedir puntualidad, silencio en ciertas áreas o justificar ausencias no constituyen prácticas tóxicas. Un trabajo es verdaderamente tóxico cuando la cultura organizacional, los líderes o incluso, los mismos compañeros propician un ambiente que desgasta la salud mental y disminuye el sentido de pertenencia de todo el equipo”, explica Yunue Cárdenas, Coordinadora del HUB de psicología de Affor Health, empresa especializada en gestionar y mejorar la salud psicosocial de las personas en las organizaciones.
Prácticas como el abuso de poder, el liderazgo deficiente, el acoso laboral, las expectativas poco claras, la falta de comunicación, el fomento de la competencia desmedida y el individualismo, así como la resistencia al cambio son señales de un ambiente tóxico de trabajo.
“Cuando una empresa se vuelve tóxica, las consecuencias no tardan en aparecer y sus efectos pueden ser graves, por ejemplo, colaboradores desmotivados y menos comprometidos, lo cual disminuye la calidad de su trabajo y rendimiento. Además, elevados costos de rotación, ya que cada salida implica gastos significativos en procesos de reclutamiento, capacitación y adaptación de nuevos trabajadores. Sin olvidar el costo reputacional que daña, sobre todo, la atracción de talento”, detalla Cárdenas.
Ser tóxico no es para siempre
En la actualidad, las empresas enfrentan el desafío de adaptarse a una nueva fuerza laboral que valora el equilibrio, el respeto y la inclusión. Aquellas que se esfuercen por crear un
ambiente sano ganarán colaboradores más comprometidos, productivos y leales, lo que beneficia tanto a la cultura interna como a la imagen de la organización.
Affor Health da cinco recomendaciones que ayudarán a evitar que una empresa se gane laetiqueta de “trabajo tóxico”:
● Cuidar la salud mental de los colaboradores: Implementar políticas que ofrezcan acceso a recursos de apoyo psicológico, espacios de desconexión, Programas de Ayuda al Empleado (PAE) donde pueda tener acceso a psicólogos especializados en salud mental laboral.
● Fomentar una cultura de respeto y comunicación abierta: Es fundamental que el equipo sienta que puede expresar sus opiniones y preocupaciones. La comunicación abierta y el respeto ayudan a construir un ambiente donde todos se sientan escuchados.
● Capacitar a los líderes en gestión de personas: Los gerentes y líderes son clave para mantener una cultura saludable. Invertir en su capacitación para que desarrollen habilidades de empatía, liderazgo positivo y manejo de conflictos contribuye a reducir la toxicidad.
● Reconocer y recompensar el esfuerzo: Apreciar el trabajo bien hecho y ofrecer incentivos fomenta un ambiente motivador y de reconocimiento. Esto reduce la frustración y el sentimiento de invisibilidad que muchas veces provocan la toxicidad.
● Establecer políticas claras contra el acoso y la discriminación: Crear protocolos claros para manejar situaciones de acoso y discriminación es muy importante. Esto garantiza un entorno seguro para todos y evita que se perpetúen comportamientos tóxicos.