Pierre y sus amigos piden en París una pizza por Just Eat que previamente pagaron con bitcoins: desde septiembre pasado el servicio de entregas anunció que acepta libre de cargos y de comisiones el pago con esta criptomoneda en 15 mil establecimientos con los que tiene repartos.
En Estados Unidos, Mariah utiliza Checkout with Crypto en PayPal para efectuar una serie de compras en todo tipo de establecimientos, desde libros hasta ropa o maquillaje, y puede pagar con bitcoins, ethereum, litecoin o bitcoin cash. Los comercios que permiten esta modalidad reciben su facturación en dólares aunque su cliente haya pagado con una moneda virtual.
Alrededor de las criptomonedas hay toda una literatura cada vez más extendida: una a favor de su utilidad y como rostro de un futuro que parece inevitable, sin dinero físico de por medio: la sepultura de todas las monedas y los billetes contantes y sonantes.
Otra es negra: habla de fraudes, lavado de dinero, de servir al crimen para evadir a los bancos y a los sistemas financieros proporcionándoles desde internet un mundo financiero paralelo grisáceo y opaco. El dinero de la mafia va al universo del dinero digital, dicen las malas lenguas.
Algunas webs, como bitcoin.org, ofrecen el anonimato en las transacciones y pagos rápidos internacionales: “Los bitcoins pueden transferirse desde África a Canadá en diez minutos. No existe un banco que retrase el proceso, honorarios escandalosos o congelar la transferencia”.
Sin una regulación internacional ni una supervisión prudencial por parte de algún banco central las criptomonedas siguen fuera de la arquitectura financiera actual… hasta el momento.
Al misterio de su creación en 2009 por alguien que se hace llamar Satoshi Nakamoto, quien no ha dado la cara y se especula podría ser un grupo de personas bajo ese seudónimo, con el paso de los años los bitcoins han ido atrapando primordialmente a la Generación Z, a la millennial y también a ciertos inversores proclives al riesgo.
Cada vez más gente prueba inversiones en criptoactivos y no siempre salen bien: las historias de fraudes reales en un país y en otro finalmente llamaron la atención de las autoridades supervisoras, cuya postura se limitaba únicamente a advertir que una inversión en bitcoins o similares está fuera del alcance legal del sistema financiero y que un fraude es potencialmente probable.
El gancho utilizado es el de la clásica pirámide: la gente primero cambia poquito dinero a criptomonedas para ver cómo funciona y qué tal va; los primeros tres a seis meses observa cómo ese poquito dinero cumple con sus expectativas de súbita revalorización… y así se anima a cambiar más.
Desde internet las páginas web dedicadas a captar potenciales inversores anuncian subidas espectaculares: “Si en enero de 2010 hubieses comprado 100 euros de bitcoins y vendido en noviembre de 2013, el valor hubiera sido de 120 millones de euros. No está nada mal, ¿verdad? Pasar de 100 euros a 120 millones de euros en tan solo tres años. Y todo ello con una inversión de risa. Parece un sueño”.
Recientemente en España la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) pidió al Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid que bloqueara un monedero digital gestionado precisamente por Coinbase, con sede en Londres, Reino Unido.
Se trata de una estafa con criptomonedas con múltiples afectados no solo de España sino de varios países, gente que durante la pandemia —desde sus casas— pensó que “protegía” su dinero de las consecuencias económicas derivadas de la urgencia sanitaria cambiándolo a inversiones en moneda virtual.
Los defraudados son principalmente estudiantes y trabajadores, así como pensionistas que invirtieron una parte o todos los ahorros de su vida.
El dinero invertido por las personas defraudadas, a partir de registros de la UDEF, superaría en conjunto los 20 millones de euros cambiados a un monedero de la entidad Konto.Fx.
“Según los denunciantes de la presunta estafa los querellados difundían noticias falsas con personas conocidas, animando a invertir en criptomonedas a cambio de una suculenta rentabilidad. Así convencían a los inversores a registrarse en páginas web, luego, de forma inmediata, recibían una llamada por parte de los presuntos estafadores, quienes persuadían a sus clientes con rentabilidades seguras con bajo riesgo”, denunció La Razón.
Hay una telaraña de intereses entretejida alrededor de una red criminal que usa las criptomonedas para robar a la gente. El Juzgado 31 investiga a unas 120 personas, mientras que la policía científica y cibernética revisa 78 dominios de internet. Es tan extensa la red que abarca 30 países, tiene más de 235 cuentas bancarias y casi mil distintos números de teléfono para llamar a los incautos.
Nuevos competidores
¿Qué es una criptomoneda? Para el Banco de España son monedas virtuales o digitales en forma de criptodivisas o bitcoins que se usan como instrumentos de inversión y también como medio de pago mediante una tecnología conocida como blockchain (cadena de bloques); son sobre todo volátiles: nadie las controla ni las regula, por lo que casi siempre terminan en fraude.
“Es importante que la gente sepa que no es obligatorio aceptarlas como medio de pago de deudas u otras obligaciones; que su circulación es muy limitada; su valor oscila fuertemente, por lo que no pueden considerarse un buen depósito de valor ni una unidad de cuenta estable”, de acuerdo con dicho instituto central.
Desde que comenzó la pandemia este medio digital de inversión y hasta de pago pasó de cotizarse en diez mil dólares en diciembre del año pasado a los 40 mil dólares en enero de 2021.
Mientras varios países mantenían severos confinamientos ante la expansión del SARS-CoV-2, las búsquedas de inversiones en bitcoins se dispararon e inclusive otras monedas digitales también se han visto beneficiadas como el ethereum y el litecoin, mientras que plataformas de compra y venta de criptomonedas han vivido igualmente un auge como acontece con Coinbase.
El reinado del bitcoin llega a su fin, según lo cree Oanda Corporation, que analiza cómo va reduciéndose con el tiempo su predominio con la llegada de otras monedas virtuales: “El bitcoin pasó de tener para sí solo 70% del mercado de criptodivisas a 46% actualmente y seguirá variando mucho más en la medida en que se incorporen nuevos competidores”.
En más y más países se extienden las criptomonedas bajo la creencia de una protección contra el efecto de la crisis económica en medio de la pandemia. Si el oro es un valor refugio histórico por excelencia, el dinero digital está en la creencia de ciertas personas.
María Gómez, analista de finanzas, menciona que los países donde más crece la adopción de criptomonedas, además de Francia, son Ucrania, Rusia, China, Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Estados Unidos y algunos latinoamericanos.
En los últimos meses el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, decidió dar el salto a las monedas virtuales con Libra, que aquí en Europa se observa como “una verdadera amenaza” para el sistema financiero dado el potencial de usuarios que tiene la red social.
Se trata de más de dos mil 600 millones de cuentas activas en Facebook: es decir, uno de cada tres ciudadanos en el mundo tienen uno o varios perfiles.
Con la oposición de los reguladores estadunidenses, Libra fracasó en un escenario prepandemia; pero ahora los tiempos, las necesidades y la visión cambiaron totalmente y este 2021 se probará un piloto de la moneda virtual de Facebook rebautizada como diem dollar.
Ante la Reserva Federal la posición de Zuckerberg es que el dólar debe continuar siendo una divisa imprescindiblemente predominante en el entorno internacional y que la única forma de asegurarlo es dando el paso hacia una criptomoneda vinculada al billete verde.
Hay otro millonario estadunidense, Elon Musk, dueño de Tesla, que en los últimos meses manifestó un interés denodado y abierto en sus redes sociales hacia las criptomonedas, que según él “van a dispararse tanto que llegarán a la Luna”, pero sus movimientos a lo largo de este año despiertan suspicacias, sobre todo de supervisores que creen que Musk podría utilizar el refugio volátil de la moneda virtual para ocultar pérdidas en su compañía.
Hace unos meses Musk anunció que haría fuertes inversiones en bitcoins, nada menos que mil 500 millones de dólares, un movimiento que hizo saltar las alarmas de los supervisores bursátiles norteamericanos. La semana pasada el empresario alabó a dogecoin.
Si las monedas digitales parecían ignoradas por los sistemas financieros —y sobre todo por los gobiernos y los institutos centrales—, esta vez se aceleran varios proyectos desde la esfera gubernamental y bancos centrales caminan a meterse de lleno en una frenética carrera por las divisas digitales.
Gobiernos
El proceso en los gobiernos, institutos centrales y el sistema financiero, así como en el ámbito legislativo, va con rezago en relación a las monedas virtuales, pero la pandemia cambia las cosas y ahora varios gobiernos quieren sus propias divisas digitales.
De acuerdo con un análisis de BBVA Research las monedas digitales con apoyo de los bancos centrales, como el posible euro digital y el yuan digital, pueden ser una realidad en los próximos años.
“A diferencia de las criptomonedas, como bitcoin y ethereum, estas divisas prometen menor volatilidad y mayor seguridad. Además contarán con el apoyo de sus respectivas instituciones monetarias, encargadas de velar por la estabilidad financiera”, indica el estudio.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), dio instrucciones para la puesta en marcha de un euro digital bajo el concepto del Central Bank Digital Currency (CDBC, por sus siglas en inglés).
“Se trataría de una modalidad digital de dinero del banco central que es diferente de los saldos en la reserva tradicional o cuentas de liquidación y depende directamente de la institución”, a juicio del Banco de Pagos Internacionales.
Este mismo año iniciarán varias pruebas piloto al amparo del BCE. ¿Qué tendrá de diferente un euro virtual a un bitcoin? Alberto Muñoz, catedrático de Economía de la Universidad Española a Distancia (UNED), explica que las monedas digitales emitidas con apoyo oficial contarán con el aval de los bancos centrales.
“Una de las diferencias entre un euro digital y un bitcoin es su forma de emisión. Mientras en el caso del euro las operaciones son de carácter centralizado y el único que puede emitir es el BCE, en el caso de un bitcoin es totalmente distinto”, señala.
De la naturaleza de su emisión Muñoz asevera que una criptodivisa lanzada desde un banco central podrá tener una emisión sin un límite, mientras que la masa monetaria del bitcoin tiene un límite definido en los 21 millones de bitcoins.
Si bien las instituciones emisoras demoraron una década en tomarse en serio la naturaleza de las monedas virtuales, ahora hablan de programas piloto con sus criptodivisas desde el Banco Central Europeo, el Banco Popular de China con su e-yuan; el Riksbank de Suecia, el Banco de Japón, el Banco de Inglaterra; el Banco Nacional de Suiza y el Banco de Canadá.
La próxima batalla será en las monedas virtuales…
RECUADROS
(((GRÁFICA EN DISEÑO)))
China y su e-yuan
La pandemia redujo el uso del dinero en efectivo, en parte por cierto temor de la población a que el patógeno del SARS-CoV-2 pueda prevalecer adherido en las superficies de los billetes y las monedas.
Con varios países apostando fuertemente al desarrollo de la estrategia de las monedas virtuales, China desde el año pasado puso en marcha su programa piloto de su yuan virtual.
El e-yuan lo supervisa el Banco Popular de China. Hasta noviembre del año pasado se usaron en cuatro millones de transacciones algo más de dos mil millones de yuanes. Funciona principalmente en las ciudades de Shenzhen, Chengdu, Suzhou y Xiongan.
La moneda digital tiene el mismo valor que la moneda física. La intención es acostumbrar a la población a utilizar el dinero virtual y que durante una etapa entre en convivencia con el dinero fiduciario impreso y en metal.
Nadie sabe todavía hacia qué camino conducirá en el siglo XXI cambiar una cesta de monedas físicas por otras virtuales; si esto traerá además consecuencias en el sistema monetario internacional, y sobre todo en la hegemonía del dólar heredada desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo con BBVA Research la carrera por el liderazgo de las divisas digitales ya comenzó y tanto Europa como China quieren tomar la delantera y frenar el auge de las criptomonedas no reguladas, como bitcoin, ethereum, dogecoin y litecoin.
“El Banco Popular de China, el equivalente del BCE en Europa, ejecuta pruebas de su moneda digital con la ayuda de cuatro bancos del país. Ante la fuerza que adquieren en el entorno de los pagos digitales los dos gigantes tecnológicos asiáticos, WeChat y Alipay, China quiere tomar el control a partir de ahora, una vez visto lo bien que funcionan estos medios de pago en el país. La aspiración es que el yuan digital esté completamente operativo en 2022 y más a largo plazo el gobierno chino aspira a que su moneda digital sustituya a la moneda física en todo el país”.