Washington, Estados Unidos, 24 de febrero. El presidente estadunidense Joe Biden firmará este miércoles un decreto para revaluar la importación de suministros necesarios para la fabricación de vehículos, celulares, equipos militares y otros bienes.
La orden dispondrá un estudio de 100 días sobre la venta de materias como baterías, productos farmacéuticos, minerales y semiconductores, y la posibilidad de aumentar la producción nacional de esos rubros, informaron fuentes de la Casa Blanca.
Estados Unidos se ha vuelto sumamente dependiente de las importaciones de estos bienes, lo que constituye una amenaza a la seguridad nacional y un riesgo económico, sostuvieron las fuentes, que pidieron no ser identificadas.
Sin embargo, añadieron, Biden coordinará con otros países con el fin de proteger la cadena de suministros necesarios.
La orden estipula una revaluación sector por sector de la defensa, la salud pública, suministros biológicos, tecnología de telecomunicaciones e informática, energía, transporte y alimentos.
En el año pasado, ha quedado al descubierto la fragilidad de las cadenas de suministros para Estados Unidos. Al estallar la pandemia del coronavirus hubo escasez de mascarillas, guantes y otros equipos médicos. Los fabricantes de automóviles están sufriendo un desabastecimiento de chips de computadora.
Funcionarios estadounidenses se han reunido con ejecutivos de las compañías automotrices y con representantes extranjeros para reabastecer las existencias a corto plazo, pero no hay solución fácil para llevar semiconductores inmediatamente a las fábricas, reveló una fuente oficial.
La escasez de chips revela por qué Biden se muestra proactivo al ordenar los estudios, con el fin de fortalecer los canales de envíos y evitar futuros desabastecimientos. Fuentes oficiales aseguraron que el gobierno coordinará con compañías y con el Congreso como parte de las gestiones y que no se descartan otras opciones, como el uso del Acta de Producción para la Defensa.
Casi todos los fabricantes de vehículos en Estados Unidos han reducido la producción debido a la escasez de materiales, cancelando turnos laborales, reduciendo el ritmo de ensamblaje o cerrando fábricas temporalmente. La mayoría de las compañías han tratado de limitar los efectos del problema aplicando los recortes sólo a vehículos de menor venta.